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Los vizcaínos no emigran tanto en busca de empleo a Madrid o Barcelona, como en busca de pisos más baratos y tranquilidad a Castro Urdiales ... y al Valle de Mena. Vuelve a ocurrir lo mismo que antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, en la primera década de este siglo. Pero ahora el fenómeno ha repuntado aún con más fuerza porque al asunto residencial se une el nuevo modo de vida pandémico o postpandémico. Han cambiado las prioridades.
Hay que comenzar recordando el entorno conocido: Bizkaia pierde población y envejece. Para explicar el fenómeno siempre solemos fijarnos, en primer lugar, en el saldo vegetativo: cada vez nacen menos niños (7.318 en 2020, la cifra más baja desde que se tienen registros) que ni de lejos llegan a cubrir las defunciones (13.243 en el peor año de la pandemia, aunque ya antes estábamos en casi 12.000). Si el territorio logra mantener habitantes, y algún año incluso ganarlos, es gracias a los inmigrantes. Pero con la crisis del covid han dejado de llegar extranjeros y Bizkaia perdió en 2020 (último ejercicio cerrado en las estadísticas oficiales) casi 5.000 vecinos, hasta quedarse en 1.144.123 (a 1 de enero de 2021).
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¿Ahí se termina la explicación del declive demográfico? Pues no. Hay que fijarse también en lo que el Instituto Nacional de Estadística (INE) llama 'flujos de migración interprovinciales'. Y aquí han cambiado muchísimo las cosas con la pandemia. Durante la última década, hasta la llegada del covid, el número de personas que salía de Bizkaia se compensaba con las que llegaban. A menudo incluso había saldos positivos. Pero en 2020 se produjo un vuelco. Se fueron a otras provincias 8.573 personas, y sólo llegaron 7.451. Eso supone un saldo migratorio negativo de 1.122, algo que no se veía ni remotamente desde 2008, cuando los 'números rojos' fueron 1.132. ¿Recuerdan? En aquellos tiempos la burbuja inmobiliaria estaba en máximos y la gente se iba a vivir a comunidades limítrofes.
otra vez el ladrillo
No adelantemos conclusiones. Antes hay que ver a dónde se van los vizcaínos. A menudo suele hablarse del magnetismo madrileño, que atrae inversiones y, por lo tanto, empleos. Pues bien, a la capital española, en 2020, se fueron 832 vizcaínos. Pero desde allí llegaron al territorio 884 personas, así que en el saldo salimos ganando. Los intercambios con Álava y Gipuzkoa también son intensos porque hubo alrededor de 800 migraciones a cada territorio, pero mayormente compensadas con alaveses y guipuzcoanos que se han venido a vivir aquí. Con Barcelona también hacemos tablas en el entorno de las 400 mudanzas en cada dirección.
El desequilibrio está en Cantabria y Burgos. Es por ahí por donde Bizkaia pierde población en términos migratorios. A Cantabria se marcharon 1.760 vizcaínos (con diferencia es el destino que ejerce más atracción), mientras sólo llegaron 1.060 cántabros al territorio. Ganan ellos 700. Y a Burgos se marcharon 672, frente a los 454 que llegaron. Una diferencia de 218. Entre ambas, un saldo negativo de 918 personas para Bizkaia, que explica casi en su totalidad los mencionados 'números rojos' con el conjunto de provincias españolas, los 1.122 antes avanzados.
Pueden parecer cifras no demasiado altas para una población total de más de un millón de habitantes. El problema es que la inmensa mayoría de la gente que perdemos son personas en edad activa, mientras que sólo algo más de la cuarta parte son jubilados que, se supone, regresan al pueblo o se van a vivir a su segunda residencia.
Pero lo realmente preocupante es la tendencia. Porque el revolcón de 2020 no parece ser nada puntual y caprichoso. Al contrario, va a más. Según los datos provisionales adelantados del INE, en el primer semestre de 2021 el saldo negativo de Bizkaia en las migraciones interprovinciales se ha elevado a 1.238. Esto es más que en todo el ejercicio anterior. En esa primera mitad del año pasado a Cantabria se mudaron 1.092 vizcaínos, mientras que Bizkaia recibió a 629 cántabros. Y en Burgos los movimientos fueron 457 frente a 220 a favor de los castellanos. El desequilibrio, ya se ve, va a más.
¿Será que la gente se marcha a las capitales a trabajar? No. Lo que crece en habitantes son los pueblos cántabros y burgaleses próximos a la muga con Bizkaia. Sobre todo, Castro Urdiales, que sólo en 2020 ganó 700 habitantes, algo nunca visto en la última década, al sumar 32.975 vecinos (cifra oficial del INE a 1 de enero de 2021). Guriezo, tras años estancado, pasó de 2.330 a 2.410; y Noja, que apenas se movía, subió de 2.588 a 2.650. En Burgos ha pasado algo parecido, aunque con cifras menores. El Valle de Mena subió de 3.805 a 3.987 vecinos, un 5% más en sólo un año. Y Medina de Pomar cortó una tendencia a la baja que arrastraba desde hacía tiempo sumando cien empadronados más, al pasar de 5.734 a 5.834.
Hasta aquí, las cifras. ¿Y las explicaciones? ¿Por qué está ocurriendo esto? Como siempre, hay varias causas y son todas ellas muy lógicas. Garbiñe Henry, doctora en Sociología Urbana y directora de Innovación y Emprendimiento de la Universidad de Deusto comienza llamando la atención sobre el precio de la vivienda. «Influye muchísimo». Pese a la crisis económica generada por la pandemia los pisos no han dejado de encarecerse y el metro cuadrado ya está a 2.756 euros en Bizkaia; y en Bilbao se dispara a más de 3.400. Además, la previsión del sector es que este ejercicio se eleven un 5% más. «No me atrevo a decir que estamos ante una nueva burbuja, pero hace falta una reflexión desde las instituciones porque los precios están disparados». Y lo están muy por encima de lo que unos veinteañeros y treintañeros mileuristas pueden asumir. Proclaman las administraciones que hay que retener población joven, pero para eso necesitan un sitio donde vivir.
los destinos
Ante esa tesitura, dice la socióloga, la reacción es la misma que en el arranque de siglo, cuando lo del ladrillo era un delirio: irse a lugares próximos más baratos y con buenas comunicaciones. Es cierto que sitios como Castro Urdiales ya no son el chollo que eran antes, pero sus precios siguen estando por debajo de los de los grandes municipios vizcaínos. Además, está el mar.
También la tranquilidad. Es el otro elemento en el que se fija Garbiñe Henry y que está en la lógica de las cosas desde que empezó la pandemia. «Todos conocemos a gente próxima que se ha ido a vivir a un pueblo, que ha dejado la ciudad en busca de más tranquilidad, de entornos más naturales». Si algo ha demostrado la crisis del covid es que se puede vivir de otra manera. Por ejemplo, teletrabajando. Un hábito este que facilita las migraciones a lugares relativamente próximos porque no es lo mismo conducir todos los días algo más de media hora para llegar a la oficina (desde Castro o desde Villasana de Mena), que hacerlo dos veces a la semana. O menos. O no hacerlo.
1.122 es el saldo migratorio negativo de Bizkaia en 2020, es decir, la diferencia entre las 8.573 personas que dejaron el territorio y las 7.451 que llegaron a él desde otras provincias.
Salidas a los pueblos vecinos De ese saldo negativo de 1.122 personas, 918 se corresponden con Cantabria y Burgos, las provincias que más población ganan a costa de Bizkaia. Madrid, pese a ser destino importante con 832 salidas, también es emisor de tal manera que en 2020 han llegado a aquí 884 personas procedentes de la capital española, con lo que el saldo queda casi en tablas. Igual ocurre con los otros tres territorios vascos.
1.144.123 era la población de Bizkaia a 1 de enero de 2021, tras haber perdido unos 5.000 habitantes en el peor año de la pandemia.
7.318 bebés nacieron en el territorio en 2020, mientras que se produjeron 13.243 defunciones. Este saldo vegetativo negativo solía compensarse con la inmigración, pero con la pandemia también ha pinchado.
Más sangría en 2021 En los seis primeros meses del pasado año la migración de personas vizcaínas a otras provincias se ha redoblado y el saldo negativo ha sido de 1.238 personas, más que en todo 2020.
Provincias | Población vizcaína que se va a otro territorio | Población de otro territorio que llega a Bizkaia | |
---|---|---|---|
1. Cantabria | 1.760 | 1.060 | |
2. Madrid | 832 | 884 | |
3. Gipuzkoa | 814 | 837 | |
4. Álava | 784 | 703 | |
5. Burgos | 672 | 454 | |
6. Barcelona | 399 | 421 |
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