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Xabier 'Okos' se hace un selfie con uno de los transbordadores Burán de fondo. Fotografías cedidas por 'okos'
El bilbaíno que se coló y fue detenido en la base espacial rusa: «No soy un espía, solo cumplía un sueño»

El bilbaíno que se coló y fue detenido en la base espacial rusa: «No soy un espía, solo cumplía un sueño»

El joven de 25 años arrestado en una base espacial en Kazajistán relata a EL CORREO su captura y liberación y anuncia un documental para otoño

Martes, 8 de abril 2025, 00:53

Tiene 25 años y se llama Xabier, aunque a este bilbaíno todo el mundo le conoce como 'Okos'. Es su nombre de guerra en redes sociales. Xabier se encuentra bien. Ya está en libertad, pero todavía no ha vuelto a casa. Fue uno de los cuatro extranjeros capturados la semana pasada por las autoridades rusas tras colarse en la base aeroespacial de Baikonur, un complejo militar ubicado en la república de Kazajistán. «Dicho así, y tal y como se ha contado, parece que soy un espía, pero nada de eso».

¿Qué hacía entonces un bilbaíno en un lugar secreto propiedad de Rusia, en plena guerra de Ucrania y en mitad de un conflicto con la Unión Europea? 'Okos' se dedica al 'urbex', unas siglas que, en inglés, significan exploración urbana. Por decirlo resumidamente, se trata de entrar en lugares construidos y abandonados por el hombre para documentar con fotografías y vídeos lo que queda de ellos. Una afición que explota la pasión por el óxido y la historia. Y Baikonur es la meca. Desde este cosmódromo, que está bajo la tutela rusa hasta 2050, Vladimir Putin sigue lanzando cohetes y satélites al espacio, pero también hay varios hangares de la época soviética totalmente desvencijados. En sus entrañas languidecen dos transbordadores Burán. El lugar rezuma el aroma a un pasado glorioso venido a menos. Desde aquí se catapultó al primer ser humano hacia lo desconocido. Nada menos que a Yuri Gagarin, el primer astronauta.

«Para mí era un sueño poner el pie aquí», explica 'Okos', en conversación telefónica con este diario desde Kazajistán. El problema es que el bilbaíno no se esperaba que los militares rusos le detectaran a las primeras de cambio. Era la cuarta vez que Xabier se aventuraba en Baikonur. «Han puesto sensores o cámaras. Por eso, esta vez, nos pillaron enseguida», cuenta. «Va a ser ya muy difícil que alguien más pueda burlar la seguridad e infiltrarse», advierte.

Pese a su juventud, 'Okos' tiene gran experiencia en el mundo del 'urbex'. Es una voz reputada. En Youtube tiene 130.000 suscriptores. El joven bilbaíno comenzó con este tipo de asaltos en diversos puntos de Bizkaia cuando no tenía ni 20 años. Se coló en la central nuclear de Lemoiz o en el castillo de Butrón. También colaboró con el periodista que escribe este reportaje en la búsqueda y hallazgo de restos del avión estrellado en el monte Oiz en 1985. Recientemente se había subido a un portaviones abandonado en China o a una fragata nuclear francesa. Siempre tras un minucioso estudio de las medidas de protección existentes. Una de las reglas de oro de este fenómeno es que nada se puede romper ni robar. Todo debe quedar como estaba. Es algo que facilita futuras exploraciones y evita también problemas con los propietarios o con las autoridades, porque realmente entrar sin usar la fuerza a un lugar privado con la única intención de hacer fotografías no se puede considerar un delito. Al menos, en España.

El problema es que en Kazajistán no se lo han tomado tan a broma. «Nos sorprendieron dos soldados cuando nos levantábamos. Habíamos llegado a las cinco de la mañana y colocamos los sacos de dormir en un rincón para descansar un rato», cuenta 'Okos', que viajaba con un australiano y otros dos españoles. El cuarteto fue inmediatamente conducido a una instalación militar para ser interrogado.

- ¿Pasó miedo? Fue sorprendido en una base rusa, teniendo en cuenta que la tensión con este país es enorme ahora mismo. ¿No es una temeridad?

- No teníamos miedo pero sí es verdad que es algo que preocupa. Evidentemente nadie quiere ser atrapado por un militar ruso en un territorio bajo la tutela rusa. Pero también es verdad que ellos están acostumbrados a la gente que vamos allí a colarnos para ver el cosmódromo. A lo largo del año capturan a cuatro o cinco grupos. Quiero decir que es más frecuente de lo que pueda parecer y, por este motivo, están hechos a este tipo de infiltraciones que nada tienen que ver con el espionaje.

Una imagen del cohete 'Energía'.

Xabier y sus amigos permanecieron 24 horas detenidos. «Hemos estado encerrados pero el trato ha sido bueno, igual había algún militar que estaba más mosqueado que el resto, pero por lo general no hemos tenido problemas, más allá de lo normal en estas situaciones». Y es que a 'Okos' y sus compañeros les desnudaron por completo y les registraron todas sus pertenencias. «Se querían cerciorar de que no éramos peligrosos y de que no llevábamos nada encima que resultara sospechoso o dañino». Les sometieron también a un riguroso aislamiento. «Solo nos dejaron hacer una llamada para avisar a la familia de que nos habían apresado».

Pese a todo, no pensaron en que podían enfrentarse a graves consecuencias o a un largo periodo de cautiverio. «Ni siquiera nos han multado». Lo que los rusos sí hicieron fue destruir todo el material gráfico que habían acumulado durante el viaje. «Pero no somos tontos, y lo teníamos ya a buen recaudo», afirma 'Okos', que no detalla cómo han conseguido salvar los vídeos e imágenes. Se supone que para no dar pistas a sus captores. El joven vizcaíno espera estrenar documental en otoño sobre esta aventura. «Va a ser un vídeo realmente especial».

Una aventura letal

Xabier se suele documentar a fondo para este tipo de proyectos. Cuando subió a la última grúa que quedaba en pie en La Naval de Sestao, por ejemplo, se pasó una temporada leyendo e investigando sobre el pasado industrial de la Margen Izquierda. «Baikonur es lo más grande que hay. Es un sueño; es un paraíso», dice. «Poder ver los transbordadores que compitieron en la carrera espacial... Observar el cohete bautizado como 'Energía' o estar en esos dos hangares que forman parte de la historia de la humanidad, es increíble».

'Okos', apoyado en el cartel que señala la llegada al poblado de Baikonur.

Pero la aventura de Baikonur no es un camino de rosas. Más bien resulta todo lo contrario. Es un billete que puede llegar a ser letal. El año pasado, un francés falleció en la caminata de aproximación a la base. Porque el cosmódromo está situado en mitad de la nada, en medio de un desierto que registra altísimas temperaturas. «Para poder llegar, tienes que atravesar a pie 35 kilómetros de estepa, con una mochila de 24 kilos cargada a la espalda», explica 'Okos'. En el interior del petate van raciones de comida y, sobre todo, agua. También material y equipos fotográficos. El bilbaíno suele volar un dron para sus vídeos. «Realizas esa caminata en constante tensión porque, en cualquier momento, puede aparecer una patrulla militar rusa y acabarse todo».

A Xabier le sorprende el revuelo que se ha montado con su detención. «Se han dicho muchas cosas que son falsas, como que la embajada española nos ayudara. Yo no he sido consciente de que movieran un dedo por nosotros», lamenta. «Y tampoco se ha contado bien lo que íbamos a hacer allí. Se ha sugerido que éramos espías y no es así. Para nada. Sólo cumplíamos un sueño».

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