Begotxu, «el ángel» que dio de comer a los sanitarios

Para Begotxu Jauregi, «excelente cocinera» y vecina de la calle Irala, la lucha contra el coronavirus «es una guerra, y en este tipo de situaciones, arrimar el hombro y ayudar a los que lo necesitan es una obligación». Lo dice sin ningún atisbo de duda y predicando con el ejemplo: desde el 19 de abril, ha cocinado para una veintena de sanitarios en aislamiento en el hotel Hesperia Zubialde de Bilbao. Su solidaridad y altruismo ha permitido que estos trabajadores en primera línea contra el Covid-19 hayan podido comer con «fundamento» todos los días. Como el restaurante del hotel estaba cerrado y ante la imposibilidad de ir a sus hogares y cocinar, los sanitarios se habían acostumbrado a subsistir a base latas y elaboraciones precocinadas, hasta que 'Amuma Begotxu' -así la llaman-, se ofreció a proporcionarles 'tuppers' de todo tipo, sin pedir nada a cambio. Ayer, los sanitarios decidieron rendirle un homenaje sorpresa para mostrarle su «eterno agradecimiento por haber tenido ese gran corazón en un momento tan delicado».

Ocurrió a las 20.00 horas en la calle Irala, a escasos metros de su portal. Begotxu había sido citada en la terraza de un bar cercano por Fernando, dueño del establecimiento y amigo del barrio, para que probase unos garbanzos que preparaba para servirlos hoy bajo pedido. A ella, que trabaja entre fogones «de toda la vida» y en El Caserío de Sondika desde hace 14 años, no le extrañó la petición. Llegó al recinto con los ojos tapados y, al abrirlos, en vez de un puchero, se encontró con las personas para las que había estado cocinando, que la acogieron con un largo aplauso al grito de «héroe». Emocionada, con las mejillas empapadas en lágrimas y un nudo en la garganta, lo único que acertó a pronunciar fue: «Esto no se hace». «Ha sido excesivo. No merezco tanto, las cosas se hacen porque se tienen que hacer», relató la mujer con humildad.

Y es que Begotxu no cree que haya hecho nada del otro mundo. Cuenta que su madre estuvo exiliada en Inglaterra durante la Guerra Civil y que unas personas le ayudaron mucho en un momento muy difícil. Y en esta coyuntura de crisis sanitaria, ella ha visto en la cocina la forma de asistir a otros. «El restaurante está cerrado y me hicieron un ERTE. No sabía qué hacer con tanto tiempo libre. El hijo de una de las sanitarias aisladas es un amigo de la ikastola de mi nieta, y cuando me enteré de cómo estaban estas personas, empecé con esto», cuenta.

A la semana prepara decenas de 'tuppers': de porrusalda, garbanzos, espaguetis, alubias... Pero su especialidad y lo más demandado, «mucho arroz con leche». «Es lo que mejor hago», confiesa entre risas. También ha cocinado para una vecina suya, sanitaria en Basurto que se contagió por coronavirus.

Begotxu puede pensar que sus acciones no han sido merecedoras de tal homenaje, pero para la veintena de sanitarios que han disfrutado de sus platos todo agradecimiento es poco. «Es que ha salido todo de ella, de su propio bolsillo, y no nos ha dejado pagarle en ningún momento», detallaba Aintzane, que trabaja en Basurto.

La vida en el hotel no se les ha hecho nada fácil, pero las comidas, aseguran, han sido «uno de los mejores momentos de día, porque nos juntábamos todos a degustar sus delicias». «Hasta que conocimos a 'Amuma Begotxu' comíamos fatal. Pero no porque queríamos, sino porque no podíamos. Todo eran latas, o comida precocinada, todos los días. Su ayuda, además de servirnos para comer bien y sano, nos ha supuesto un gran ahorro», admitían los profesionales, que consideran a la cocinera, «uno de los muchos ángeles en la sombra que han arrimado el hombro en estos momentos tan delicados, y a los que, aún así, no se les ha agradecido lo suficiente».