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Los pisos turísticos llevan años siendo un negocio buenísimo para sus propietarios pero un quebradero de cabeza para las comunidades de vecinos y un lastre para el mercado de la vivienda porque hay déficit de hogares y los precios están por las nubes. Miles de ... familias no encuentran donde vivir, pero los turistas sí donde alojarse en edificios residenciales. Así que el Ayuntamiento de Bilbao, tal y como había anunciado, acaba de dar el impulso definitivo a la nueva ordenanza que hace prácticamente imposible abrir nuevos alojamientos de este tipo en las zonas de la ciudad más saturadas. A los partidos de la oposición no les gusta demasiado la nueva norma, por distintos motivos, lo que en el pleno municipal de hoy ha deparado un debate que viven, al fin y al cabo, casi todas las ciudades españolas. Con todo, ninguna formación ha votado en contra de esta aprobación inicial, y frente a las abstenciones de EH Bildu, PP y Elkarrekin, se ha impuesto la mayoría absoluta PNV-PSE.
Recordemos: lo que determina la nueva redacción del plan, que solo tienes dos años de vida es, como medida fundamental, que en los barrios más tensionados (Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Matiko, Abando, Indautxu y Olabeaga) los pisos turísticos tengan un acceso independiente desde la calle, diferente al del resto de vecinos. Una restricción que supone un freno casi definitivo a su expansión. Solo será aplicable, de momento, a quienes pidan nueva licencia, no a quienes estén ya funcionando. Pero el Gobierno vasco estudia que la nueva ley de Turismo haga que estos permisos caduquen, de forma que cuando se renueven tengan que cumplir con la nueva regulación. Afecta la norma a viviendas (VT) y habitaciones (HT) turísticas y su objetivo es que este tipo de negocio no siga comiendo espacio residencial.
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Luis López
Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Matiko, Abando, Indautxu y Olabeaga superan las 2,5 camas por cada 100 habitantes. Este es el umbral marcado por el Gobierno municipal para decidir qué lugares entran dentro de la zona de protección especial. En el resto de barrios la norma también se endurece porque en todo Bilbao será necesario que la vivienda sea accesible, es decir, que tenga ascensor, aunque no será necesario obligatorio el acceso independiente. Y, como ahora, sólo está permitida esta actividad en la primera planta destinada a viviendas en el edificio de turno.
«El objetivo es preservar el uso residencial y equilibrar la oferta», dijo el concejal de Planificación Urbana, Asier Abaunza. Y también evitar el desequilibrio entre barrios, es decir, la saturación en unos y que en otros apenas exista esta realidad. «El Ayuntamiento está vigilante y cuando se produce un desequilibrio, interviene». Por eso dejó la puerta abierta a otras reformas futuras si son necesarias.
Pero para la mayoría de la oposición el paso es escaso. Karlos Renedo, de EH Bildu, sí se felicitó porque la maniobra municipal desmiente, a su juicio, su tesis de que Bilbao no tiene un problema. Pero poco ambiciosa la nueva regulación por varios motivos: el primero, que no logrará contener la proliferación de pisos y habitaciones turísticas, sino que lo extenderá a otros barrios ahora no saturados. También se refirió a que habría que contener el surgimiento de alojamientos en su conjunto, es decir, contando también hoteles, hostels y demás fórmulas, ya que forma parte de una misma amenaza. «Ahora tenemos 20.000 plazas en la ciudad, en cinco años serán 25.000 y en una década, 30.000», avisó. Ocurre en todas las ciudades y, a su juicio, es prioritario contener el fenómeno porque cuando se dispara es irreconducible. Y semejante proliferación de turistas afecta en su opinión a la calidad de vida de la gente, al tejido comercial, hostelero y, en fin, a la identidad del lugar.
En opinión de Esther Martínez, portavoz del PP, el problema de la vivienda tiene más que ver con la Ley de Vivienda impulsada por el Gobierno central, que con los pisos turísticos. «Estos supone el 0,6% de los pisos de Bilbao, son 1.373; no parece que sea razonable adjudicarles la responsabilidad de lo que está ocurriendo». Considera la popular que el proceso para modificar el PGOU ha sido atropellado, que adolece de falta de previsión porque el texto actual está aprobado desde hace solo un par de años. Y, además, tildó de «culmen de la inoperancia» que los gobiernos de PNV y PSE no hayan logrado conocer cuántos pisos funcionan de manera ilegal. Todo el mundo sabe que son muchos.
En Elkarrekin, Ana Viñals lamentó que la regulación llega tarde y es escasa. En su opinión lo adecuado sería imponer las mismas restricciones a toda la ciudad, no sólo a las zonas más saturadas, para así evitar el efecto contagio. Y en los barrios donde ahora se concentran la mayoría de los alojamientos piden «no dar más licencias», además de «prohibir cambios de titularidad para evitar que se den transmisiones especulativas».
Lo que arranca con esta aprobación inicial es un proceso en el que, dijo el alcalde, Juan Mari Aburto, hay que escuchar las alegaciones de partidos y de la ciudadanía. También Abaunza señaló que estarán receptivos a mejoras en el texto
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