El bilbaíno Eder Montero regenta el tercer mejor restaurante de pescado y marisco de Nueva York

El artículo firmado por Adam Platt recuerda que gracias al mimo y destreza con que Montero y su mujer, Alex Raij, tratan los pescados Nueva York vuelve a ser más que una empanada de «bagels, rebanadas de pizzas y palacios de bistec gordo». Y, sobre todo, que el buen quehacer de la pareja ha servido para recuperar la buena fama de los fogones neoyorquinos, que durante mucho tiempo nutrieron a sus comensales con «delicias procedentes del mar». Dependiendo de la temporada y la disponibilidad, uno puede encontrar en el restaurante del bilbaíno todo tipo de «pequeñas maravillas, extrañas y deliciosas».

Pero vayamos al grano. Quien pase por Saint Julivert Fisherie no puede salir sin probar anchoas plateadas con lunas de mantequilla de vainilla sin fundir, cuencos de risotto doblados con concha picada y anguila ahumada, además de «porciones humeantes de esa fea y deliciosa especialidad catalana: lapas de ganso». La publicación no pasa por alto que todas estas exquisiteces llegan a la mesa «con la ceremonia adecuada en un pliegue de lino blanco». Sin embargo, no es solo lo que uno come sino también lo que ve lo que ha llevado a Montero a dar un nuevo pelotazo.

Platt destaca el pequeño comedor –Cobble Hill– del local –«del tamaño de un autocar»– como uno de sus atractivos más suculentos. Un deleite, en definitiva, al que se debe añadir un plus tampoco nada desdeñable, especialmente para los bolsillos. Se come muy bien y nada caro. «En comparación con los grandes 'palacios de mariscos' al otro lado del río, los precios son una ganga». Como no solo de pescado se vive en Bilbao y en Nueva York, Platt lanza una sugerencia a la que es difícil resistirse: «Si anhelas probar el filete de res después de toda esta generosidad de mariscos, pide el sándwich de filete portugués 'Prego'. La cocina se vestirá con un lío de ostras fritas y gruesas estilo surf y césped por una tarifa adicional».

Para Grub Street, el anuncio de un nuevo restaurante por parte del tándem Raij-Montero siempre es una «ocasión feliz», pero cuando la alegría de los mariscos es el tema específico en «estos tiempos difíciles, es motivo de celebración especial. No ha habido muchas buenas noticias que informar desde la costa en las últimas décadas, pero últimamente hemos notado un aumento positivo en nuevos y dignos lugares», argumentan.

El de Montero es uno de ellos. Eder cuenta que el éxito no ha sido nada fácil. En una entrevista a EL CORREO recordaba que «deambuló» por diferentes restaurantes hasta que, en 2004, Alex le contrató para trabajar con ella en un bar de tapas. «Aprendimos lo que costaba hacer las cosas como nos gustaban, a tener éxito y ver cómo todo se iba a la mierda, por la codicia y la maldad de otras personas». El Txikito y El Quinto Pino cambiaron «la forma en que se comía y se entendían» las tapas en Estados Unidos. El Saint Julivert Fisherie es su nueva perita en dulce.