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Lo que más llama la atención en las recreaciones que representan lo que será Zorrozaurre en el futuro son esos edificios tan raros y tan irregulares que están proyectados en la isla. Tienen forma de 'H' extraña, angulosa. A veces son incluso más intrincados. Parecen ... un poco cadenas rotas de ADN. Así es el diseño, casi escultórico, que dejó la arquitecta Zaha Hadid en el lejanísimo año 2004.
Como ya había revelado este periódico, el proyecto se ha quedado algo viejo. Hay que tener en cuenta que el plan urbanístico acaba de cumplir veinte años, una eternidad siempre, y más en estos días. Desde entonces ha habido una burbuja inmobiliaria, una crisis financiera, una recuperación económica, una pandemia planetaria, más crisis encadenadas, guerras, cambios radicales en el tejido productivo... Así que ya se contaba desde hace tiempo con que había que repensar el diseño de los edificios que van a formar parte de los parques tecnológicos para adaptarse a las nuevas necesidades de las empresas. Pero es que, además, en los edificios residenciales también hay cambios.
Todo aparece en la modificación del Plan Especial de Ordenación Urbana del Área de Zorrotzaurre, que ha sido aprobado inicialmente y contiene varias novedades sobre lo que se conocía hasta ahora. Seguramente la más llamativa es la revisión de esos edificios en forma de 'H'. El problema no es que generen plantas irregulares y dificultades para amueblar el piso por la falta de ángulos rectos, sino los recovecos que crean en la calle, los espacios angostos y potencialmente inseguros que quedan entre los brazos de la 'H'. Así que, para corregir esto, se añade al plan un artículo, el 61, que dice: «Las fachadas de la edificación se proyectarán y diseñarán sin recovecos ni elementos que generen zonas ocultas e inseguridad, configurando calles y espacios públicos diáfanos y seguros». Para lograrlo «se permitirá la ocupación, en plantas bajas, de los espacios resultantes de la ordenación entre los brazos de los bloques de tipología 'H'».
Hay que tener en cuenta que el proyecto de Zorrozaurre es muy peculiar, «no tiene nada que ver con desarrollos como Miribilla, donde las manzanas son cuadradas o rectangulares», explica Javier Martínez Callejo, director de Planificación Urbana del Ayuntamiento de Bilbao. Se refiere a que la isla está dividida en parcelas dentro de cuya huella los edificios irregulares pueden moverse ligeramente, «lo que permite cierta flexibilidad» en el diseño y orientación. Eso sí, sin exceder los metros construidos que en cada caso están autorizados. Además, la propia naturaleza irregular de estas 'envolventes' determina que los edificios hayan de ser también irregulares.
Como se ha dicho, para evitar que en la calle queden zonas inseguras entre los brazos de las 'H' lo que ahora recoge la norma es que en la planta baja se ocupen, dejando únicamente «dos metros con respecto a la alineación de los frente». Además, «estos espacios retranqueados deberán realizarse de manera que se entiendan como elementos ligeros, diáfanos y seguros, y deberán quedar iluminados».
Explica Javier Martínez que tras la puesta en marcha de varios edificios en la isla, en las puntas norte y sur, se han percibido ciertas situaciones que hay que «pulir»; es decir, «adaptarnos a las necesidades de hoy en día» o corregir problemas con los que no se había contado. Lo de las 'H' es un ejemplo, que afecta especialmente a la parte central de Zorrozaurre, donde aún no se ha levantado ningún edificio con esa tipología. Y los que ya están levantados o en construcción en los extremos «no tienen esa característica tan pronunciada».
Entre los cambios que recoge la nueva redacción de la norma urbanística está «la necesidad de introducir una subestación eléctrica detrás del edificio de Lancor», apunta Martínez Callejo. Y también se ha atendido la petición vecinal de «crear un frontón cubierto en la plaza, delante de la iglesia».
Lo que es muy importante y da sentido a Zorrozaurre y a su eslogan (un sitio 'para vivir y trabajar') es el suelo reservado para actividades productivas. Es decir, el parque tecnológico, que tiene un polo en la punta norte y otro en la punta sur. Aquí, en estos entornos, trascendieron ya antes de la pandemia los primeros problemas que generaba el diseño ideado por Zaha Hadid. Lo que estaba proyectado eran edificios de planta escueta y con altura. Un modelo este que se ha quedado desfasado porque lo que las empresas quieren ahora son plantas extensas, en horizontal, espacios diáfanos.
En 2019 este periódico ya informó de que el Ayuntamiento estaba buscando solucionar este asunto con el objetivo de hacer más atractiva la isla para el sector empresarial y facilitar unas implantaciones que están tardando en llegar. Incluso un lustro después. Pues ahora se dan soluciones, a ver si hay suerte. «En alguna parcela, donde había cuatro volúmenes, se contemplan dos», explica el director de Planificación Urbana. Eso lo que supone es que, manteniendo la superficie edificatoria, se generan edificios con plantas más amplias, un modelo «más adecuado, menos fragmentado» de lo que estaba inicialmente previsto. «Se trata de reordenar los volúmenes, porque la edificabilidad se mantiene».
También para favorecer la implantación de empresas de los sectores más codiciados, los que generan producto de mayor valor añadido, se autorizan usos en los edificios que van más allá de poner oficinas. En el PGOU de 1995, el que estaba vigente cuando se redactó el proyecto de Zorrozaurre, los inmuebles reservados para servicios se concebían como «edificios de oficinas», mientras que ahora «se definen como 'actividades @'». En la práctica, lo que eso supone es que donde antes sólo podía haber mesas y sillas ahora «se permite, por ejemplo, montar una sala de prototipaje, o un laboratorio», aclara Martínez Callejo. No se puede desarrollar ahí la producción industrial del producto, pero sí utilizar, por ejemplo, una impresora 3D para hacer prototipos o crear un nuevo diseño de bicicleta que luego se produzca en cadena en otro lugar.
Hay muchos más cambios, de menos entidad, en la nueva versión del Plan Especial de Ordenación Urbana de Zorrozaurre: desde permitir patios interiores en ciertos edificios de bastante anchura, hasta reservar plazas para residentes en uno de los dos parkings proyectados. Una vez que ha terminado el periodo de alegaciones, el texto afronta sus últimos pasos para entrar en vigor y pasar a regular el desarrollo de la isla, que empieza ya a asomarse al mundo de los vivos.
Excavar en una isla que, lógicamente, está rodeada de agua implica ciertas complejidades. «Las constructoras tienen dificultades para edificar los sótanos, está siendo compleja la construcción en el subsuelo», asume Martínez Callejo. Hasta ahora las empresas tenían «la obligación de ejecutar los metros cuadrados» que tenían asignados en los garajes, y eso en ocasiones les forzaba a excavar una planta extra cuyo coste y dificultad no compensa lo que les va a dejar el valor de las parcelas. Así que la novedad es que con la nueva norma únicamente tendrán que hacer el número de plazas de garaje que establece la regulación, y si lo hacen optimizando el espacio no deben consumir todos los metros cuadrados asignados. En ciertos casos eso les eximirá de excavar una planta más.
Otros cambios
300 plazas tendrá cada uno de los dos parkings de rotación que se construirán en los extremos de la isla. En el de la punta sur, el más próximo a la zona ahora habitada, donde los edificios no tienen estacionamientos subterráneos, se reservarán plazas para residentes.
Estacionamientos reservados para bicis En los aparcamientos de los edificios debe reservarse espacio para las bicicletas. Así, deberá haber 1,5 plazas para bicis por cada vivienda. En edificios de oficinas, una plaza por cada 50 metros cuadrados construidos. En hoteles, depende: si son de cinco estrellas, una plaza por cada seis habitaciones; y si son de dos o menos estrellas, una plaza por cada doce.
3 edificios han visto revisadas sus alturas, manteniendo la edificabilidad. El más singular es una promoción de Visesa que gana una planta tras separarlo de la línea de costa.
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