silvia osorio
Domingo, 16 de octubre 2022, 14:34
Sábado noche, buena temperatura, partido del Athletic y ganas de juerga. El cóctel perfecto para impedir a los vecinos de la calle Licenciado Poza de Bilbao conciliar el sueño. Los residentes en esta céntrica arteria de la capital vizcaína continúan «hartos» de los botellones masivos. ... Una multitud de chavales volvió a ocupar este sábado, durante la tarde, la noche y hasta altas horas de la madrugada, la vía pública para consumir bebidas alcohólicas, en la mayoría de los casos traídas en bolsas. «Ha sido insoportable. No hemos pegado ojo hasta las cinco de la mañana», denunciaba este domingo Gonzalo García, un bilbaíno que reside en el número 53 de esta calle.
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Es, justamente, la 'zona caliente' de este tipo de concentraciones masivas, aunque se extienden hasta el cruce de Pozas con Gregorio de la Revilla. Una vez más, la Policía Municipal se vio obligada a cerrar la calle al tráfico porque era imposible transitar por ella. Los vecinos del entorno llevan tiempo advirtiendo al Ayuntamiento de esta problemática, porque temen que un día ocurra una «desgracia». «Si a alguien le da un infarto, a ver cómo entra la ambulancia. Entonces, se empezarán a tomar medidas», deslizaba Víctor Cuadra, otro vecino de la zona.
A pesar de la derrota de los rojiblancos ante el Atlético de Madrid, el «desmadre» posterior al partido, aseguraban varios residentes del entorno, fue «insufrible, lo nunca visto». «Se chutaban una pelota unos a otros y, al final, acabó encajada en un balcón», revelaba García. Asimismo, el sensor que mide los decibelios en esta calle acabó tirado en el suelo. A las dos del mediodía de este domingo continuaba sin ser retirado de la calzada.
Antes de que algún gamberro se ensañara con el aparato, se anotaron niveles de ruido que llegaron a registrar 98,5 decibelios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las ciudades no superen los 65 por el día y los 55 en horario nocturno, pero estas indicaciones se refieren a medias anuales y no a momentos concretos, tal y como han explicado fuentes del Consistorio bilbaíno.
Lo que está claro es que desde las siete de la tarde del sábado, en la previa del partido, las aceras estuvieron «colapsadas». «Gente subida encima de los coches, con megáfonos, bengalas...», afirmaba Miren Etxebarria, una jubilada que no pudo descansar «nada» en toda la noche. El acceso a los portales resultaba casi «misión imposible». «La gente no se aparta, tienes que dar patadas a las bolsas, se ponen chulos...», añadía Gonzalo García, quien aseguraba que los jueves universitarios están siendo «similares». Con el problema añadido de que «a las siete nos tenemos que levantar para ir a trabajar».
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Para las tres menos cuarto los servicios de limpieza municipales llegaron para limpiar lo que se convirtió en un «vertedero». Su presencia hizo que la chavalería comenzase a abandonar la zona en busca de otros puntos de la ciudad en los que prolongar la juerga. Pero para los vecinos continuaron las molestias. «Los camiones meten mucho ruido y tardan un buen rato en limpiar», explicaba este vecino.
Botellas de plástico, de cristal, vasos, comida y muchas bolsas. «Porque es todo botellón», señalaba Ariane Pablo, responsable del bar Ados, ubicado en la esquina con Doctor Areilza. Según aseguraba esta hostelera, «toda la bebida que hay en la calle es del 'súper' y la Policía no hace nada». Este sábado sufrieron también el jaleo y no precisamente por parte de clientes. «Se nos meten en el baño a mezclar los litros, ¡con total descaro!», lamentaba.
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