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El tilo imponente tumbado en Jardines de Albia por el vendaval de la pasada semana es la representación perfecta de la distancia mínima que separa la anécdota del drama. Menos mal que no pasaba nadie por ahí.
Este asunto preocupa en el Ayuntamiento de Bilbao ... porque con el cambio climático aumenta el riesgo de que ocurran cosas así con más frecuencia: el régimen de lluvias está cambiando y cada vez cae menos agua, al tiempo que hay más plagas por el aumento de las temperaturas. Estos factores propician el debilitamiento de los árboles, que pierden vigor. Y en ese estado, algo flojos, afrontan el aumento de los fenómenos extremos como los vientos fuertes, que los atacan con más virulencia.
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Por eso, «por la situación climática», desde hace un tiempo los técnicos municipales están «reforzando la vigilancia del arbolado», revela José Luis Azpiazu, director de Servicios en el Ayuntamiento. Según sus censos, en la trama urbana de la ciudad hay casi 35.000 ejemplares (no entran aquí los que están en el anillo verde). De ellos, 13.646 son «de alineación», es decir, están en las calles; y 21.078 crecen en parques y jardines.
«Controlamos todas las unidades», dice Azpiazu. Lo hacen 23 técnicos municipales. Primero hay un «análisis visual» en el que se estudia el aspecto exterior, inclinaciones, grietas, etcétera; también se atiende al «sistema radicular», es decir, a las raíces; y si hay síntomas de alerta se abordan tomografías con el fin de detectar si hay pudriciones en el interior del tronco y su alcance. Este último es un sistema no invasivo, no requiere de catas ni de nada semejante, porque se utilizan ondas sonoras para conocer la salud interna del ejemplar.
290 especies
diferentes de árboles conviven en las calles y los parques de la ciudad
¿Y cuál es el estado de salud de los árboles en Bilbao? «En general no es mala, pero sí estamos notando que el cambio climático está menguando la vitalidad de ciertos ejemplares», asume el experto. Esto ocurre tanto porque algunos requieren más agua de la que cae, como por «las afecciones de insectos y por nuevas infecciones» propiciadas por el calentamiento global.
Ante esta situación, los técnicos municipales están analizando las normas que regulan los protocolos y las medidas de actuación, además de determinar qué especies son ahora más idóneas para plantar en la ciudad. En este sentido, se toman en cuenta criterios variados que van desde los estéticos hasta los funcionales y ecológicos. Porque no se necesita lo mismo en un parque, donde se busca sombra y frondosidad en la copa, que en una acera, donde las ramas pueden meterse en la cocina de los vecinos que viven por ahí. A veces, si la masa vegental quiere funcionar como pantalla, se apuesta por la hoja perenne; y si lo que se quiere es sombra en verano y luz en invierno, se va a especies de hoja caduca.
Como ejemplo de especial vigilancia por motivos climáticos en estos momentos está la «palmera canariensis», desvela Azpiazu, especie en la que se han detectado algunas afecciones.
¿Y el castaño de Indias? Varias ciudades españolas han tenido que talar ejemplares muy castigados por el calentamiento global y algunos expertos incluso auguran su incompatibilidad con el clima que llega al conjunto de la península. En el Ayuntamiento tienen censados 1.111 ejemplares de esta especie en Bilbao y sí que han apreciado cierta pérdida de vitalidad en algunos de ellos. Así que, previsiblemente, también serán objeto de supervisión especial.
En otras ocasiones, las especies problemáticas no lo son por estar su salud afectada por las patologías antes avanzadas (pudriciones, debilidad, plagas, etcétera), sino porque «su estructura es frágil» de por sí. «Tienen un comportamiento biomecánico» poco eficiente para resistir fuertes rachas de viento, que pueden acabar partiéndolos pese a tener un perfecto estado de salud. El director de Servicios menciona, por ejemplo, a los olmos y los álamos. «Procuramos no plantar nuevos, y hemos quitado alguno». Fue muy sonada la tala de olmos en Deusto, defendida por el gobierno municipal debido al estado de algunos ejemplares, y muy criticada por vecinos y colectivos ecologistas.
Por contra, otras especies ganan terreno por su resistencia al nuevo escenario climático. Entre ellas, José Luis Azpiazu menciona los arces, «sobre todo para alineaciones», y también «algunos tipos de 'prunus'», esto es, los conocidos como cirulos de jar dín.
Ahora, en Bilbao, conviven 290 especies diferentes de árboles. La más abundante es el tilo, con 1.483 ejemplares en alineación y 1.135 en parques y jardines. Uno de ellos es el que cayó en Jardines de Albia la semana pasada tras el paso de la borrasca 'Kirk'.
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