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Pocas cosas hay más placenteras que tomarse una buena taza de café nada más despertar. O a media mañana, para aligerar la jornada laboral y ... recargar las pilas para continuar con todas las tareas en la oficina. Ahora, ese hábito cotidiano es más caro. Cualquier asiduo de las cafeterías ha notado en sus bolsillos cómo el precio de la taza se ha elevado de manera paulatina. Aunque algunos hosteleros lo han contenido, en muchos locales ya es normal pagar alrededor de dos euros, una cota impensable hace no tanto tiempo. Según los datos más recientes de la Organización Internacional del Café, que evalúa la cotización en origen de este producto a nivel mundial, su coste prácticamente se ha duplicado en un año, y eso afecta de forma directa al café que pedimos en nuestros bares.
La subida tiene una explicación. Más allá de cuestiones como la creciente inflación o los contratiempos logísticos del transporte global, una de las causas es el impacto del cambio climático en las cosechas, con importantes mermas de la producción. «Las heladas de Brasil y las sequías de Vietnam han influido, porque son los dos principales productores de volumen de café a nivel mundial. El primero supone más del 30% de la producción y el segundo, un 20%», explica Alejandro Rodríguez, cofundador de la tienda de degustación de café de especialidad Nokora Café, en Bilbao.
Otra de las razones es el aumento del consumo de esta bebida a nivel mundial. «En China ahora mismo ha incrementado muchísimo cuando hace 10 o 15 años no era así. Eso hace que haya una mayor demanda, y si la producción no crece, el precio sube», desliza el experto, que lleva 20 años dedicándose al sector del café.
Todas estas circunstancias han tenido un impacto directo en los bares y las cafeterías y, como consecuencia, en los consumidores. Los hosteleros no han tenido más remedio que subir el precio para que el negocio siga siendo rentable. «Al primero que le cuesta incrementar los precios es al propio hostelero. No es fácil, porque son clientes que van todos los días, pero no hay más remedio. No se trata de ganar más dinero, sino de cuadrar las cuentas», explica Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.
Así lo refleja Encarni Valle, que trabaja en Isipil, una cafetería de referencia situada en la calle Belostikale del Casco Viejo de Bilbao. El año pasado pagaban el kilo a 16 euros y este año su precio ha subido a 22. «Intentamos asumir la subida, pero llega un momento en el que no es posible, porque sube todo, y no solo el café, también el azúcar». En su bar, un 'con leche' está a 1,90 euros. En el caso del cortado, a 1,75. «Mimamos mucho el café con un producto de calidad, leche de marca y crema. Es muy importante», subraya.
Algunos hosteleros cruzan los dedos para que se siga manteniendo la demanda pese al incremento. Álvaro Cuadra, responsable de la cafetería Marakay, sirve en su establecimiento entre 200 y 300 cafés al día. En 2024 subió diez céntimos el precio a sus clientes, y este año lo ha vuelto a subir. Ahora, el café con leche cuesta 1,90 euros. Si se pide para llevar, asciende a 2,10. «Por el momento se mantiene la demanda. Es fundamental seguir ofreciendo precios competitivos, por eso incrementamos lo justo y necesario», expone.
En algunos casos, los hosteleros han optado por hacer ofertas de desayuno con pintxo de tortilla incluido. Olivia Naranjo regenta la cafetería Avenida, situada en Sarriko. El mayor porcentaje de clientes en su local son estudiantes de la universidad. En un plazo de seis meses, el precio del café le ha subido 4 euros, y asegura que la situación es «complicada».
«Como negocio tienes que hacer una subida para que sea rentable. Nuestra especialidad son las tortillas y siempre las servimos con el café. No solo ha subido el grano, también los huevos. Hemos notado cierta reticencia por parte de los clientes, pero vuelven porque el producto es bueno», relata. Otros hosteleros, como José Luis Rezola, responsable del bar Roma, un clásico en Bilbao, han decidido mantener el con leche a 1,80 euros. «Estamos aguantando un poco. Lo hacemos por los clientes y ellos lo agradecen».
Basta con dar un paseo por las calles de Bilbao para comprobar la cantidad de cafeterías de especialidad que han abierto en los últimos años. Los precios son más elevados. Uno con leche para llevar en Nokora Café, por ejemplo, tiene un precio de 2,70 euros. Los expertos defienden que sus productos son de una calidad superior. «Todos nuestros cafés están por encima de 85 puntos, lo que significa que son excelentes. Además, las cosechas de donde viene son recientes, lo que le da más valor. Creo que tiene que haber todo tipo de cafés, pero hay que darle al consumidor el conocimiento para que pueda escoger», argumenta Alejandro Rodríguez.
El precio del café varía en función de la ubicación, porque no es lo mismo tomarlo en el centro de Bilbao que en los barrios o, incluso, en los pueblos. EL CORREO ha salido a conocer la opinión de los ciudadanos en torno a la subida. Todos coinciden en lo mismo: «Ahora el café es caro». En Santurtzi, uno con leche cuesta 1,80 euros, y en Durango se pueden encontrar tazas por 1,50. «Vivo en Mungia pero trabajo aquí, por eso vengo a tomar el café. Puede haber una diferencia de unos 10 o 15 céntimos. La subida se nota en todo, también en la tortilla de patata», comentaba una señora que disfrutaba de su café en una terraza de la Intermodal. «He pagado 1,85 euros. Me parece muy caro, sobre todo a mí, que vengo de Burgos y allí está a 1,50. Hace años estaba por 150 pesetas», comentaba otro señor mientras miraba el ticket.
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