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La pandemia ha dejado consolidados un buen puñado de hábitos perniciosos y algunos otros que son bonitos. Entre estos últimos está lo de pasear por los montes de Bilbao. Mucha gente conoció las extensas y próximas zonas verdes que abrazan a la ciudad en aquellos ... momentos en los que no se podía salir del municipio. Fue un descubrimiento. Y las caminatas por Artxanda, el monte Avril, el Arraiz o el Pagasarri se han fortalecido en estos años. Dicen en el Ayuntamiento que cada día hay más personas haciendo «rutas en bicicleta de montaña y senderismo», y también aumenta «la intensidad de uso del GR228», es decir, del anillo verde.
Pues todos esos caminos y senderos hay que mantenerlos, igual que las zonas de descanso que los salpican y la mancha verde donde se integra todo ello. El equipo de Gobierno acaba de adjudicar el contrato para la conservación de los parques forestales, es decir, tanto los montes como sus áreas recreativas. Tiene un importe de 2,25 millones de euros para los próximos tres ejercicios, lo que supone 750.000 al año, según fuentes municipales. Eso representa un incremento del 10% con respecto al contrato anterior y aún vigente. Es cierto que no estamos hablando de grandes cantidades, pero sí de servicios muy relevantes para el entorno natural y que, además, son muy reveladores de lo que está pasando.
¿Qué es eso tan revelador? Que la gran mayoría de ese incremento en el gasto tiene que ver con «la necesidad de ampliar las frecuencias de recogida de residuos y limpieza de áreas de recreo». Esta partida ha subido en «50.000 euros por ejercicio, es decir, casi se ha duplicado», superando ya los 100.000. El motivo es que hay mucha más gente que se echa al monte y parece ser incapaz de generar menos basura.
La firma que se ha llevado el contrato es Forestales Mugarri S.L. Es la que se va a encargar de cuidar unas zonas donde los espacios naturales conviven con el mobiliario urbano; donde hay bosques y también mesas, bancos y fuentes. Y todo ello está a un paso de la ciudad. ¿De qué estamos hablando exactamente? De 805,2 hectáreas verdes que se reparten entre Artxanda, el monte Avril, Arnotegi, Arraiz y Pagasarri. Este último es con diferencia el que cuenta con una superficie más extensa de espacios naturales a cuidar, un total 265,9 hectáreas.
805 hectáreas
es la superficie por la que se extienden las zonas forestales de Bilbao. Son las de los montes Artxanda (114,65), Avril (120,5), Arnotegi (165,4), Pagasarri (265,9) y Arraiz (135,5).
22 áreas
de recreo se reparten por los montes del municipio, y en las que hay 456 mesas, 175 papeleras, 32 fuentes, 33 barbacoas y 154 bancos.
El mantenimiento de estas zonas implica una buena lista de trabajos diferentes que está bien conocer, porque suponen domesticar a la naturaleza y al mismo tiempo corregir los destrozos que siempre provoca la acción humana. Lo que hay que hacer son desde desbroces para eliminar maleza que puede avivar incendios o amenazar el crecimiento de árboles en repoblaciones; hasta ejecutar esas mismas repoblaciones, el bacheo de sendas y caminos, o la conservación de arquetas. También tienen un interés especial las siegas en campas y praderas, pasando por la limpieza de caminos y senderos con especial atención al recorrido GR228, esto es, el anillo verde de Bilbao.
Es importante tener en condiciones esta zona, este gran paseo, porque se trata de una de las más concurridas cuando se habla de caminatas montañeras dentro de los límites de la ciudad. La ruta circular suma 38 kilómetros alrededor de la capital, con sus vistas panorámicas y paneles informativos de la historia del municipio.
Por otra parte, también hay que llevar a cabo siegas en las zonas urbanas colindantes con los montes. El contrato municipal se refiere de manera expresa al mantenimiento del entorno de viviendas en Uretamendi, Rekalde y Betolaza, además de Monte Caramelo, Ciudad Jardín, Zurbaranbarri y la calle Tolosa. Es decir, los confines de la mancha urbana.
Lo que se refiere a las áreas recreativas es un asunto especialmente peliagudo porque en ocasiones son utilizadas no por caminantes, sino por fiesteros y grupos de personas poco cuidadosas con la basura que generan. Así que el contrato fija como jornadas para retirar desperdicios (también vaciar papeleras) los domingos y festivos durante todo el año; durante el verano, además, todos los días de lunes a viernes; y el resto del año (de septiembre a mayo) los lunes y los viernes.
En las zonas forestales de Bilbao hay 22 áreas de recreo, según el censo municipal, y se trata de que estén en perfecto estado. En ellas se reparten 456 mesas, 175 papeleras, 32 fuentes y 33 barbacoas. En los últimos años ha tenido un auge especial la instalación de equipamientos donde hacer ejercicio, de manera que hay 54 aparatos biosaludables en seis ubicaciones diferentes.
Por último, el mantenimiento de las zonas verdes fuera del núcleo urbano requiere de actuaciones especiales para corregir los desperfectos ocasionados por «fenómenos naturales como agua, fuego, viento, nieve y aquellos que se generen por otras actuaciones o eventos extraordinarios». Por ejemplo, derrumbes en laderas y retirada de árboles caídos en lugares de tránsito. Además, el servicio encargado de estos cometidos se ocupará de inspeccionar las ocupaciones no autorizadas del espacio público (casetas y chabolas, por ejemplo) y el mantenimiento de las lindes para que nadie se apropie del suelo público.
Si uno de los grandes activos a preservar es la biodiversidad de los montes de Bilbao, una de las grandes amenazas a combatir son las especies invasoras. Son aquellas que «se desarrollan y compiten con las autóctonas, cuya conservación es prioritaria» para el Ayuntamiento, según recoge el pliego de prescripciones técnicas.
En el contrato para la conservación de las masas forestales del municipio se incluye la obligatoriedad de que, una vez al año, la empresa adjudicataria elabore un plan con acciones programadas para «la eliminación de especies alóctonas» en los espacios objeto de protección. La firma también tendrá que elaborar un informe de seguimiento de la gestión de plantas invasoras.
¿En qué consisten los trabajos? En lo evidente: «La tala, desramado, troceo y astillado de los restos de las plantas para su humificación en el terreno natural». Se recoge también el uso de herbicidas, aunque para ello se requerirá la autorización expresa de la dirección técnica.
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