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Los colectivos vecinales Erandioko Auzokideok y Getxoko Auzokideok, además de las asociaciones ecologistas Eguzki y Ekologistak Martxan, han denunciado que el Consorcio de Aguas realiza vertidos «habituales» y «sin justificación» desde sus instalaciones de Galindo y desde la estación de bombeo de aguas de Lamiako a la ría de Bilbao. Algo, que aseguran, es un atentado contra la salud pública. También denuncian que estos episodios, que afirman que son regulares, también se han producido en plena época de baños. «Entre junio y septiembre ha sucedido en cuatro ocasiones, siendo la más alarmante de ellas entre el 25 y el 27 de julio», aseguran. Y han solicitado los datos. «Llevamos tiempo monitorizando la situación. Un día se veían las lubinas desde el muelle y al día siguiente, con el cielo azul y despejado, estaba la ría marrón y revuelta. Algo no funciona en nuestro sistema de saneamiento y es una realidad que no pueden ocultar porque la gente que vive a pie de ría se da cuenta, tantos vecinos como los trabajadores», explicó Kike Prada, impulsor de la asociación de afectados por el Gobela, natural de Erandio y exconcejal de Guk en Getxo.
La institución, asegura, reconoce que se realizan unos 100 vertidos anuales desde Lamiako y que el objetivo es llegar a menos de diez al año desde Galindo. El Consorcio de Aguas admite que sí se producen vertidos de aguas fecales a la ría, pero solo cuando hay fuertes tormentas. Las alcantarillas recogen todo, tanto las aguas pluviales como las residuales de los hogares, pero tienen una capacidad limitada y acaban expulsando el sobrante a la ría. Cuando hay fuertes aguaceros, el caudal es superior a la capacidad de las tuberías y «hay reboses puntuales repartidos por toda la red» que van a los ríos y terminan en el mar. Y los aliviaderos expulsan aguas residuales mezcladas con pluviales y desaguan miles de litros sin ningún tratamiento. Cuando se realizan los vertidos, ha explicado siempre el Consorcio, son autorizados, cuentan con el visto bueno de URA, el organismo del Gobierno vasco que controla la calidad del agua. En el caso de Galindo, los ayuntamientos también reciben información.
Aun así, la institución rechaza que estos alivios o vertidos se realicen cuando no hay lluvias- que provocan que el sistema colapse y sean necesarios- y los vecinos sostienen lo contrario, que son regulares. «Esa información es categóricamente falsa, ni la depuradora de aguas residuales de Galindo, en Sestao, ni ninguna de las instalaciones que gestiona sufren desbordamientos en ausencia de lluvias», ha expuesto el Consorcio, que lamenta «la reiterada difusión de estas informaciones que dañan la imagen de una instalación fundamental para el saneamiento de las aguas residuales de casi un millón de personas y modélica en cuanto a su gestión y explotación». Los vecinos y ecologistas plantean que «no estamos hablando de desbordes, si no de alivios regulares, y es un problema que éstos se produzcan haya lluvias o no».
Prada comenzó a investigar cuando, siendo concejal en Getxo, en verano de 2018, una oleada de contaminación fecal impidió el baño durante 11 días en varias playas. Los análisis que realiza el Gobierno vasco habían determinado que la concentración de bacterias fecales, escherichia coli y enterococos, era superior a la recomendada para la salud. «El 3 de junio llovió mucho y la red se desbordó» explicaron tanto desde la Agencia Vasca del Agua del Gobierno vasco como del Consorcio de Aguas. Entre los días 3 y 11 de junio de 2018 la depuradora de Galindo vació 200.000 metros cúbicos de aguas, algo así como lo que cabe en 80 piscinas olímpicas. «Cuando la estación está al máximo de su capacidad, para evitar que se paralice, el agua vuelve al medio menos depurada. No con la calidad máxima», explicó entonces una portavoz. Además, el Consorcio evacuó 160.000 metros cúbicos de aliviaderos, sobretodo desde los situados en Lamiako, La Benedicta, el tanque de tormentas de Santurzi o el colector de La Canilla. Comunicó estos datos a los ayuntamientos de Getxo, Portugalete y Santurtzi, URA y la Diputación de Bizkaia, según el protocolo de vertidos en tiempo de lluvias. A estos episodios se les denomina «episodios de contaminación de corta duración» y están contemplados en la directiva europea.
Por eso, desde el Consorcio apuestan por construir tanques de tormentas que almacenen ingentes cantidades de agua residual para ir canalizándola poco a poco al sistema de depuración cuando hay lluvias fuertes. Los ecologistas creen que construir tanques de tormentas no es la solución. Consideran que hay que avanzar en las redes separativas. Es decir, crear sistemas distintos para las aguas pluviales y fecales: las primeras acabarían directamente en el agua del la ría y las segundas, en la depuradora. Así, las tormentas no influirían en la capacidad del sistema de saneamiento.
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