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El objetivo final es que toda la calle Rodríguez Arias sea un eje comercial que discurra paralelo a Gran Vía. Es más, lo que se busca es que se conecte a la zona de la estación de Abando por Cardenal Gardoqui y Padre Lojendio, articulando ... así un espacio tranquilo que atraviese el centro de Bilbao, desde Hurtado de Amézaga hasta Sabino Arana. Ya se ve que supondrá un cambio importante en el espacio urbano y se prevé que también imprimirá dinamismo a la ciudad. Para que todo fluya, que la gente se mueva con facilidad en toda esa zona, también se va a actuar en las calles perpendiculares.
Como muestra de lo que se quiere está la primera fase de la reforma, la que ya está concluida, en el tramo de Rodríguez Arias que va desde Alameda Rekalde a la plaza Campuzano. Arrancó en septiembre de 2022 y se terminó el pasado verano: se ganaron mil metros de zonas peatonales tras eliminar 49 plazas de aparcamiento, y se dotó a la arteria de mobiliario urbano bonito, un firme más amable y se dejó un solo un carril para los coches.
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Ahora llega la segunda fase. Según fuentes municipales se está «ultimando la definición» de los trabajos. Por una parte, supondrán dar continuidad a la reforma en la propia calle Rodríguez Arias, esta vez en el tramo desde Alameda Rekalde hasta Marqués del Puerto. Por otra parte, se llevará a cabo una reurbanización similar en las calles perpendiculares: Telesforo Aranzadi, Máximo Aguirre y García Rivero.
Desde el equipo de gobierno del Ayuntamiento apuntan que estos trabajos que están por llegar, como es lógico, forman parte del mismo proyecto que ha definido la primera fase de las obras, la ya terminada, así que habrá «coherencia estética y funcional». La idea es seguir eliminando plazas de aparcamiento, reduciendo así el espacio urbano destinado al vehículo privado, y ganar sitio para los peatones.
Se trata de una estrategia que busca, fundamentalmente, dar oxígeno al pequeño comercio de la ciudad. Hay que tener en cuenta que las amenazas a las que se enfrenta este sector no son pocas: desde las compras online a la proliferación de grandes cadenas que acaparan los mejores locales de las zonas más nobles al ser las únicas capaces de hacer frente a unos alquileres disparados. Así que crear entornos agradables en Rodríguez Arias tiene su lógica para impulsar negocios de menor dimensión en lonjas más reducidas que están, además, cerca de Gran Vía, lo que constituye un entorno propicio para aprovecharse de los flujos que genera la concentración comercial.
Las previsiones municipales apuntan a que en no mucho tiempo se van a licitar las obras. El objetivo sería que, tras la adjudicación de los trabajos, pudiesen comenzar el próximo verano. El plan, según se avanzó en el estreno del primer tramo renovado, es que a lo largo del presente mandato, que termina en 2027, se concluya la totalidad del nuevo corredor comercial. Conviene recordar, además, que tiene cierta vocación de avanzar en el espíritu peatonal porque está pensado para que en ciertas fecha señaladas (rebajas, por ejemplo) sea posible cerrar totalmente la calle al tráfico para facilitar las compras.
Aunque está por ver cuándo se licita la nueva fase y con qué presupuesto, puede servir como referencia lo que costó el tramo ya terminado: fueron 2,1 millones de euros (IVA excluido), que ejecutó Viconsa S.A. Como se trataba de una iniciativa para el fortalecimiento de la actividad comercial en zonas turísticas contó con una aportación de 619.835 euros de los fondos europeos Next Generation.
Como siempre que se aborda un tajo de este tipo van a surgir dudas sobre cómo va a afectar al tráfico el nuevo diseño de las calles y, sobre todo, de qué manera dificultará aún más el estacionamiento en superficie en el centro de la ciudad. Bilbao está ahora y desde hace años en una transición que siempre genera sus tiranteces. En solo cuatro años el centro de la ciudad ha perdido casi 400 plazas de OTA por las peatonalizaciones y las ampliaciones de aceras, de manera que los vecinos están buscando cada vez más parcelas de concesión municipal subterráneas.
¿Y qué pasa con los visitantes? Hay que buscar soluciones. Entre ellas está la ampliación del parking del Ensanche, que arrancará en un par de meses y se prolongará durante dos años. También está próxima a llegar la obra de La Nueva Casilla, donde se va a habilitar un estacionamiento bajo tierra con 350 plazas como parte de la remodelación integral de esa zona.
En su contexto
1.400 metros tiene el eje comercial que se quiere potenciar entre Hurtado de Amézaga y Sabino Arana que discurrirá paralelo a Gran Vía; incluye, sobre todo, a Rodríguez Arias, pero también a las calles Cardenal Gardoqui y Padre Lojendio. La reforma de esta última será el paso final y tiene como objetivo conectar ese eje con el desarrollo de la estación de Abando tras el soterramiento.
330 metros es lo que ya está hecho, entre Campuzano y Alameda Rekalde. Ahora se preparan los siguientes 150 hasta Marqués del Puerto y la reforma de tres perpendiculares.
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