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Una caída de ventas en los días previos a las navidades es la pesadilla que ningún comerciante quiere experimentar. Pero en algunos puestos de los mercados bilbaínos se ha hecho realidad. «Nos han cancelado pedidos y otros los están modificando porque van a ser menos ... en la cena», explicaba ayer Sonia López, que sirve en la pescadería Pili y Luis, en el Mercado de La Ribera. Como ella, sus compañeros también han notado una reducción del negocio en vísperas de los grandes banquetes. La multiplicación de los positivos y el temor a los contagios se dejan notar en la demanda, que les aleja ya de las previsiones respecto a otros años.
«Lo cierto es que nos esperábamos un poco esta situación», confesaba López resignada. Los últimos datos de Osakidetza y la clausura de numerosas aulas escolares por casos de covid han obligado a los ciudadanos a reorganizar sus mesas navideñas. «Mira, nos acaban de cancelar un pedido de ostras porque al final no van a poder juntarse tantos como esperaban», agregaba la empleada. En su puesto han optado por «ser cautos» y «no encargar mucho género», ante la sospecha de que «pueda haber más anulaciones».
En general, los comerciantes acusan todavía más las «modificaciones» en la cesta de la compra de los clientes. «Mucha gente no se va a juntar esta Navidad; unos porque se han infectado y otros por miedo a la circulación del virus», resumía la pescadera. En el mejor de los casos, «reducen el pedido».
En la planta baja del mercado, Mikel Rojo, de la carnicería La Riojana, aseguraba que la caída es notable. «No tenemos tantos encargos como otros años», admitía. Por el momento, en su local no han registrado anulaciones, pero sí han observado que «la gente está dejando de venir estos días». Rojo lo achaca igualmente a la expansión de la enfermedad propiciada por la alta contagiosidad de ómicron, la nueva variante del covid. Las cifras de los últimos balances sanitarios han sido «horribles», subrayaba, antes de introducir otro elemento penalizador de su negocio: la competencia de las grandes cadenas de supermercados que hay en el Casco Viejo. Un «problema» para ellos «desde hace tiempo». No obstante, encaraba la víspera de Nochebuena con cierto optimismo, confiando en que las compras de última hora reparen en parte la situación.
El Mercado del Ensanche no estaba corriendo una suerte mejor. Mireia Arce, de la carnicería que lleva su apellido, confesaba también frecuentes «cambios de menús» y cancelaciones completas. Una coyuntura que, a su juicio, hunde sus raíces en «los positivos y los confinados que hasta después de Nochevieja ya no pueden salir».
La Ribera fue precisamente ayer escenario de la presentación de la última campaña municipal promovida por el área de Salud y Consumo: 'Km0, Kalitatea, Zerbitzua, Salud'. El Consistorio busca situar a los mercados en el centro para «reforzar su imagen colectiva como embajadores bilbaínos del comercio de calidad y su importante labor en la difusión de una alimentación y hábitos saludables», en palabras de la concejala Yolanda Díez.
En el marco de esta iniciativa, se hizo entrega a los comerciantes de unos delantales en reconocimiento de la labor que desempeñan, así como bolsas reutilizables para los clientes. «Un regalo de agradecimiento a su fidelidad», apuntó Díez. Durante estos días, la concejala se presentará en los otros seis mercados de la ciudad -Ensanche, Deusto, San Ignacio, Labayru, Otxarkoaga y Trauko- para difundir la campaña.
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