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Después de tres temporadas marcadas por el miedo al coronavirus y las restricciones a los viajes internacionales, los hospitaleros preveían que este verano los albergues del Camino de Santiago superaran su récord de ocupación. Según explican desde la Coordinadora de Asociaciones de Voluntarios del Camino ... de Santiago, junio comenzó con niveles de ocupación excepcionales para esas fechas , con los hospedajes llenos una de cada tres noche, «y el resto de días con la ocupación sobre el 80%». Lo que vino después, en cambio, fue una avalancha mayor de la que preveían.
Desde la Coordinadora calculan que este verano unas 20.000 personas han recorrido el Camino del Norte -el que pasa por Bizkaia-, lo que superaría la cantidad de caminantes del verano de 2019. Estos números acercan al territorio al récord histórico de entonces, cuando se alcanzaron los 28.621 caminantes al terminar el año. «Una mitad duerme en albergues y la otra lo hace en hoteles o donde encuentren», señalan.
En Bizkaia el albergue más concurrido ha sido, un año más, el de Markina. Sus 40 camas han estado llenas la mayoría de las noches. «Es la puerta de entrada al territorio y la ruta desde Deba es muy dura», explica Juan José Mateu, miembro de la Asociación de Hospitaleros Voluntarios de Bizkaia.
Ayuntamientos. Son los responsables de conservar los caminos, la señalización urbana y la atención turística.
Diputación. Se encarga del mantenimiento y mejora de las rutas y de eliminar puntos negros en las carreteras.
Gobierno vasco. Señaliza el camino, realiza las gestiones para la mejora del trazado y promueve la ruta.
¿Y cuál es el perfil de quienes realizan el Camino de Santiago? ¿Ha cambiado algo desde la pandemia? Pues sí, al menos durante verano, cuando acuden más grupos. Los hospitaleros lamentan que «cada vez menos personas lo hacen de forma austera y aumenta quienes lo ven como una atracción turística». Según explican, cada vez es más habitual encontrar personas que contratan empresas para que les trasladen el equipaje hasta el final de la ruta. O quienes prefieren hacer las etapas en autobús. «Peregrinos que sientan y hagan el Camino de verdad hay muy pocos», lamenta Mateu.
Más allá de los posibles atajos, la mayoría de los peregrinos hace la ruta andando. «Nueve de cada diez apuestan por patearse el Camino y uno por hacerlo en bicicleta», explican desde la Coordinadora. Mientras, la cantidad de personas que recorre el territorio a caballo o a burro «es muy residual». Los hospitaleros explican que este verano han detectado un aumento en la cantidad de bicicletas eléctricas que han pasado por sus albergues. «Cada día al menos una, y aprovechan los enchufes para cargarla», cuenta Mateu.
Este verano, al igual que ocurría antes de la pandemia, han sido grupos de personas de entre 20 y 40 años las que han llenado los albergues vizcaínos. «No es habitual que recorran el camino entero y apuestan por hacerlo por trozos, explican desde la Coordinadora. En otoño, en cambio, la edad del peregrino se eleva a la franja de entre 50 y 70 años y la mayoría hacen el recorrido hasta la catedral de Santiago.
En otoño también es cuando deja de escucharse el castellano en los albergues. De hecho, los peregrinos extranjeros pasan de representar el 50% de los caminantes durante julio, agosto y septiembre a ser el 80%. ¿Y de dónde son? Pues este año han recorrido Bizkaia personas de 85 países. Los franceses, los alemanes y los italianos son mayoría, pero los hospitaleros destacan el aumento del peregrino estadounidense y el regreso de los asiáticos.
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