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La flamante nueva estación intermodal de Bilbao se ha construido en el mismo espacio que ocupó durante más de veinte años su antecesora, la 'provisional' Termibus. Pero como bien saben los vecinos de no tanta edad, este solar no siempre se ha dedicado a recibir ... y despedir autocares. Durante casi toda la segunda mitad del siglo XX acogió un campo de fútbol.
El de Garellano fue el terreno de juego del Indautxu entre 1948 y 1996. Para los estándares actuales, fue un campo modesto pero que acogió algunos episodios deportivos notables, no necesariamente futbolísticos. Por ejemplo, fue meta de la Vuelta ciclista a España en mayo de 1961. Aquel campo de fútbol no contaría con iluminación eléctrica hasta noviembre de 1969, cuando se estrenó para un partido de Copa del Indautxu -entonces Indauchu- y el Fabril de la Coruña.
El campo de Garellano vivió otro episodio reseñable en agosto de 1983, pero en aquella ocasión no se trató de un acontecimiento deportivo. Se convirtió en un campamento de acogida durante las catastróficas inundaciones de agosto de 1983. El Ejército levantó allí tiendas de campaña para alojar a familias que se habían quedado sin hogar por las riadas.
El 28 de enero de 1996 el Indautxu y el Berriz jugaron el último partido de fútbol que se disputó en Garellano. A finales de aquel año, en diciembre, el entonces alcalde Josu Ortuondo inauguró las instalaciones provisionales de Termibus. Se trataba de centralizar las paradas de autocares que entonces se repartían por media ciudad, a la espera de que se construyera la estación intermodal de Abando, malogrado proyecto del arquitecto inglés James Stirling que solo se materializó en forma de maquetas deslumbrantes y carísimas.
Como se suponía que la parada de Garellano no iba a durar mucho tiempo, la estación mostraba bien a las claras su temporalidad: taquillas, servicios y bar se habilitaron en módulos con aspecto de contenedor y el conjunto fue cubierto con una carpa desmontable de aire circense que había sido ideada originalmente para proteger la Plaza Nueva, durante el mandato de José María Gorordo. Como recuerdo útil del pasado deportivo del terreno, en sus cuatro esquinas se conservaron las torres de iluminación del estadio.
La carpa, en la que pronto se abrieron goteras y rasgaduras, mostró su inutilidad cuando un temporal de viento la arrancó en noviembre de 1997. Fue sustituida por una cubierta desmontable diseñada en 1999 por Nicholas Grimshaw & Partners que dio un aspecto más digno a Termibus, cuando ya era evidente que la estación iba a tener más historia de la prevista. La provisionalidad inicial de Termibus acabó dilatándose dos décadas, hasta el 24 de febrero 2017, cuando vio salir a sus últimos autobuses para ceder el testigo a una nueva parada provisional y abrirse a la obra de excavación y construcción de Bilbao Intermodal, inaugurada ayer.
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