Ese gran yacimiento que siempre es para Euskadi la negociación presupuestaria en Madrid ha devuelto a la vida uno de los grandes proyectos para Bilbao: los túneles de derivación de La Peña a Olabeaga. Dicho así, no parece gran cosa. Pero, traducido, son dos grandes ... galerías subterráneas, muy parecidas a las del metro, que llevarían el agua del Nervión por debajo de la ciudad para desaguarla en Olabeaga, donde el cauce es más ancho. Eso supone reducir a la mitad el volumen que pasaría por el centro de la villa en caso de avenida. Pues bien, semejante 'obrón' ya está contemplado en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 y también en el futuro Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que se oficializará definitivamente el año que viene y que ayer fue aprobado provisionalmente en el pleno municipal.
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El concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza, recordó que en la última negociación para sacar adelante los Presupuestos estatales el PNV logró desempolvar esta demanda histórica de la capital vizcaína. En concreto, el Gobierno central reserva ahora tres millones de euros para redactar el proyecto constructivo de esos túneles. ¿Será algo real, o será otro paso en falso como tantos otros? «Esperemos que sea real. Para eso se ha metido», respondió.
Abaunza es muy consciente de que este asunto se aborda con todas las cautelas porque su historia está plagada de desengaños. Tras las devastadoras inundaciones de 1983 los expertos determinaron que había tres obras fundamentales que acometer para evitar que el drama se repitiese. La primera, la corta de La Peña, que ejecutó el Ministerio de Fomento y supuso «recortar el meandro del río» al paso por ese barrio, uno de los más castigados en la avenida de hace casi cuarenta años. En la zona se generó el parque de Ibaieder y desapareció la isla de San Cristóbal. La segunda actuación era abrir el canal de Deusto para favorecer el desagüe del Nervión y rebajar el nivel aguas arriba, de tal modo que se protegiese, esencialmente, el suelo deustoarra.
¿Y qué hacer para que el agua no volviese a anegar el Casco Viejo y Campo Volantín? La única opción era construir dos túneles de derivación en La Peña que asumiesen parte del caudal del Nervión. Desde el primer momento se veía que el coste era enorme y pasó a dormir el sueño de los justos. Luego, en 2007, en otra negociación presupuestaria con Zapatero, se acordó que la obra fuese de interés general para el Estado. Entonces, recuerda Abaunza, el coste se estimaba en 220 millones. Ahora, trece años después, vuelve a estar en la agenda de Madrid, aunque con todas las incertidumbres que rodean a este tiempo y a las grandes obras que son caras y poco fotogénicas.
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