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Cada poco tiempo aparece algún sistema que nos hace la vida un poco más fácil en nuestra relación con los bancos. O incluso nos libera del trato con ellos. Por ejemplo, Bizum, que permite enviar dinero con el móvil. O los agregadores con los que ... podemos acceder a las cuentas de distintos bancos en una misma aplicación. Todo eso surge gracias al sector Fintech, que se encarga de desarrollar tecnologías aplicadas a los servicios y actividades financieras. Tiene mucho futuro. Y Bilbao acaba de estrenar la primera incubadora que hay en Euskadi para impulsar startups dedicadas a este mundo.
Se trata de un nuevo ejemplo de colaboración público-privada porque están implicadas dos administraciones (la Diputación de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao), la Universidad de Mondragón, y la firma tecnológica Dominion. ¿Qué hace cada uno de estos actores? Las administraciones participan en el Bilbao Berrikintza Faktoria (el centro de la entidad docente cooperativa en la ciudad) con 60.000 euros cada una pero, sobre todo, ofrecen servicios de orientación a los emprendedores. La Universidad, como es lógico, da formación. Y Dominion, junto con su 'brazo financiero', Abside, aporta contacto directo con el mercado; es decir, facilita el salto de los emprendedores a la realidad.
Todo ello se junta en el Fintech Open Innovation Lab, que así se ha bautizado a la incubadora que este viernes se ha presentado con honores: acudió el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el diputado foral de Desarrollo Económico y Territorial, Imanol Pradales; el rector de Mondragón Univertsitatea, Vicente Atxa, y el consejero delegado de Dominon, Mikel Barandiaran quien, además, es presidente de Abside.
En estos momentos ya están trabajando en esta incubadora, ubicada en el Bilbao Berrikintza Faktoria, unas cuarenta personas de Dominion implicadas en distintos proyectos fintech. La idea es que, con el tiempo, acudan a este espacio emprendedores con una idea. Entre las mismas cuatro paredes podrán recibir formación y, al tiempo, una visión real del mercado. Si el producto es bueno, una empresa consolidada puede distribuirlo.
En realidad, el Fintech Open Innovation Lab forma parte de dos estrategias más ambiciosas. La primera, crear un entorno económico en el que se generen productos de alto valor añadido y, quizás, empleos bien remunerados. La segunda, impulsar Bilbao como plaza financiera y reverdecer aquellos laureles de cuando la Bolsa de la ciudad era potente y aquí tenían la sede importantes entidades financieras. Puede que recuperar aquello sea difícil, pero la idea es que la villa gane peso en un sector que genera riqueza y no contamina ahora que la industria pesada ya no es una opción.
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