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El Ayuntamiento de Bilbao ha tenido unos ingresos fiscales por habitante de 501 euros durante el pasado año. Se trata, por supuesto, de lo que la ciudadanía ha pagado directamente al Consistorio en tributos de gestión local (IBI, impuesto de actividades económicas, el que grava ... los vehículos de tracción mecánica, plusvalía...). Es decir, sin contar los que los contribuyentes abonan a la Diputación vizcaína (el principal es el IRPF) y que luego terminan nutriendo las arcas municipales a través de Udalkutxa. Porque, en total y por todos los conceptos, el Ayuntamiento ingresó el pasado ejercicio 1.941 euros por habitante. Suena a bastante, y lo es. De hecho, ha cerrado el ejercicio con un superávit de 107 euros por vecino (más de 35 millones).
Todas estas cifras están en las Cuentas Anuales de 2022, de las que ayer informó el interventor general municipal en comisión. El Ayuntamiento tuvo el pasado ejercicio un Presupuesto de 633 millones de euros, lo que suponía un aumento del 8% respecto al ejercicio anterior porque el objetivo fundamental era combatir los efectos dejados por la pandemia durante los dos años anteriores.
297 euros
es la inversión media que ha hecho el Ayuntamiento de Bilbao por habitante el año pasado. El gasto total (en el que se incluyen todos los conceptos) se ha elevado hasta los 1.784 euros.
Sin embargo, el nivel de ejecución se ha quedado en el 94%. ¿Por qué no se ha gastado todo? Desde el equipo de gobierno apuntan, en primer lugar, que se trata de una buena cifra si se tiene en cuenta que hay ahorros y licitaciones a la baja (se gasta menos de lo previsto en algunas obras porque las empresas ofrecen hacerlo más barato para llevarse el contrato). También ha habido inejecuciones de trabajos previstos (que o se han pospuesto o se ha renunciado a ellos) por valor de más de cinco millones de euros.
En el lado opuesto, el de los ingresos, las cosas han ido bien. En concreto, ha entrado un 3% más de lo esperado en las arcas municipales gracias en buena medida al aumento de la recaudación propiciado por el despegue de la economía tras el covid. En fin, que con menos gastos y más ingresos se produce ese superávit que se ha mencionado. Con este panorama, como es natural, la deuda del Ayuntamiento sigue siendo cero.
En el capítulo de ingresos también tienen un papel relevante las multas tráfico. Por este concepto se ingresaron un total de 10,8 millones de euros durante el año pasado. La mayoría, 7,15, llegaron por infracciones a la ley de tráfico en el municipio. Además, hubo otros 3,7 millones por incumplimientos en la OTA. La cifra es importante, pero no llegó a los 12,87 millones que estaban presupuestados en las Cuentas al inicio del ejercicio. Para este 2023 se prevé una recaudación por este concepto de 11,5 millones, menos de los previsto el año pasado, pero más de lo efectivamente recaudado. El haber reducido la previsión tiene que ver con que todo apunta a que el encarecimiento de los combustibles reducirá el uso del coche y, por tanto, las multas.
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