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Bilbao va a tener un toque menos ‘british’ en su paisaje. El Ayuntamiento ha decidido renunciar a la compra de nuevas unidades de la flota más espectacular del Bilbobus: los autobuses de doble piso -cada uno de ellos cuesta 330.000 euros-.
Los dos vehículos ... en ruta han permanecido casi más tiempo en el taller que en la carretera, a cuenta de la sucesión de averías registrada desde 2015, según el balance que maneja la concejalía de Movilidad y Sostenibilidad que dirige Alfonso Gil, que asumió la gestión del transporte público ese año. Desde entonces han encadenado algo más de 200 reparaciones, valoradas de forma conjunta en 90.000 euros. Los dos vehículos permanecerán aparcados en cocheras durante lo que queda de de julio y el próximo mes de agosto. Las razones de esta parada estival no son las averías frecuentes que sufren estos vehículos, sino la reducción de los servicios y la disminución de pasajeros.
Fuentes de Bilbobus aclararon ayer que estos dos vehículos suelen ser retirados habitualmente durante los meses de julio y agosto por «razones prácticas. El número de pasajeros se reduce mucho, un 25%, lo que hace más recomendable usar autobuses más reducidos en este tiempo».
Nuevo servicio
Una factura insostenible en el servicio, puesto en marcha en 2011 en el último mandato de Azkuna. Los dos bilbobuses ‘londinenses’ cubren la línea 56 entre la plaza del Sagrado Corazón y el barrio de La Peña, un atractivo recorrido que atraviesa la ciudad, pero que está ‘minado’ para estos vehículos de gran tonelaje por la proliferación de elevados badenes entre Urazurrutia y Zamakola. De hecho, el fallo más frecuente es mecánico, detectado en las suspensiones y la carrocería.
La línea 56 del Bilbobus ofrece una visita turística por menos de un euro con la tarjeta Barik. Recorre toda la Gran Vía a la altura de las copas de los árboles -algunas ramas de los tilos rozan el techo del vehículo- hasta adentrarse en el corazón del Casco Viejo. Cruza el puente de La Merced y se mete por las estrechas callejas de Bilbao la Vieja de camino al puente de San Antón. Después se dirige por Urazurrutia, pasa por debajo del puente de Miraflores y llega hasta Zamakola, recta final de la ruta con parada en La Peña, al lado de la ría. Un viaje ideal para chavales y visitantes, pasajeros a bordo de un balcón panorámico.
El Bilbobus cubre esta línea con autobuses convencionales y con los dos vehículos de doble planta. Siempre que estén operativos, claro. Es tristemente habitual que uno vaya con las máximas expectativas en busca del ‘coloso’ del transporte público y se tenga que conformar con el normal. La respuesta de los conductores suele ser siempre la misma: «Está averiado. Se le ha fastidiado la suspensión». Demasiados saltos y badenes para el ‘gigantón’.
Han sufrido un total de 204 averías desde el año 2015 hasta mayo. Uno de ellos se ha visto frenado por la concatenación de 96 desperfectos, en cuya reparación se invirtieron 54.115 euros en ese tiempo. De ellos, 59 correspondieron a fallos mecánicos; 14 fueron eléctricos y 23, de carrocería. El extraordinario número de incidencias provocó que el vehículo sólo estuviera en funcionamiento durante 179 días en 2015 y durante 200, en el año anterior.
125 pasajeros puede transportar el autobús de dos pisos, equipado con 70 asientos. Su mayor capacidad -50 viajeros más que un Bilbobus convencional-, fue el motivo que animó al Ayuntamiento a comprar los colosos.
4 metros de altura Los bilbobuses de doble planta miden 4 metros y 20 centímetros de altura por 14 metros ed longitud.
Trolebús, el precedente Llegaron en los años sesenta a Bilbao procedentes de Londres con su típico color rojo y se incorporaron a la mayor parte de las líneas. La falta de piezas de recambio les abocó a la desaparición una década después.
El otro bilbobus de dos pisos registró 108 reparaciones -59 mecánicas, 23 eléctricas y 26 de carrocería-. En este caso, el valor de las reparaciones ascendió a 35.598 euros, incluyendo en ambos el coste de materiales y de mano de obra. Su elevada tasa de averías le dejó también en dique seco. En 2015, sólo funcionó durante 110 días. En 2016, durante 170.
Un cúmulo de incidencias que ha llevado a la concejalía de Movilidad a descartar la compra de nuevas unidades. Así lo reconoce el departamento municipal en una respuesta oficial ofrecida al grupo municipal del PP, interesado en conocer la situación de este servicio ‘estrella’ del Bilbobus.
En declaraciones a este periódico, Alfonso Gil reconoce que el trazado de la línea 56 es «muy exigente» con los autobuses de doble planta por su perfil técnico -tienen tres ejes- y su gran peso. Por este motivo, se inclina por sacarlos de esa ruta y buscarles otro destino. La concejalía ha abierto un debate sobre la recomposición de recorridos en función de los resultados de la Línea 3 del metro y del nuevo Plan de Movilidad.
En cualquier caso, el responsable de la circulación en Bilbao se muestra partidario de dar un uso turístico a los autocares de dos pisos, en un trazado más ligero y acorde a sus características mecánicas. Es decir, sin tantos desniveles.
La concejalía de Movilidad y Sostenibilidad apuesta con firmeza por los motores eléctricos con el objetivo de evitar el consumo de combustibles fósiles contaminantes y reducir los niveles sonoros que soporta la ciudad. El departamento que lidera Alfonso Gil (PSE) ha traslado el reto a la flota del Bilbobus, aunque también concederá ayudas a los coches eléctricos, sean taxis o vehículos privados.
La línea 56 de autobuses urbanos -entre La Peña y el Sagrado Corazón- podría verse reforzada con la entrada en funcionamiento de un nuevo autobús eléctrico -ya tiene uno operativo en esa ruta, construido por Irizar-. Recientemente, la concejalía autorizó la compra de dos unidades con esos motores para la flota del Bilbobus por un valor conjunto de 1.278.386 euros.
El uso de energías limpias en el transporte público es la gran apuesta de la concejalía de Movilidad. Los autocares eléctricos, totalmente silenciosos y sin emisiones contaminantes, alcanzan autonomías superiores a los 200 kilómetros y cuentan con baterías de sodio-níquel que proporcionan energía al motor.
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