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Bonifacio García, conocido como Boni y propietario de la cafetería Lago del Casco Viejo, se ha convertido en el abanderado de la lucha de los hosteleros de toda la vida ... . Pretende que el Gobierno vasco les ofrezca el mismo trato que dispensa a panaderías, pastelerías y degustaciones, El pasado sábado, al mediodía, doce horas después de entrar en vigor el cerrojazo impuesto por el lehendakari a toda la hostelería y restauración de Euskadi, dos agentes de la Policía Municipal se acercaron a su establecimiento de la calle Correo para advertirle de la prohibición de vender cafés para llevar.
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Boni, uno de los hosteleros más populares de la capital vizcaína y famoso por sus rabas y caldos, había montado en el interior de su local una mesa con pinchos de tortilla de patata y abundantes piezas de bollería. También había encendido la cafetera para preparar cafés con leche y cortados y atender a los numerosos comerciantes de la zona que se acercan a diario a su local.
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Pero se quedó con la ganas tras censurar la rigurosidad con la que entiende que actúa el Ejecutivo autonómico. El decreto gubernamental establece que los bares no pueden servir bebidas para llevar y que solo pueden suministrar cafés y tazas de té, además de alcohol, si forman parte de un pedido de comida, con cita previa. Lo que enervó a los hosteleros tradicionales es que no se puso ninguna traba a muchas de las franquicias repartidas por la villa, donde además de la barra de pan debajo del brazo, bastantes clientes salían con vasos de café. Escenas idénticas se repitieron en los locales de Starbucks.
Ayer, Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB), volvió a considerar «injusta» la situación y exigió la mediación del Gobierno vasco. «No queremos ser ni más ni menos que nadie. O café para todos o para ninguno», solicitó. «Que me expliquen la diferencia de por qué unos sí pueden servir cafés sin necesidad de vender comida y otros no, porque yo, sinceramente, no la veo», argumentó. Los dueños de bares y restaurantes vizcaínos aseguran que, mientras no les den «una argumentación lógica», es imposible que puedan compartir «un criterio tan discriminatorio».
Consejero de Turismo
A la espera de que el Gobierno entre de lleno en el asunto, el consejero de Turismo advirtió ayer que todas «las medidas son revisables». Abría de esta manera la puerta de la esperanza a cientos de establecimientos -muchos más de los previstos en un principio, especialmente en Bilbao y Getxo- que han encontrado en el café y la comida a domicilio una vía de escape para obtener algunos ingresos que compensen el cierre a lo largo de todo noviembre.
Javier Hurtado reconoció que no fue su departamento el que tomó la decisión de impedir a los hosteleros la venta de cafés si no los acompañaban de comidas. Aseguró que el acuerdo se estableció en el consejo asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI). A preguntas de los periodistas, adelantó que trasladará esta petición en la próxima reunión del LABI.
El consejero socialista deslizó que todas las situaciones son «cambiantes», por lo que no descartó que las medidas puedan extenderse al conjunto del sector y ceñirse exclusivamente a una parte, como sucede en estos momentos. Hurtado dejó claro, en cualquier caso, la «responsabilidad» con la actúa en todo momento la Administración. «Todas las medidas permiten su revisión», garantizó junto al portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria.
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