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El Departamento de Medio Natural y Agricultura de la Diputación ha emitido un informe «desfavorable» respecto al plan presentado por la empresa Solaria para desarrollar una línea de alta tensión que cruzaría Bizkaia y descargaría en el Puerto la energía generada por tres plantas solares ... en Álava. En el escrito remitido al Gobierno vasco, la administración competente para decidir el futuro del proyecto, el Ejecutivo foral advierte de que el tendido eléctrico de 101 kilómetros que debe levantarse afectaría a «espacios y especies protegidas».
Bizkaia se suma así a la Diputación alavesa, que se ha mostrado mucho más beligerante con el proyecto de Solaria desde que trascendieron los pormenores de la actuación. El diputado general del territorio vecino, Ramiro González, ya auguró antes del verano que la promotora tendría un «camino difícil». La semana pasada insistió en que «no va a prosperar», y anteayer se supo que su Gobierno ha emitido cuatro informes en los que alerta de un impacto «inadmisible» sobre el agro, las carreteras y varios documentos.
El proyecto se encuentra aún en una fase incipiente, a la espera de que se determine si la promotora obtiene los permisos necesarios para seguir adelante. Solaria solicitó la pasada primavera al Gobierno vasco licencia para crear tres huertos con 310.000 paneles solares en las localidades alavesas de Zigoitia, Ribera Baja e Iruña de Oca, cuya energía sería descargada a la red en una subestación que se construiría en Zierbena. Este planteamiento obligaría a levantar una línea de alta tensión muy extensa de los que aproximadamente 25 kilómetros discurren por Bizkaia. El tendido entraría en el territorio desde Álava por Gordexola y afectaría a otros siete municipios: Orduña, Güeñes, Barakaldo, Galdames, Trapagaran, Abanto y el propio Zierbena antes de alcanzar las instalaciones del Puerto de Bilbao.
Los huertos generarían una energía equivalente a la que se necesita para abastecer de energía a 80.000 hogares. Un impulso muy importante a los planes vascos para la transición energética que tanto retraso acumulan. Se trabaja contrarreloj porque el Gobierno autonómico se autoimpuso hace años el objetivo de que el 21% del consumo eléctrico provenga de fuentes limpias para 2030. Actualmente ronda el 10%. El problema que presenta la idea de Solaria, cuyo presupuesto ronda los 150 millones, es que la línea de alta tensión obliga a construir medio centenar de torretas de unos 90 metros de altura en territorio vizcaíno.
A comienzos de junio, seis alcaldes del PNV de la Zona Minera escenificaron su rechazo al proyecto. La diputada vizcaína de Medio Natural, Arantxa Atutxa, llamó aquel mismo día a «reflexionar» sobre lo oportuno de ejecutar un tendido eléctrico de más de 100 kilómetros. «Si la energía que se obtiene no puede ser evacuada lo más cerca posible, el plan pierde un poco su sentido», dijo. La pelota queda así en el tejado del Ejecutivo autonómico. Desde 2021 la Ley de Administración Ambiental le faculta para imponer la construcción de molinos de viento o paneles solares contra el criterio foral y municipal en base al «interés público superior». El consejero de Transición Energética, Mikel Jauregi, pidió ayer que se abra un debate «sereno y racional» sobre las renovables porque Euskadi está a la cola de Europa en este tipo de proyectos.
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