Bizkaibus y Bilbobus prohíben los patinetes eléctricos a partir del 1 de febrero

Los dispositivos también están vetados en el metro, el tranvía, los servicios de Euskotren, Renfe y los autobuses Bilbao-Vitoria

H. Rodríguez

Lunes, 29 de enero 2024, 11:30

Los viajeros de Bizkaibus y Bilbobus no podrán meter sus patinetes eléctricos dentro de los autobuses desde el próximo 1 de febrero. La decisión llega ... después de que se haya producido «las diversas incidencias» en los últimos meses en otros sistemas de transporte público que han provocado «afecciones» en la prestación de los servicios, según informa la Diputación Foral de Bizkaia. El pasado viernes los responsables forales también anunciaron la misma media en las líneas regulares que unen la capital vizcaína con Vitoria.

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Bizkaibus considera que el transporte de patinetes y monociclos eléctricos «supone un riesgo tanto para las personas usuarias como para sus vehículos». Entiende además que «puede contravenir el Manual de Servicios que prohíbe expresamente la introducción en los vehículos de materias explosivas, inflamables, corrosivas, radioactivas, venenosas, tóxicas o contaminantes». La decisión no afecta, eso sí, ni a los vehículos destinados al uso de personas con movilidad reducida (sillas de rueda, etc), ni a las bicicletas eléctricas y ni a los patinetes que no dispongan de baterías eléctricas.

Bilbobus también esgrime motivos de seguridad para adoptar una medida que ya tomaron el pasado mes de diciembre Renfe, Euskotren (que gestiona la Línea 3 del suburbano y los trenes a San Sebastián, así como los que van a Bermeo y los del Txorierri y el tranvía de la capital vizcaína), Metro Bilbao y el Funicular de Artxanda. El veto, vigente desde el 15 de enero, se produjo después de que en octubre pasado uno de estos dispositivos estallara en la Línea 2 del Metro de Madrid, generando una gran alarma social.

Tanto el suburbano como Euskotren justificaban la decisión porque «tienen el deber de garantizar debidamente la seguridad de todas las personas usuarias». Argumentan que resulta «inasumible el potencial riesgo que dichos elementos suponen a día de hoy por las graves consecuencias que un incidente de estas características supondría para la integridad física de los viajeros, especialmente en el interior». Estos dispositivos son también perseguidos en Madrid, Cataluña, Sevilla, Londres, Dublín y Hamburgo aunque se permiten en muchas otras capitales europeas.

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