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«Cogeremos a la mitad de los niños, 50 en tres tandas, en lugar de cien. Económicamente vamos fatal, pero hay que sobrevivir con ello, tenemos que intentar llegar a septiembre por lo menos sin perder mucho dinero. Les va a atender nuestro equipo, somos ... profesionales de la educación. No hemos cogido monitores de verano porque estamos en ERTE. El primer día, nada más llegar, nos haremos a nosotros y a los niños un test de antígenos con la presencia de un sanitario. Es la única manera de garantizar que no viene nadie positivo. Si alguno lo es, tendrá que irse. Una vez seguros, no hemos previsto salidas fuera de la granja para evitar posibles contagios del exterior. Viviremos aquí, una especie de confinamiento, divididos en grupos de seis».
Cristina Cela, responsable de la granja-escuela Baratze de Gautegiz-Arteaga, abierta desde hace tres décadas, explica así 'grosso modo' el desarrollo de los campamentos de carácter privado para niños de 5 a 14 años que su empresa ha programado para julio y la primera semana de septiembre. Una actividad que incluye pádel, multiaventura y deportes acuáticos y que, como en otros casos, se convierte en una valiosa solución a los problemas de conciliación que ya existían y que se han visto acrecentados por la pandemia, además de en una oportunidad para que muchos de los 300.000 menores de 14 años que viven en Euskadi desconecten de las pantallas. «La respuesta de los padres ha sido muy buena, no están temerosos, confían en nosotros. De hecho, en cuanto saqué las plazas enseguida se completaron», subraya Cela.
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De acuerdo con la normativa vigente a día de hoy tras la crisis originada por el Covid-19, el Gobierno vasco ha establecido que las actividades que se desarrollen en las colonias deben hacerse en «subgrupos estables de un máximo de diez participantes además de los monitores» y «con distancia de dos metros entre subgrupos». En los campamentos con pernocta en vivac o en tienda de campaña, se recomienda airear el saco a diario y dormir una persona por tienda, salvo que se trate de hermanos.
En albergues y similares, las habitaciones compartidas deben ocuparse al 50 % de su aforo máximo -el mismo permitido en el campamento-. En el caso de utilizar litera, esta debe ocuparse por una sola persona, o dos en el caso de que se trate de literas de tres camas. Además, deben estar más separadas entre sí. A la hora de repartir la ropa lavada, los responsables de la colonia deben facilitar la lencería embolsada o empaquetada. Debe disponerse gel hidroalcohólico en la zona de acceso a las habitaciones, en los espacios de actividad y en comedores. Ventilación constante de los espacios y visitas familiares restringidas.
«El monitor se ocupará, cada mañana, de tomar la temperatura de cada participante, anotándolo en la ficha de seguimiento personal», indican desde el Área de Juventud y Deporte de la Diputación de Bizkaia. Son unas y otras las pautas que siguen los campamentos de carácter público, a las que cada empresa, colegio o entidad que organiza sus propias colonias añade además un protocolo propio.
«El año pasado gastamos miles de euros en máquinas de ozono y productos desinfectantes. Asumimos que, al recibir a menos niños, íbamos a perder dinero, pero confiamos en hacer viables todas las actividades posibles y salimos adelante. Este año está todo más regularizado y más normalizados los hábitos de higiene. Hay más conocimiento por parte de todos, padres y niños, y hay más tranquilidad en ese sentido», señala María Moreno, de la empresa Pinpoil Ocio, que moviliza cada verano a un millar de niños vizcaínos en campamentos de surf en Azkorri, campus de fútbol y multideporte en la ikastola Ander Deuna de Sopela, que alquilan cada verano (aún no han colgado el cartel de completo), y colonias de multiaventura e idiomas con pernocta en Cornejo y Medina de Pomar (Castilla y León), albergues en los el nivel de CO2 no deberá superar las 800 ppm (partes por millón). Esta comunidad autónoma obliga a realizar test de antígenos en todo campamento.
«La mayoría de las actividades se realizarán en espacios abiertos y de acceso controlado, dando un criterio de hermetismo a las mismas, con mascarilla y guardando la distancia en comedores o barracones-tiendas», argumenta Moreno. Por su parte, Xabi Zabala, a cargo de las actividades de baloncesto, fútbol, fútbol sala y multideporte organizadas por la asociación sin ánimo de lucro BizKir-Campus Bilbao, que se desarrollan en cuatro colegios de la villa, en Zamudio, en Abanto-Zierbena y en Zarautz, señala que «hemos quitado el campamento de pernocta por su difícil viabilidad». En compensación, hay otro de tecnificación para menores con alto nivel deportivo. «En deporte escolar el Gobierno vasco autoriza grupos de diez, pero nosotros haremos de seis», comenta de paso.
Hermetismo. En las colonias con pernocta los chavales no harán salidas fuera de la zona del albergue y vivirán en grupos burbuja estancos.
Consentimiento. En el caso de las colonias públicas, padres y madres deben firmar antes el documento de 'Aceptación de las condiciones de participación, obligación de información y consentimiento informado'.
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