Bilbao se acicala para las fiestas

Una de las de mayor envergadura es la reforma de Rodríguez Arias, ya abierta al tráfico y pendiente de unos pocos remates. La obra se ha desarrollado entre la Alameda Rekalde y la Plaza Campuzano, con un coste de 2,5 millones. La cuarta parte -más de 600.000 euros- fue aportada por los Fondos Next Generation. La intención era crear un «corredor comercial» semipeatonal paralelo y complementario a Gran Vía. Para ello, se han eliminado 49 plazas de aparcamiento y ganado más de mil metros cuadrados de aceras que discurren ahora al mismo nivel que la calzada. Ello abre la puerta a cerrar la calle al tráfico en las rebajas o en ocasiones especiales para animar las compras.

Aunque los comerciantes han sufrido de lo lindo porque los trabajos arrancaron en octubre y se han alargado más de la cuenta. Denuncian que les han estropeado la campaña de Navidad, las rebajas, el Black Friday, la temporada de verano... «Ya sabíamos que la calle iba a quedar bonita, pero las obras se han notado en la caja como no te puedes hacer idea. Ha sido un año perdido. Económicamente, una ruina. Con la radial cortando delante, los obreros picando piedra, todos los pasos cortados, el ruido y el polvo, nadie entraba. Ha sido horroroso. Teníamos dos clientes al día. Y así durante meses y meses», explican desde una tienda de moda que hace esquina. La idea es que en un futuro su nueva fisonomía se extienda por toda la arteria, de Astarloa a Sabino Arana. En la perpendicular Máximo Agirre se realizan también desde el 16 de mayo mejoras en el saneamiento. Las labores terminarán en unos días.

Ampliar

En María Díaz de Haro, mientras, se ha teñido de verde un entorno dominado por el gris y por los malos humos. Era la calle que arrojaba peores datos de contaminación por el paso de vehículos -por allí transitaban hasta 6.000 al día- y con esta actuación se pretende convertirla en el primer corredor verde de Bilbao, en el nexo de unión de los parques de Amezola y Doña Casilda. Acaba de terminar la primera fase, entre el cruce con Autonomía y Simón Bolívar, que arrancó en noviembre de 2021 con un presupuesto de 3 millones. Ahora solo hay un carril de circulación y un parque lineal donde se han colocado la mayoría de los 70 nuevos árboles de la calle. Las zonas peatonales y verdes se han ampliado en 6.000 metros cuadrados. Hay una fuente y diferentes zonas de estancia.

Las reformas también se han extendido a otros barrios. La renovación de un tramo de la calle Gordoniz y León de Uruñuela en Rekalde, así como de la rotonda que las conecta, está a punto de finalizar. El tajo arrancó el 26 de octubre por 1,4 millones. Se ha reducido la anchura de los carriles y ampliado aceras. La calle Cocherito, mientras, se ha convertido en un paseo ajardinado con una plaza, siete plazoletas y un mirador. Se han colocado nuevos juegos, bancos de madera y hasta tumbonas, y los parterres y las flores han cobrado protagonismo. Esta microcirugía ha costado 1,58 millones.

El Consistorio también ha dado por finalizadas este mes las obras del lago y el bosquete de 130 ejemplares del parque Etxebarria, así como la renovación de la plaza Pío Baroja, en la que los vecinos se quejaron del escaso número de árboles plantados. En estas dos últimas reformas se emplearon 1,8 millones de euros.

La conversión de la calle Artazuriñas, en Txurdinaga, en un 'ecobulevar', que arrancó en enero (1,7 millones), y la remodelación de Lehendakari Agirre (5,35) están en plena ejecución. El tajo incluye la eliminación de 128 olmos para sustituirlos por arces tridentes. La plataforma StopTala de Deusto ha denunciado ante la Fiscalía la tala de al menos 60 por si fuera constitutivo de un delito medioambiental. En ese mismo distrito, se espera que finalice muy pronto el entramado de pasarelas que conectará Elorrieta con Artxanda a través de los montes Cabras y Banderas para fomentar el senderismo al pulmón verde de la ciudad. La inversión en estos itinerarios peatonales supera los 4,64 millones.

También siguen ejecutándose obras para mejorar la accesibilidad a los barrios. Se ha ampliado hasta el 23 de agosto el plazo para terminar los ascensores de Garate, en Otxarkoaga (1,6); mientras los de las escalinatas de Solokoetxe (1,7) y Artazu Bekoa (1,1) siguen tomando forma. Pero el tajo del elevador inclinado de Masustegi, una llamativa infraestructura que se asemejará a un funicular y que costará 4,5 millones, ha tenido que interrumpirse porque antes hay que soterrar una línea de media tensión.