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«Me llamaron desde la Asociación de Padres para prevenirme. Me advirtieron de que 'don Chemi' se había encaprichado de mi hijo, que tuviera cuidado porque se hablaba de que hacía cosas malas a los niños. Ese mismo día, sin esperar a que mi pequeño ... regresara a casa, acudí con mi marido a hablar con el director». Fue a finales de 1988. Merche (nombre no real para preservar su intimidad)se presentó inmediatamente en los Salesianos de Deusto. Nunca se habría imaginado lo que allí estaba a punto de suceder. El máximo responsable del colegio «nos aseguró que le iban a apartar y que aquello le venía muy grande, que lo lamentaba. Y nos llevó ante él».
Cuenta Merche que 'don Chemi' les recibió en una sala que les provocó «extrañeza» porque tenía un tatami. Muchos años después supo que era uno de los escenarios donde se habrían cometido algunos de los presuntos abusos que han denunciado ya más de 30 exalumnos (palizas, agresiones sexuales y violaciones sistemáticas). «Al principio lo negó. Luego admitió que le había dado besos a algunos niños porque estaba confundido. Que estaba pasando un mal momento y que la muerte de su madre le había hecho buscar afecto en los escolares. Finalmente, se puso de rodillas y nos pidió perdón». Esta mujer, cuyo hijo tiene hoy 40 años, relata cómo se quedó «descolocada», sin saber qué decir ante aquella escena. «Mi marido le advirtió de que nunca más se acercara a nuestro pequeño, que lo pagaría... Supimos luego que le había hecho también tocamientos, pero de esto nunca más volvimos a hablar en casa, hasta hoy».
El testimonio de Merche abre nuevas líneas de investigación en un caso que es posible que no tenga mucho recorrido en los tribunales, ya que los posibles delitos habrían prescrito. Para los afectados, sin embargo, el dolor que sienten «puede que nunca prescriba» y se están implicando a fondo para que se sepa «toda la verdad». El relato de esta madre añade un nuevo elemento a las pesquisas: que la Asociación de Padres ya estaba sobre el tema bastante tiempo antes de la salida del exprofesor (se marchó en el verano de 1990) y que el director conoció de primera mano, al menos en 1988, esta problemática.
El segundo comunicado emitido la semana pasada por la orden de los Salesianos, tras haber negado en el primero que tuviera conocimiento de queja alguna, reconocía que la comunidad supo «en 1989» que había dos casos que implicaban a José Miguel San Martín Unamuno. En el escrito pidieron perdón por no haber estado entonces a la altura:«Nuestra actuación fue a todas luces insuficiente (...) No actuamos con la diligencia que la gravedad de estos casos requería».
En los últimos días, las víctimas han mostrado su estupor porque el centro educativo no pusiera el asunto en manos de la Justicia y están reuniendo más datos y documentos que demuestran que se encubrió a 'don Chemi' durante «mucho tiempo». Por este motivo ponen en valor el testimonio de Merche. «Ya en 1988 se sabía y también antes», insisten.
ELCORREO ha tenido acceso a varios boletines de notas firmados por el exmaestro. El último de ellos está datado el 22 de junio de 1990. Es decir, el presunto abusador siguió dando clases hasta terminado el curso 1989-1990, aún cuando el colegio sabía lo que pasaba. Se da la circunstancia de que al menos uno de los denunciantes ha asegurado ante la Ertzaintza que fue víctima del «monstruo» en la primavera de 1990.
Otra de las cosas que hasta ahora no había trascendido es que 'don Chemi' siguió vinculado a los Salesianos en los primeros años de los noventa. Dos testimonios diferentes recogidos por este diario (el de una persona que trabajó para el exmaestro y el de un psicólogo que le conocía de manera estrecha) sitúan a San Martín en el famoso local del tatami, donde, al parecer, dio clases de psicología y reunió a adultos hasta, al menos, 1993. Se desconoce si la sala era cedida gratuitamente por el colegio o si se le cobraba un alquiler. «No tenemos certezas de aquella época, porque el director ha fallecido», argumentaron el viernes pasado fuentes del centro.
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