

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Lo de Moyúa, con tantos retrasos y tantos silencios en los últimos años, no tenía buen pronóstico. Ahora se confirman los malos presagios: el Ayuntamiento ... renuncia a cortar al tráfico privado la gran rotonda que ejerce como corazón de Bilbao. El Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), aprobado en 2018, recogía esta medida tan relevante y preveía que debería estar ejecutada a mediados del ya lejanísimo 2020. Cíclicamente, durante el último lustro, el equipo de gobierno local venía esgrimiendo argumentos variados para explicar la inejecución persistente. Pero ahora ya no hay más despejes hacia el futuro y los dirigentes municipales asumen que esa obra ni encaja en este momento ni pone fecha.
Por situar el asunto: lo que estaba previsto era reservar Moyúa para el uso exclusivo del transporte público, los peatones y los ciclistas, prohibiendo la circulación del tráfico privado. Lo mismo que en el tramo de Gran Vía desde ahí hasta Alameda de Urquijo. El cambio permitiría ampliar las aceras en toda la plaza, dejando únicamente dos carriles para los autobuses y los taxis (ahora hay tres). Se trataba de una maniobra muy en la línea con lo que se está haciendo en el conjunto de la ciudad con el fin de amabilizar las calles: destinar más espacio al paseo y a la convivencia a costa de reducir el colonizado por los coches en décadas de urbanismo a su servicio.
A medida que iban discurriendo los años sin que se ejecutase la obra, muy anunciada en su día con profusión de gráficos descriptivos, el Ayuntamiento arguía pretextos variados. Por ejemplo, que había que esperar a ver cómo se comportaba la circulación tras la supresión de la rotonda de la plaza Euskadi, actuación vinculada a la ampliación del Museo de Bellas Artes y que también está metida en un cajón. O, luego, el gobierno local señalaba que convenía analizar el impacto de la zona de bajas emisiones (ZBE), que finalmente será implantada en abril para limitar el acceso a Abando e Indautxu de los vehículos más antiguos y contaminantes.
Todos estos pretextos ya eran indicio de un escenario poco prometedor. Tras ellos llega el momento de confirmar lo que indicaban las señales: «Ahora, lo de Moyúa no encaja», asume Ignacio Alday, director de Movilidad. El gobierno municipal ha descartado afrontar este proyecto en el medio plazo -y, desde luego, en este mandato- porque el centro de la ciudad ya está metido en una revolución con muchos frentes abiertos.
Está, por un lado, la mencionada implantación de la ZBE, que previsiblemente reducirá el tráfico en el entorno porque entre las siete de la mañana y las ocho de la tarde no van a poder acceder a él los vehículos de gasolina anteriores a enero de 2006, ni los diésel anteriores a septiembre de 2015. No será aplicable a los residentes y habrá moratorias diversas para diferentes colectivos, pero aún así el impacto se prevé relevante.
Por otro lado, están las obras inminentes que modificarán de un modo intenso el centro de Bilbao. Alday menciona de manera especial la ampliación del parking del Ensanche, que supondrá la peatonalización de uno de sus laterales. Pero es que antes de la culminación de ese tajo -que ya se está preparando y que arrancará también en abril, cuando la ZBE- habrá casi tres años de obras de gran complejidad y afección al tráfico. ¿Por qué? Porque se van a cortar las dos calles laterales (como queda dicho, una de ellas no se volverá a abrir) y el tránsito de camiones será constante (se va a demoler toda la instalación y luego habrá que excavar dos plantas más). En distintos ámbitos municipales hay cierta preocupación por cómo se va a gestionar semejante alteración de la rutina en un punto tan estratégico del centro de la ciudad. Además, todo ello coincidirá exactamente en el tiempo con la transformación del Edificio Mapfre, ahí al lado, en la cuarta sede judicial de Bilbao.
Otra modificación en ciernes es la segunda fase de la reforma de la calle Rodríguez Arias. El objetivo es convertir esta arteria, paralela a la Gran Vía, en un eje comercial. Es más, lo que se busca es que se conecte a la zona de la estación de Abando por Cardenal Gardoqui y Padre Lojendio, articulando así un espacio tranquilo que atraviese el centro de Bilbao, desde Hurtado de Amézaga hasta Sabino Arana. Se van a retirar las plazas de aparcamiento y dar un aire nuevo al espacio público. Se ve la idea que se busca en la primera fase, ya ejecutada, entre Alameda de Recalde y la plaza Campuzano. Y lo que va a comenzar, previsiblemente este verano, es la reforma del tramo desde Alameda de Recalde hasta Marqués del Puerto. También se llevará a cabo una reurbanización similar en las calles perpendiculares: Telesforo Aranzadi, Máximo Aguirre y García Rivero.
Noticia relacionada
Por si todo esto fuera poco en términos de renovación del centro de Bilbao, está por llegar la reforma del pabellón de La Casilla, que no consistirá solo en tumbar la estructura actual, sino también en reurbanizar la plaza y las calles circundantes. El proyecto y la ejecución de la obra se licitarán, según el último calendario municipal, el mes próximo. La voluntad es, además, que se dé continuidad por Autonomía al corredor verde de María Díaz de Haro. Y en el futuro también se quiere renovar esa gran arteria, Autonomía, para que deje de ser una frontera entre dos zonas de Bilbao muy próximas y al mismo tiempo muy alejadas.
En definitiva, que los barrios de Abando e Indautxu y sus zonas inmediatamente limítrofes van a cambiar bastante en los próximos años, si es que se cumplen los planes municipales. Y las diferentes actuaciones que se van a llevar a cabo tendrán un efecto notable en el tráfico. No es solo que se vayan a peatonalizar calles; es que la supresión de estacionamientos en superficie y la entrada en servicio de muchas plazas más en parkings subterráneos (en el Ensanche y en La Casilla) alterará los flujos de coches. Así que, según la tesis del gobierno municipal, no es momento de meterle mano a Moyúa ni en el corto ni en el medio plazo, hasta ver qué pasa con todo eso.
En su contexto
25.000 vehículos circulan cada día por la plaza Moyúa, un punto crucial para el tráfico por el centro de Bilbao.
3.500 son los vehículos que transitan por el tramo de Gran Vía entre la plaza Circular y Mazarredo; no es una zona muy transitada y no se preveían grandes problemas para cortar ahí el tráfico privado.
550 plazas de aparcamiento subterráneo ganará Bilbao en los próximo años: 350 tendrá el estacionamiento que se construirá bajo el nuevo pabellón de La Casilla, y la reforma del parking del Ensanche lo aumentará en 200 (ahora tiene más de 300). Con todas ellas se pretende compensar la pérdida de plazas en superficie que implican reformas como las de Rodríguez Arias.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.