Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los ganaderos vizcaínos andan «mirando los mosquitos». El pasado año el calor trajo al territorio minúsculos insectos portadores de la enfermedad hemorrágica epizoótica, un virus que se distribuyó rápidamente por toda la Península Ibérica con gran incidencia en el vacuno y denominado en algunas comunidades ... como el 'covid de las vacas'. Un brote de un patógeno nuevo del que el sector, y los animales, todavía se están recuperando.
Según los datos que maneja el área de Medio Natural y Agricultura de la Diputación de Bizkaia, esta patología, que no se transmite a las personas, afectó a 684 explotaciones de la provincia. Sus propietarios notificaron -es una afección de declaración obligatoria en la Unión Europea- 430 ejemplares fallecidos y otros 2.630 enfermos. «En base a dichos datos, y teniendo en cuenta la tasa de morbilidad y mortalidad de la enfermedad, se estima que un gran porcentaje del censo bovino de Bizkaia, al menos el 80%, se infectó», señalan portavoces del departamento que dirige Arantza Atutxa, que ha abonado 550.000 euros en indemnizaciones por muertes y en concepto de ayudas por visitas veterinarias.
Ganaderos como Oneka Zaballa creen que habrán pasado el virus «el 100%». «El mosquito va a una ganadería y picará a todas», sostiene. En su caso están todavía «asustados». «Nos da miedo, porque el año pasado fue horrible», recuerda. No solo por «una cuestión económica», que también, sino por la «impotencia» de «verlas tiradas en el suelo y no poder hacer nada por ellas». En casa llevan «35 años» con la ganadería, y «son como hijas para nosotras». Todavía algunas vacas están «recuperándose» en un proceso «largo y desesperante». «Un par de ellas están con las patas fastidiadas, con las pezuñas muy débiles, que se les abren y se les cuartean», detalla.
Y es que entre los síntomas, además de fiebre, se encuentran anorexia, disnea, cojera, descamaciones en el hocico, eritemas en las ubres... En el brote del año pasado, en esta explotación de Dima perdieron tres vacas, a dos se les murieron los terneros al parir, otro un poco más mayor también pereció y sufrieron un aborto. «Fue caótico, porque cada vez que ibas a la finca pensabas a ver qué te ibas a encontrar», rememora. Pero de momento, y más allá de algún «susto» que se produce cuando ven a un animal un poco más flojo o «cansado», este verano no hay rastro de la enfermedad.
Portavoces forales señalan de hecho que este año no se ha notificado ningún caso. «Algunos estudios valoran que los animales infectados adquieren inmunidad para cerca de dos años, por lo que se prevé para este año una menor afección clínica», aclaran las mismas fuentes. En ese sentido, Zaballa asegura que «más hacia el sur, otros ganaderos que pasaron antes la enfermedad que nosotros, nos dijeron que no están teniendo prácticamente incidencia, se inmunizan, y te da un poco de tranquilidad no tener que pasar por esto otra vez».
Por lo que no esperan pasar tampoco es por el virus de la lengua azul, otra enfermedad transmitida por mosquitos. Se da sobre todo en ganado ovino, pero también en vacuno. «En la campaña sanitaria de febrero la Diputación daba la opción de vacunar contra este virus y lo hicimos para estar tranquilas», apunta Zaballa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.