Araceli Tamayo, la bilbaína de 82 años herida de bala el pasado viernes en un ataque terrorista en Afganistán, ingresó ayer por la tarde en Urgencias del hospital de Basurto. Aunque se encuentra clínicamente estable, su pronóstico «es grave». Según explicó el equipo sanitario tras ... realizarle una primera exploración, su salud depende de «cómo evolucione los próximos días», en los que permanecerá en la Unidad de Cuidados Críticos del Pabellón Areilza, a cargo del servicio de Anestesia y Reanimación.
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El jefe de Cirugía General, Alberto Loizate, y el responsable de Anestesia y Reanimación, Raúl de Frutos, comparecieron ante la Prensa a las nueve de la noche, cuatro horas después de que el avión que trasladaba a Araceli aterrizara en la vieja terminal de Sondika. Admitieron que la paciente hizo todo el trayecto «sedada» como indica el protocolo de este tipo de evacuaciones aéreas. Aseguraron, además, que el tratamiento quirúrgico que recibió en Kabul fue «correcto» y que el vuelo, con escala en Turquía, transcurrió «sin incidencias clínicas».
La operación para repatriar a Araceli comenzó el martes en el aeropuerto de Burdeos, donde tiene su sede la empresa responsable de los aviones medicalizados, y que había sido contratada por la aseguradora del viaje. A media tarde, la aeronave partió hacia Kabul, donde recogió a la bilbaína a primera hora de la mañana de ayer.
La primera parada de la aeronave en su recorrido de vuelta fue la ciudad turca de Samsun, donde hizo escala para repostar y pasó los chequeos pertinentes. A las 13.40 horas española, volvió a despegar con Loiu como destino, donde aterrizó sobre las 17.15. Allí el avión fue derivado a la antigua terminal de Sondika, ahora destinada a atender los vuelos privados.
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Una vez en pista, recibió cuidados médicos durante media hora, antes de ser trasladada a urgencias del hospital de Basurto. Aunque en un principio Osakidetza tenía preparada una ambulancia de Soporte Vital Avanzado, ante la posibilidad de que el estado de la paciente se complicara aún más, se recurrió a la unidad contratada por su compañía de seguros.
Desde que subió al avión en Kabul hasta que llegó a Basurto, el viaje de Araceli se prolongó durante unas 12 horas en las que estuvo sedada, estado en el que al cierre de esta edición continúa. Aunque en un principio se especuló con que su repatriación se realizaría algunos días más tarde, el empeoramiento de la salud de la turista vizcaína obligó a acelerar los plazos. El propio ministro de Exteriores, José Manuel Albares, reconoció el martes que se había comenzado a estudiar la posibilidad de un regreso urgente «del mejor modo posible» por el grave estado de la paciente y las condiciones del servivio hospitalario en Afganistán.
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La mujer estaba siendo tratada en un centro sanitario de Kabul especializado en lesiones por arma de fuego que pertenece a la asociación humanitaria italiana Emergency. Fue allí, a 180 kilómetros del lugar en el que ocurrió el atentado -la ciudad de Bamiyán-, donde pasó por el quirófano y permaneció ingresada desde el viernes hasta la mañana de ayer. En un primer momento nada había prever que el estado de salud de Araceli Tamayo se agravaría de la manera en que lo ha hecho. Y es que la propia turista mandó unos mensajes tranquilizadores sobre su evolución en los primeros instantes tras el tiroteo.
El avión que la trajo de vuelta a España estaba acondicionado para prologar la atención recibida en el centro hospitalario de Kabul. Se trata de un modelo -el Beechcraft Hawker 1000B Elixir- del que solo hay 50 unidades en el mundo. Tiene capacidad para llevar a bordo tres camillas y dos acompañantes. La altura de la cabina sobrepasa los 1,8 metros, por lo que es un habitáculo relativamente cómodo tanto para el enfermo como para el personal médico. Habituado a repatriar enfermos desde diferentes lugares del mundo, no es la primera vez que está en España. En junio de 2021, el aparato recaló en Pamplona para llevarse al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, después de que fuera tratado contra el coronavirus.
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El viaje de Araceli y del grupo de turistas que la acompañaba se truncó el pasado viernes, cuando visitaba el mercado de Bamiyán, ciudad famosa por los budas gigantes que los talibanes destruyeron en 2001. Allí sufrieron un atentado reivindicado por el Estado Islámico en el que fallecieron tres catalanes y otros tantos afganos. También se registraron ocho heridos de diferentes nacionalidades.
Los cuerpos de los españoles fallecidos fueros repatriados el martes. El ministro Albares agradeció ayer al servicio de emergencias consular y a los diplomáticos las labores realizadas. Dos mujeres catalanas presentes durante el tiroteo regresaron el domingo.
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