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El Cinturón de Hierro ya es un gigantesco monumento protegido. «El Gobierno vasco ha publicado en el Boletín Oficial su calificación como bien cultural con ... categoría de conjunto monumental» tanto a esta línea de fortificaciones como a las defensas de Bilbao que las completaban, según ha anunciado esta mañana el consejero de Cultura y Política Linguística. Bingen Zupiria. «El objetivo de esta calificación es destacar el valor patrimonial que tiene esta defensa, recuperar su significado histórico y proteger esta infraestructura», la construcción militar más grande de la historia de Euskadi. Con esta medida, el Cinturón vuelve a estar blindado, pero ahora contra el abandono, el deterioro y el vandalismo.
El anuncio de la publicación oficial de la medida ha tenido como escenario el Museo Memorial del Cinturón de Hierro de Berango, una localidad que ha destacado por su labor en la conservación y divulgación de la parte de estas defensas que existen en su término municipal, y donde hoy se ha presentado también un nuevo Itinerario de la Memoria que las recorre. En el acto han participado junto a Zupiria la alcaldesa de la localidad, Anabel Landa; el director del propio Museo; Aitor Miñambres; además de la directora del Instituto Gogora, Aintzane Ezenarro; y el director general de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Andoni Iturbe. Han estado representados así todos los estamentos institucionales implicados en la conservación de esta histórica construcción militar.
Como ha recordado el consejero, el Cinturón de Hierro es una estructura defensiva de unos 80 kilómetros de desarrollo «que forma un anillo que nace y muere en la costa». Se extiende por 33 municipios de Bizkaia y Álava, la mayoría situados en el actual Gran Bilbao. Las obras de construcción se iniciaron el 9 de octubre de 1936, apenas un mes después de la creación del Ejército de Euzkadi (Euzko Gudarostea), dependiente del también reciente Gobierno vasco encabezado por José Antonio Aguirre. Su doble línea de fortificaciones fue proyectada por el comandante de ingenieros Alberto Montaud Noguerol, y ejecutada por los capitanes de ingenieros Pablo Murga y Alejandro Goicoechea. Ambos serían responsables de la caída de la defensa, cuya construcción no se llegó a completar, cuando pasaron al enemigo información sobre sus puntos débiles.
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El Cinturón de Hierro fue roto el 12 de junio de 1937, pero el propio bando franquista se encargó de ensalzarlo como una defensa temible para dar un tono de gesta a su conquista, que se produjo tras 48 horas de combates. Como ha señalado Zupiria, la infraestructura fue así «objeto de la propaganda» de ambos bandos, lo que con el tiempo ha añadido una mayor carga simbólica a su recuerdo.
Desde el punto de vista de la protección patrimonial, debido a su magnitud, «en Euskadi solo es comparable con elementos como el Camino de Santiago o las Estaciones Megalíticas», ha destacado también el consejero. Dada la situación de emergencia que afrontaba Bilbao, el Cinturón no fue proyectado como un conjunto uniforme y en él se aprovecharon construcciones ya existentes, como varios caseríos, que fueron fortificados. Así, es una serie de defensas en las que hay «trincheras, abrigos, nidos de ametralladores, muros» y los mencionados caseríos. Algunas de estas estructuras están en buen estado, varias se han restaurado –caso del nido de ametralladoras de Areneburu, en Berango–, pero otras se han perdido.
Como conjunto monumental, se han establecido tres zonas con usos más o menos limitados. La primera, o de especial protección, agrupa más de 300 elementos protegidos entre los que se incluyen «búnkeres, refugios, puestos de tiradores, caseríos fortificados…». Todos estos elementos cuentan con la protección más elevada y será necesario el permiso de la Diputación para cualquier intervención en ellos.
Las zonas de protección secundaria son aquellas en las que «suponemos o tenemos indicios claros de que ha habido restos de entidad, pero cuyo estado actual u otro motivo, impide una interpretación y valoración adecuada». Por último están las zonas de «protección básica», situadas en los límites del Cinturón de Hierro, o en torno a su línea recorrido. Se establece una protección menor que permite todo tipo de actividad, si bien ha de ser documentada.
«En todo caso», ha subrayado Zupiria, Al igual que en las otras dos zonas de protección, «quedan expresamente prohibidos los detectores de metales en todo el espacio protegido».
Pero el Cinturón de Hierro es mucho más que un resto del pasado. Tanto Zupiria como Ezenarro han subrayado su valor simbólico como recuerdo del drama «sufrido injustamente por miles de vascos» durante la Guerra Civil, como ha señalado la directora de Gogora. Ezenarro ha destacado el valor inmaterial que representa el Cinturón de Hierro. En su construcción «participaron 14.000 personas, en su mayoría civiles, muchas mujeres y menores de edad. Fue una obra colectiva de personas que compartían el compromiso de defender los valores democráticos, la libertad y los derechos de nuestro pueblo, ante una sublevación antidemocrática y una guerra injusta». Recuperar su memoria y divulgar los valores democráticos que defendieron es también uno de los fines de la conservación del Cinturón de Hierro.
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