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Aficionados disfrutan en un bar situado en las inmediaciones de San Mamés. Foto: L. A. Gómez | Vídeo: M. Madruga | P. del Caño

Bilbao aguanta el primer asalto

Los transportes y los servicios de la ciudad funcionaron de forma correcta, en una jornada en la que hubo ambiente en la calle, pero menos de lo esperado

Josu García

Viernes, 11 de mayo 2018

A la una de la tarde de ayer, Jimmy Callister y su amigo Graeme Howell bajaban andando hacia Rekalde en busca de agua y algo con lo que alimentarse. Vestidos con las camisetas del Leinster, estos dos hinchas irlandeses acababan de despertarse tras pernoctar en las tiendas de campaña que han sido instaladas en el polideportivo El Fango. La noche anterior había sido «dura» para ellos. «Igual nos pasamos un poco con la cerveza», bromeaba Howell. «Bilbao nos está gustando. Hace muy bueno y te puedes mover fácil caminando o en el metro», comentaban.

La capital vizcaína ha superado sin sobresaltos el primer día de las finales europeas de rugby. Un ensayo para lo que vendrá el sábado, el plato fuerte de un acontecimiento que podría traer a la villa a 100.000 visitantes. Los aparcamientos, los transportes públicos, la limpieza y la seguridad han funcionado con normalidad. Ha habido buen ambiente en bares y comercios y, aunque los hosteleros esperaban una horda sedienta de aficionados (Bilbao se había reforzado con 120.000 litros de cerveza), la jornada ha transcurrido con menos aglomeraciones de las previstas. «El comportamiento de irlandeses, británicos y franceses está siendo ejemplar y todo está bastante animado», se felicitaba Unai Aizpuru, presidente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo.

La jornada ha arrancado con avisos en los paneles de las autopistas y carreteras para dejar los coches en parkings disuasorios. El objetivo era no apabullar las calles de Bilbao con demasiado coche. El aparcamiento del BEC, en Barakaldo, junto a la parada de metro de Ansio, alcanzaba una ocupación alta a mediodía. En Bilbao, los estacionamientos de La Alhóndiga, Indautxu o el Euskalduna aguantaban el tipo sin problemas.

Una decena de vuelos previstos

En la zona de San Mamés había ya algunos aficionados congregados. Se hacían fotografías con el estadio de fondo o se tomaban unas pintas de cerveza en los bares de los alrededores. Había también una presencia policial importante. Se había prohibido aparcar en Luis Briñas y varios bloques de hormigón cortaban el paso a los vehículos en puntos estratégicos de los alrededores del campo.

En una oficina bancaria cercana, uno de los empleados cargaba a tope de dinero el cajero automático. Y, en el metro, se veía mucho colorido de camisetas y algunas colas de extranjeros para sacar el billete en las máquinas expendedoras. Este sábado se espera que desembarque el grueso de la afición. Hay una decena de vuelos de llegada previstos en Loiu, donde se prevé una jornada caliente.

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