
Castro considera que queda mucho camino por recorrer para reconocer los derechos del colectivo LGTBIQ+.
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- No quiero meter la pata, pero no hace mucho hubo una agresión en Basauri y sigue habiendo denuncias por agresiones homófobas. ¿Son palizas? Seguramente no lo son. Pero vulnerarse se vulneran los derechos en los entornos laborales. El 75% de las parejas homosexuales no lo confiesan en sus centros de trabajo. No lo digo yo, lo dicen los sindicatos. Cuando este porcentaje es tan alto y no dicen que son LGTB en la empresa es porque hay miedo.
- ¿Por qué sucede todavía?
- Yo creo que la consecución de los derechos va en la escala de lo fundamental a la felicidad. Cuando se salió del franquismo lo que se buscaba era vivir. Y ahora lo que estamos buscando es mejorar nuestras condiciones en el ámbito laboral, en poder crear una familia, en poder tener los mismos derechos, por ejemplo, en el matrimonio, algo que ya hemos conseguido. Pero tenemos que seguir sumando retos.
- ¿Como cuáles?
- Aquí hay ciertas instituciones que solo apuestan por el género binario. Cada vez hay más migrantes que vienen a Euskadi y lo hacen porque consideran que es una tierra segura por su condición.
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