Bizkaiko Dantzari Eguna

3.500 dantzaris bailan al unísono en Urduliz

Hay otro número que también ha resultado llamativo esta mañana: el de los 70 de autobuses que han traído hasta Urduliz a todos los grupos participantes. Su desfile, según iban llegando, daba buena idea de la dimensión del certamen. A medida que llegaban, el 'desembarco' de dantzaris se iba haciendo notar según los grupos ocupaban sus posiciones para emprender el pasacalles que ha abierto la convocatoria.

Sonido de cascabeles, espatadantzaris con sus espadas, ejercicios de calentamiento, ensayos apresurados de última hora entre calles... y frecuentes vistazos al cielo. Porque la amenaza de lluvia ha sido constante, aunque no se ha materializado mucho más allá de un ligero chispeo en un par de momentos. Todo el mundo recordaba la edición de Sestao, en 2019, la última previa a la pandemia, «que fue pasada por agua, llovió muchísimo», como recordaban en Mamagirako Etorkizuna Dantza Taldea. Sin embargo, y como también señalaban otros dantzaris, en Zamudio, el año pasado, «hizo un calor tremendo en el campo de fútbol».

Esta vez se ha prescindido de un recinto deportivo y se ha optado de nuevo por llevar las danzas tradicionales vascas a la calle, literalmente. Como en la edición de 2018, que fue en la Gran Vía de Bilbao. Aunque con mejoras. Porque si en aquella ocasión hubo problemas de sonido, la música no alcanzaba y los grupos de los extremo casi tuvieron que bailar 'a sordas', esta vez, en Urduliz, gracias a los altavoces distribuidos a lo largo de todo el tramo, se ha podido oír de punta a punta, con el público situado a todo lo largo, en uno de los lados de la calle.

«Este es un día muy especial. Es nuestra gran fiesta», explicaba Begoña Berrio-Otxoa, una dantzari de Sondika que lleva bailando desde los cuatro años. «Tengo a mis amigas en el grupo, hacemos lo que nos gusta y lo disfrutamos. Y en el Dantzari eguna, más. Lo preparas y lo ensayas mucho, pero siempre va por delante el disfrutar y encontrarte con los demás grupos».

Andra Mari de Güeñes era otra de las agrupaciones con mucha historia a sus espaldas que acudía al Dantzari Eguna. «Esta vez hemos venido 14 mayores, los que que vamos a bailar, más unos cuantos niños», explicaba Peio Sánchez que, como casi todos los participantes, baila desde muy pequeño, «desde los tres años».

«Para nosotros este es un día para disfrutar, bailar, estar con la gente y vivir el ambiente» añadía uno de sus compañeros, Joseba Gartzia. «Al fin y al cabo», decía, «es el único certamente en el que nos juntamos tantos grupos de Bizkaia. Normalmente siempre tienes más contacto con un grupo que con otro, por cercanía o lo que sea, y esto te permite estar con todos».