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La vuelta al colegio ha sacado a la luz un problema que trae de cabeza a vecinos y, sobre todo, a padres de niños en Indautxu. Los residentes en el entorno de la plaza y sus usuarios denuncian que un grupo de personas que vive ... en la calle tiene «tomado» el espacio público. «Orinan en las papeleras, beben alcohol en medio del lugar y rompen botellas de cristal a plena luz del día», censuran. Esta situación, aseguran, también se da en los alrededores de La Alhóndiga, en la zona ajardinada.
Los denunciantes afirman que no es algo nuevo, pero que está degenerando con el paso de los meses. «Al principio había unas pocas de estas personas, pero, en los últimos tiempos, cada vez son más. A veces tienen trifulcas entre ellos y no es extraño que se lancen botellas o latas, con el riesgo existente para los peatones o usuarios del entorno o para los que estamos disfrutando con nuestros hijos».
Porque el gran problema, según refieren, es que la plaza tiene una intensa actividad infantil por las tardes y los fines de semana. Cuando los colegios cercanos (hay varios: Ikasbide, Nuestra Señora del Pilar, Jesuitas de Indautxu y Karmengo Ama, entre otros) cierran sus puertas, las zonas dedicadas a los pequeños y los bancos se llenan de niños que corren, se esconden y, en ocasiones, escapan a la vigilancia de sus progenitores. «A veces tienes que alejarte de ellos porque todo esta sucio, gritan, se pelean... No entendemos que esto suceda en plena calle», explica Mikel Deraun. Este hombre de 40 años ha grabado varios vídeos en los que se ve a los indigentes orinando en una papelera o durmiendo a plena luz del día, «con una manta echada por encima».
«No estamos contra estas personas. Sabemos que tienen problemas y que necesitan ayuda, pero tampoco nos parece bien que el resto de ciudadanos tengamos que pagar las consecuencias de su comportamiento», añade Mikel. ¿Y qué hace la Policía Municipal o la Ertzaintza? Los padres aseguran que llaman constantemente para advertir de la situación. «La verdad es que los agentes vienen; hablamos con ellos y nos dan la razón», cuentan. «Luego les identifican o les reprenden, pero, al de un rato, ellos vuelven por aquí para que todo siga igual», se quejan. El Ayuntamiento de Bilbao, por su parte, no hizo ayer ningún comentario sobre lo que está pasando en Indautxu.
En las últimas semanas, los residentes en el entorno han percibido una mayor presencia de las fuerzas de seguridad, sobre todo en los alrededores de La Alhóndiga, donde el trasiego de turistas es notable. Este jueves, sobre las cuatro de la tarde, en la zona ajardinada, había varios indigentes agazapados, comiendo entre las plantas, protegidos con cartones. «Estamos aquí de paso», aseguraba uno de ellos en un inglés muy precario. «Dormimos en la calle porque no tenemos dinero para pagarnos una pensión, pero nos vamos mañana», añadía.
De vuelta a Indautxu, los comerciantes y hosteleros de la galería subterránea que conduce al metro y al parking están también bastante molestos con las personas que piden dinero o «se dedican a comprar cervezas y vino en el supermercado y a beber aquí mismo, porque lo dejan todo sucio y no es la primera vez que orinan en esta zona de paso».
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