Bizkaia sucumbe a la fiebre del 'tamagotchi'

Hace un mes que las jugueterías vizcaínas se quedaron sin stock. Cristina Senin trabaja como dependienta en uno de estos comercios ubicado en la zona de Indautuxu y ayer se pasó el día repitiendo la misma frase: «Lo siento, pero ya no nos quedan, llevan más de un mes agotados». Y la decepción no tarda en aparecer en los rostros de los padres y abuelos que buscan la ansiada mascota virtual. «Llevamos semanas buscándolo y nada, ni por internet ni en tiendas físicas. Esta era nuestra última oportunidad», lamentaba Asun Ramos.

El regreso del popular monstruíto pixelado ha dado mucho que hablar. «Tengo 34 años, tuve un 'tamagotchi' y mis dos hijos me piden uno en 2023. Me siento aturdido», bromeó Aitor Bernal. Su madre, que le acompañaba, se lamentó entre risas: «Si lo sé hubiera guardado el tuyo».

Los dependientes y gerentes de las tiendas no se lo explican. Atribuyen esta 'fiebre' a las modas cíclicas, porque, según ellos, no ha habido un fenómeno relacionado con el juguete. «Con otro tipo de productos a veces es un 'youtuber' el que lo pone de moda o una serie infantil, pero en este caso no sabemos de dónde sale la fiebre del 'tamagotchi'», señaló Aitana Aguirre, vendedora en una tienda de Bilbao.

Nerea Silva, madre de dos niños, tiene una teoría: «Muchos padres tuvimos uno y lo recordamos con cariño. Hace meses salió una versión más moderna y, en un primer momento, creo que fue un poco impuesto por nosotros», señaló. Parece que la nostalgia que rodea a este pequeño huevo ha logrado rescatar un juguete que ya se creía pasado de moda. «Por mucho que los padres les digamos que algo es divertido, si de verdad no les gustara no triunfaría, pero en este caso hemos dado en el clavo», precisó Silva.

Pese a todo, el fenómeno 'tamagotchi' ha evolucionado, y ahora hay de dos tipos. El más básico, en blanco y negro, sigue haciendo lo mismo y se vende a 20 euros. Come, se pone enfermo, se hace caca y duerme. En cambio, el más completo, a color, tiene una cámara, acceso a minijuegos y hasta permite decorar la habitación del peculiar personaje y comprarle complementos. Eso sí, el precio se dispara hasta los 60 euros, aunque en su primera salida al mercado costaba 80.

No sólo en Bilbao escasea el 'tamagotchi'. La situación se repite en toda Bizkaia. Como en la juguetería Dizipoza, de Gernika, donde no queda ni uno. Y era tal la avalancha de interesados por el producto que hasta tuvieron que poner un cartel para avisar de que estaba agotado.

Pero no todos los pequeños se han rendido ante los encantos del 'bicho'. Son muchos los niños a los que les gusta jugar al aire libre, y eso se ha notado en las ventas de determinados productos. «A nosotros se nos agotaron los patinetes y la gente sigue viniendo a preguntar por ellos», indicó Amaia Aranaga, que regenta una tienda de juguetes en la calle Ercilla de Bilbao. «Los patinetes tienen algo que les encanta».

Además, hay otro grupo importante de niños con mayores inquietudes que buscan resolver sus curiosidades científicas. De ahí que los microscopios están teniendo «un éxito importante estas navidades», según explica Aranaga.

Hay otros productos que tampoco fallan nunca en las fiestas navideñas: los 'Pokemon'. «Nunca pasan de moda, es increíble» precisó Ana Ortiz, dependienta de la tienda de un centro comercial. «Muñecas, juegos de mesa, puzzles y libros tampoco faltan debajo del árbol», concluyó.