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La carabela portuguesa con su imponente 'vela' atemoriza estos días a los bañistas vascos, casi casi como si fuera la aleta de un tiburón. Aunque no son los únicos organismos gelatinosos que podemos ver en nuestras playas. La Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología (DAEM) del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco elaboró en 2013 una guía de identificación de medusas (incluye la carabela pese a ser una falsa medusa) que muestra las que llegan o pueden llegar al Cantábrico.
La mayoría aparecen por aquí con muy baja frecuencia y en pequeñas cantidades y la más común es la aurelia ('Aurelia aurita'), catalogada como de muy baja peligrosidad. Luis Ferrer, experto del Centro de Ciencia y Tecnología Marina y Alimentaria AZTI, señala que la carabela portuguesa es «el único organismo problemático que, a día de hoy, está amenazando nuestras playas. No debe sorprendernos que aparezca todos los años por aquí y generalmente en época estival. Puede que algunos veranos no llegue a nuestras aguas o que se acerque un número muy bajo de individuos, pero también puede darse el caso de que lo haga por miles, como sucedió en 2010, con más de 3.500 individuos localizados durante los meses de más calor».
Las medusas más habituales
De mayor a menor frecuencia
Índice de peligrosidad
Leve
Severa
Muy severa
Medusa común o aurelia
(Aurelia aurita)
Transparente con cuatro anillos púrpuras
25 cm
(máximo 40 cm)
Paraguas
Brazos orales para llevarse presas a la boca
Tentáculos, parte urticante
Cavidad gastrovascular. Función de boca y ano al mismo tiempo
Época: abril-septiembre
Medusa luminiscente o pelagia
(Pelagia noctiluca)
Rosácea o anaranjada
10 cm
(máximo 14 cm)
Ocho
tentáculos
Cuatro brazos
Época: primavera-verano
Aguamala, aguaviva o acalefo azul
(Rhizostoma octopus)
Blanquecina azulada
1 metro
Bordes violetas
Ocho brazos para alimentarse, se
asemeja a una coliflor
Época: más en julio y septiembre
Medusa de compases o acaelfo
radiado
(Chrysaora hysoscella)
16 marcas marrones sobreel paraguas
50 cm
Color blanco amarillento
24 tentáculos finos y largos
Cuatro brazos
Época: entre julio y septiembre
Velero
(Velella velella)
Vela que queda justo por encima del agua
1 a 8 cm
Disco azulado y ovalado
El disco flotador está rodeado de zooides pescadores tentaculiformes
Época: todo el año
Es un hydrozoo, no una medusa
Medusa crin de león
(Cyanea capillata)
2 metros
máximo
Coloración muy variable, desde rojo oscuro hasta amarillo
Muchos tentáculos,
unos 800
Medusa azul
(Cyanea lamarkii)
30 cm máximo
Gran cantidad de tentáculos
Transparente con una amplia variación de tonalidades entre el azul y el amarillo
ISABEL TOLEDO
Las medusas más frecuentes
De mayor a menor frecuencia
Índice de peligrosidad
Leve
Severa
Muy severa
Medusa común o aurelia
(Aurelia aurita)
Transparente con cuatro anillos púrpuras
25 cm
(máximo 40 cm)
Paraguas
Brazos orales para llevarse presas a la boca
Tentáculos, parte urticante
Cavidad gastrovascular. Función de boca y ano al mismo tiempo
Época: abril-septiembre
Medusa luminiscente o pelagia
(Pelagia noctiluca)
Rosácea o anaranjada
10 cm
(máximo 14 cm)
Ocho
tentáculos
Cuatro brazos
Época: primavera-verano
Aguamala, aguaviva o acalefo azul
(Rhizostoma octopus)
Blanquecina azulada
1 metro
Bordes violetas
Ocho brazos para alimentarse, se asemeja a una coliflor
Época: más en julio y septiembre
Medusa de compases o acaelfo
radiado
(Chrysaora hysoscella)
16 marcas marrones sobre el paraguas
50 cm
Color blanco amarillento
24 tentáculos finos y largos
Cuatro brazos
Época: entre julio y septiembre
Velero
(Velella velella)
Vela que queda justo por encima del agua
1 a 8 cm
Disco azulado y ovalado
El disco flotador está rodeado de zooides pescadores tentaculiformes
Época: todo el año
Es un hydrozoo, no una medusa
Medusa crin de león
(Cyanea capillata)
2 metros
máximo
Coloración muy variable, desde rojo oscuro hasta amarillo
Muchos tentáculos,
unos 800
Medusa azul
(Cyanea lamarkii)
30 cm máximo
Gran cantidad de tentáculos
Transparente con una amplia variación de tonalidades entre el azul y el amarillo
ISABEL TOLEDO
Las medusas más frecuentes
De mayor a menor frecuencia
Índice de peligrosidad
Leve
Severa
Muy severa
Medusa luminiscente o pelagia
Medusa común o aurelia
(Aurelia aurita)
(Pelagia noctiluca)
Rosácea o anaranjada
Transparente con cuatro anillos púrpuras
10 cm
(máximo 14 cm)
25 cm
(máximo 40 cm)
Ocho
tentáculos
Paraguas
Brazos orales para llevarse presas a la boca
Tentáculos, parte urticante
Cavidad gastrovascular. Función de boca y ano al mismo tiempo
Cuatro brazos
Época: abril-septiembre
Época: primavera-verano
Medusa de compases o acaelfo
radiado
Aguamala, aguaviva o acalefo azul
(Rhizostoma octopus)
(Chrysaora hysoscella)
Blanquecina azulada
16 compases marrones sobre el paraguas
1 metro
50 cm
Color blanco amarillento
24 tentáculos finos y largos
Bordes violetas
Cuatro brazos
Ocho brazos para alimentarse, se asemeja a una coliflor
Época: más en julio y septiembre
Época: entre julio y septiembre
Velero
Medusa crin de león
(Velella velella)
(Cyanea capillata)
Vela que queda justo por encima del agua
2 metros
máximo
Coloración muy variable, desde rojo oscuro hasta amarillo
1 a 8 cm
Disco azulado y ovalado
El disco flotador está rodeado de zooides pescadores tentaculiformes
Muchos tentáculos,
unos 800
Época: todo el año
Es un hydrozoo, no una medusa
Medusa azul
(Cyanea lamarkii)
30 cm máximo
Gran cantidad de tentáculos
Transparente con una amplia variación de tonalidades entre el azul y el amarillo
ISABEL TOLEDO
Las medusas más frecuentes
Medusa luminiscente o pelagia
Medusa común o aurelia
De mayor a menor frecuencia
(Aurelia aurita)
(Pelagia noctiluca)
Rosácea o anaranjada
Transparente con cuatro anillos púrpuras
Índice de peligrosidad
10 cm
(máximo 14 cm)
Leve
Severa
25 cm
Muy severa
(máximo 40 cm)
Ocho
tentáculos
Paraguas
Brazos orales para llevarse presas a la boca
Tentáculos, parte urticante
Cavidad gastrovascular. Función de boca y ano al mismo tiempo
Cuatro brazos
Época: abril-septiembre
Época: primavera-verano
Velero
Aguamala, aguaviva o acalefo azul
Medusa de compases o acaelfo
radiado
(Rhizostoma octopus)
(Chrysaora hysoscella)
(Velella velella)
Blanquecina azulada
16 compases marrones sobre la umbrela
1 metro
Vela que queda justo por encima del agua
50 cm
Color blanco amarillento
1 a 8 cm
24 tentáculos finos y largos
Disco azulado y ovalado
Bordes violetas
El disco flotador está rodeado de zooides pescadores tentaculiformes
Cuatro brazos
Ocho brazos para alimentarse, se asemeja a una coliflor
Época: todo el año
Es un hydrozoo, no una medusa
Época: más en julio y septiembre
Época: entre julio y septiembre
Medusa crin de león
Medusa azul
(Cyanea capillata)
(Cyanea lamarkii)
30 cm máximo
2 metros
máximo
Coloración muy variable, desde rojo oscuro hasta amarillo
Gran cantidad de tentáculos
Muchos tentáculos,
unos 800
Transparente con una amplia variación de tonalidades entre el azul y el amarillo
ISABEL TOLEDO
Vientos y corrientes Del Atlántico Norte al Golfo de Vizcaya
Ferrer aclara que varios estudios sobre la deriva de la carabela portuguesa junto al uso de pequeñas boyas de deriva superficiales «muestran que el inicio del viaje de las que nos están llegando se localiza en aguas abiertas del océano Atlántico Norte, en lo que denominamos Giro Subtropical. Asumiendo que la reproducción de la carabela portuguesa tiene lugar entre el verano y el otoño (no se descarta que suceda en otras épocas del año), al ser un organismo que vive en la interfaz atmósfera-océano, es decir en la superficie del agua, podemos decir sin equivocarnos que el motor de su movimiento va a ser directa o indirectamente el viento».
Añade Ferrer que solo en algunas zonas muy concretas donde la marea tiene un protagonismo destacado, como el Canal de la Mancha, la corriente causada por la marea también será fundamental en la deriva de la carabela portuguesa. E igualmente en las áreas costeras donde desembocan los grandes ríos, por el flujo de agua saliente. «Pero en general, en aguas abiertas, podemos decir que el viento puede llegar a explicar un elevado porcentaje de la deriva de las carabelas. Los vientos asociados a las borrascas que atraviesan el Atlántico Norte de oeste a este a partir de otoño e invierno provocan que en determinados años la carabela derive del océano abierto al Golfo de Vizcaya».
.
Carabela portuguesa
(Physalia physalis)
Es un sifonóforo, no una medusa
30 cm de largo y 10 cm de ancho
Hay minúsculas, de unos 3 o 4 cm de largo
Cresta o vela violácea
Flotador lleno de gas, transparente azulado
Tentáculos
Brazos de
alimentación
En cada cm2 hay
más de 1 millón de elementos urticantes
LA PICADURA
Los tentáculos disponen de unos elementos urticantes que usan para capturar presas y como defensa.
1
En el interior de la cápsula hay un
filamento enrollado y un veneno.
Disparador
Filamento urticante
recogido
2
Cuando roza una presa, la presión y el cambio de temperatura hacen que se libere el filamento.
Los filamentos salen eyectados
3
Se clavan en la presa e inyectan el veneno.
Piel de la presa
Filamento
urticante
desplegado
ISABEL TOLEDO
Carabela portuguesa
(Physalia physalis)
Es un sifonóforo, no una medusa
30 cm de largo y 10 cm de ancho
Hay minúsculas, de unos 3 o 4 cm de largo
Cresta o vela violácea
Flotador lleno de gas, transparente azulado
Tentáculos
Brazos de
alimentación
En cada cm2 hay
más de 1 millón de elementos urticantes
LA PICADURA
Los tentáculos disponen de unos elementos urticantes que usan para capturar presas y como defensa.
1
En el interior de la cápsula hay un
filamento enrollado y un veneno.
Disparador
Filamento urticante
recogido
2
Cuando roza una presa, la presión y el cambio de temperatura hacen que se libere el filamento.
Los filamentos salen eyectados
3
Se clavan en la presa e inyectan el veneno.
Piel de la presa
Filamento
urticante
desplegado
ISABEL TOLEDO
Carabela portuguesa
(Physalia physalis)
Es un sifonóforo, no una medusa
30 cm de largo y 10 cm de ancho
Hay minúsculas, de unos 3 o 4 cm de largo
Cresta o vela violácea
Flotador lleno de gas,
transparente azulado
Tentáculos
Brazos de
alimentación
En cada cm2 hay
más de 1 millón de elementos urticantes
LA PICADURA
Los tentáculos disponen de unos elementos urticantes que usan para capturar presas y como defensa.
1
2
3
Cuando roza una presa, la presión y el cambio de temperatura hacen que se libere el filamento.
En el interior de la cápsula hay un filamento enrollado y un veneno.
Se clavan en la presa e inyectan el veneno.
Disparador
Piel de la presa
Filamento
urticante
recogido
Los filamentos salen eyectados
Filamento urticante
desplegado
ISABEL TOLEDO
Carabela portuguesa
LA PICADURA
(Physalia physalis)
Los tentáculos disponen de unos elementos urticantes que usan para capturar presas y como defensa.
Es un sifonóforo, no una medusa
1
30 cm de largo y 10 cm de ancho
En el interior de la cápsula
hay un filamento enrollado
y un veneno.
Hay minúsculas, de unos 3 o 4 cm de largo
Disparador
Filamento
urticante
recogido
Cresta o vela violácea
2
Cuando roza una presa, la presión y el cambio de temperatura hacen que se libere el filamento.
Los filamentos salen eyectados
Flotador lleno de gas,
transparente azulado
3
Se clavan en la presa e inyectan el veneno.
Piel de la presa
Filamento
urticante
desplegado
Tentáculos
Brazos de
alimentación
En cada cm2 hay
más de 1 millón de elementos urticantes
ISABEL TOLEDO
Diestras y zurdas 500 kilómetros en un mes
Expone Ferrer que en noviembre del año pasado se detectaron ya las primeras carabelas portuguesas en Galicia y Portugal, y en febrero de 2023 en la costa de Gijón, todas ellas de muy pequeño tamaño. «Y es ahora en julio de 2023 cuando las empezamos a detectar en la costa vasca. Las carabelas han sido impulsadas por los vientos de estos últimos meses y es más que posible que hayan recorrido más de 10.000 kilómetros hasta llegar a nuestras costas, según nuestras estimaciones. Y solo en un mes pueden viajar más de 500 kilómetros, en función de la intensidad del viento. En este trepidante viaje, las carabelas han pasado de aguas oceánicas del Atlántico Norte al golfo de Vizcaya, el cual es una zona de retención para todo aquello que está flotando en la superficie del mar. Por así decirlo, el Golfo de Vizcaya es como un contenedor que todo lo que aquí entra es difícil, aunque no imposible, que vuelva a salir al océano abierto. Y finalmente, todo lo que ha entrado al Golfo de Vizcaya termina, más tarde o más temprano, en las costas de Europa occidental».
Además, la carabela, al igual que pasa con la velella, es un organismo dimórfico, es decir existen dos formas: zurdas y diestras. Las carabelas zurdas navegan en una dirección a la derecha de la dirección del viento, mientras que las diestras lo hacen a la izquierda. No obstante, cada organismo es un mundo y la navegación depende mucho de si la carabela lleva o no presas entre sus tentáculos. La parte flotante que queda fuera del agua termina en una especie de vela y recuerda a las embarcaciones ligeras usadas en viajes oceánicos en los siglos XV y XVI por Portugal y España. «Teniendo en cuenta que la deriva de las carabelas diestras y zurdas ante un mismo viento es diferente, este organismo colonial puede llegar a afectar a dos zonas muy separadas entre sí, como podrían ser las Islas Canarias y el Golfo de Vizcaya. Podríamos decir que son perfectos veleros, si no fuese porque suelen terminar varados en la costa, donde finalizan su vida».
Se han encontrado estos días en las playas de Donostia carabelas con una vela flotante de unos 3 o 4 cm, señala Ferrer, posible indicativo de que en esta pasada primavera pudo haber un pico de reproducción. Lo normal en esta época del año es que los ejemplares tengan ya un flotador bien visible de entre 10 y 15 centímetros. «Por tanto, es necesario extremar la precaución tanto si estamos dentro del agua como si estamos sobre la arena mojada, ya que estas carabelas pequeñas podrían estar mezcladas con algas y basura marina y ser difíciles de detectar».
No es un animal, sino muchos Cazadores, reproductores y la vela
Explica Urtzi Goiti, profesor del Departamento de Zoología y Biología Celular Animal de la UPV/EHU, que la carabela se diferencia de las medusas auténticas en que no es un único individuo, sino una comunidad: «Se trata de un hidrozoo colonial formado por diferentes tipos de zooides; unos se encargan de la reproducción, otros de la captura y digestión de las presas, y otros forman la característica vela de flotación».
Tanto las medusas como la carabela pertenecen al filo Cnidaria, por lo que están emparentadas. Dentro del ciclo vital de los cnidarios se diferencian dos fases, la forma polipoide y la medusoide, explica el profesor: «cuando es pólipo, vive sujeta a un sustrato y no se desplaza, y se suele reproducir asexualmente; mientras que en la fase de medusa, la típica con forma de paraguas, es móvil y se encarga de la reproducción sexual. Hay muchas excepciones y hay grupos de cnidarios sin fase de medusa y otros con únicamente esta».
Todos comparten una característica que da nombre al filo: células urticantes que contienen una estructura adaptada a inocular el veneno paralizante con el cual capturan a sus presas. «Pese a las diferencias -añade Goiti- aun sin ser medusas propiamente dichas, las carabelas se comportan como aquellas en cuanto a su relación con los seres humanos, y esa es la razón por la que se les denomina falsas medusas».
Calentamiento global Proliferación
La temperatura del agua superficial del mar en las zonas marítimas que rodean España fue en 2022 la más alta desde, al menos, 1940 (se llegaron a rozar los 30ºC en el mar Balear los días 11 y 12 de agosto). En cuanto a este año, nunca había estado tan caliente a principios de junio desde que hay registros, advierten en AEMET: En varios puntos del Mediterráneo y Canarias alcanzan valores entre 2,5 y 3,5ºC por encima de lo normal, pero en el Cantábrico la anomalía es todavía más apabullante: las aguas están en el norte hasta 4ºC más elevadas de lo habitual para estas fechas (y podría llegar a ser de 5ºC). La primera semana de junio, nuestro mar alcanzó los 20ºC, un récord histórico para ese mes. Estos días se encuentra a 22ºC.
Pese a esto, la llegada de la carabela no parece tener mucho que ver con este aumento de temperatura de nuestras aguas. Urtzi Goiti explica que los cnidarios (animales simples que viven en el medio acuático, sobre todo marino, como medusas, pólipos, corales, anémonas...) son generalmente más abundantes en aguas cálidas de zonas tropicales y subtropicales, «siendo esto aplicable al caso de las carabelas, que habitan regularmente las aguas de latitudes más meridionales. La llegada de las poblaciones de este hidrozoo a las costas cantábricas se debe a cambios en los vientos y corrientes marinas que han arrastrado a estos seres hasta nuestras costas. Los cnidarios carecen de células musculares pero pueden realizar pequeñas contracciones con células epiteliales, el característico lento movimiento de las medusas. Es por lo que no pueden 'escapar' de las corrientes marinas en las que se encuentran inmersas y a su merced».
Añade el experto que el que en nuestras playas el agua esté a mayor temperatura no es siempre debido a estas grandes corrientes de zonas más cálidas y por tanto no siempre más calor en el agua acarreará la llegada de carabelas. «Aun así, si los mares a nivel global siguen calentándose, tanto la mayor temperatura como los cambios que esto conlleva en las grandes corrientes oceánicas pueden derivar en una mayor proliferación y frecuencia de llegada de este y otros cnidarios».
Mantengamos la calma
Luis Ferrer (AZTI): «Aunque esto parece más el guion de una película de terror, no descartemos que puede pasar. Sería aconsejable que aquellas personas que practiquen la natación estos días en zonas alejadas a la orilla se informasen de la situación de nuestras playas y, por supuesto, llevar siempre una boya de natación, que nos va a servir como elemento de visibilidad. Además, como siempre permanece a flote, podemos utilizarlo como apoyo cuando estemos cansados, si tenemos un calambre o si sufrimos la picadura de una carabela. Solo es necesario encontrarse con una carabela portuguesa para que las picaduras en nuestro cuerpo nos hagan pasar un mal trago».
Ante esta situación lo recomendable, incide Ferrer, es mantener siempre la calma, aguantar como se pueda el dolor que nos haya ocasionado la picadura de la carabela, y avisar a alguien si vamos con compañía o vemos alguna embarcación cercana. Si estamos solos, debemos intentar mover el cuerpo para que los tentáculos que posiblemente nos haya dejado la carabela se caigan de nuestra piel. «Y tras comprobar que no tenemos pegado ninguno y después de un pequeño periodo de calma, emprender de nuevo la natación hacia la orilla para recibir asistencia médica lo antes posible».
En este sentido, «estos días de presencia de carabelas portuguesas es muy recomendable no nadar muy alejado de la orilla y, por supuesto, no bañarse cuando las condiciones de luz no sean las adecuadas para detectar a estos organismos sobre la superficie del mar o sobre la arena mojada».
Ni vinagre, ni agua dulce ni orina
El profesor Urtzi Goiti (UPV/EHU) desvela la mejor manera de tratar una picadura de carabela, la más dolorosa y peligrosa (provoca escozor y picor y hasta fiebre y vómitos personas alérgicas), aunque también aplicable a cualquier medusa. Lo primero es salir del agua tranquilamente para evitar ahogamientos, y una vez fuera limpiar la zona afectada con agua salada abundantemente, nunca con agua dulce, vinagre, amoniaco u orina, líquidos que aumentan la inoculación y la absorción del veneno. «A continuación, deberíamos retirar cualquier resto de tentáculos adheridos tanto a la piel como al bañador, ya que estos continúan activos incluso durante días. Por último, acudiremos al puesto de socorro o al centro sanitario más cercano, sobre todo si notamos síntomas respiratorios o cardíacos que pueden aparecer en ciertos casos».
Tradicionalmente se recomendaba, y se sigue haciendo, el uso de hielo, argumentando que este ayuda a bajar la inflamación causada por la toxina, «pero existen estudios que aconsejan hacer lo contrario, es decir sumergir la zona afectada en agua caliente ya que los componentes del veneno no resisten temperaturas más altas».
Añade Goiti que este debate sobre el uso del frío o el calor, incluso el del empleo del vinagre, sigue abierto, especialmente en zonas con gran abundancia de medusas y donde las picaduras son muy frecuentes, como en ciertas costas de Australia, donde se hallan dos de las medusas más peligrosas del mundo.
Hablamos de la 'Medusa Irukandji', que con menos de un centímetro puede causar una enorme variedad de síntomas (dolores de cabeza, vómitos, ansiedad, hipertensión y, en casos extremos, hemorragia cerebral mortal) y la 'Avispa de mar' o 'Medusa de caja australiana' ('Chironex fleckeri'), que inocula un veneno que puede provocar un paro cardíaco en cuestión de minutos; su contacto es tan doloroso, que muchas víctimas entran en shock y se ahogan o mueren de insuficiencia cardiaca antes de llegar a la orilla. Tranquilos, solo en Australia.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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