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Todavía está lejos de sus mejores días, pero ayer La Paloma volvía a bullir de actividad. Daba fe de ello Stefanie Langer mientras esperaba el embarque para volver a Berlín tras una semana en Euskadi. «La primera vez que viajo sola», subrayaba tras confesar que ... los mensajes del Gobierno alemán de no visitar España la habían preocupado. «Pero con el certificado de vacunación me siento segura y el País Vasco me ha cautivado», sentenciaba.
Dos semanas les quedan para recibir la primera dosis a los vitorianos Ane Elizburu, Andrea España, Txema Piñero y Unai Pinedo. Tienen 19 y 20 años pero están tranquilos: «somos muy prudentes». Iban a Valencia tras recorrer la costa vasca a pie «desde Irún a Bilbao, 25 kilómetros al día».
También María Ortíz y sus hijos Udane y Joel aguantaban cola para volar a Murcia, pero con una sonrisa en la cara. «Nos vamos una semana», confesaba ella mirando de refilón a su taciturno marido, Joseba Pérez, que se tiene que quedar a trabajar.
German Solar, trabajador del parking de la terminal, confirmaba este mayor ajetreo. «El 7 de julio abrimos el parking de larga estancia (570 plazas), y en el principal (2.000), aunque la primera planta esté casi siempre completa, en las otras tres hay huecos; estamos al 70%», aseguraba.
Los taxis también volvían a hacer cola. Treinta se agolpaban a las dos de la tarde, aunque los conductores aseguraban que «la cosa todavía no está para tirar cohetes». «Antes, de cada avión salían diez carreras y ahora dos o tres porque vienen semivacíos», apuntaba José Barreiro. En efecto, de dos llegadas de Menorca y Málaga, hicieron cinco servicios.
Obligatorio en muchos países
Bizkaibus, por su parte, también ve crecer los usuarios. «Hoy acabo el turno con 300 tickets vendidos, sin sumar los viajes que se pagan con la barik, y son 80 más que unos días antes», confesaba la operaria de la cabina de la empresa. En todo caso, matizaba que «seguimos lejos de los 500 de un día de verano de cualquier otro año, y qué te voy a decir de los 1.000 en los que está el récord».
El que se llevó una sorpresa fue Javier Pirfano, que vuelve hoy a Suecia tras tener a sus hijos en un campus del Athletic. «Me dicen que ya no hay vez para hacer test aquí en cinco días, así que toca correr a una clínica privada si no quiero perder el avión».
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