Bebés con roble propio en Gernika

Familias y amigos se han reunido para plantar su retoño y dejar así huella en la localidad. Mapa en mano, y con el número que se les ha otorgado memorizado, bajo la atenta mirada de los homenajeados, padres y madres han colocado las raíces y las han regado para que el ejemplar crezca «alto y fuerte». Este ha sido el primer año para Ane Uriarte y Unai Aldekozea, que han acudido junto a su bebé Martxelo al terreno. «Siempre que sea plantar un árbol es buena idea. Así dentro de unos años aquí habrá un robledal y podremos decirle a nuestro hijo cuál es el suyo».

Situadas junto a un depósito de agua, las dos hectáreas de terreno han sido testigos de la diversión entre padres, abuelos, hijos y amigos. «Se ve la ilusión, se escucha 'que bien me lo estoy pasando', hay una unión entre todos ellos. Es un proyecto muy bonito e importante», se ha felicitado el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño. Recuerda que una de las familias le ha contado que suele venir periódicamente a regarlos «para que sigan creciendo y no se mueran».

El Ayuntamiento de la localidad lleva con este proyecto desde el año pasado, cuando propuso a padres y madres de Gernika plantar un roble por cada pequeño que hubiera traído al mundo entre los años 2020 y 2022 —durante la pandemia—. «Fue una época muy dura. Y qué mejor que intentar animar a las familias. Además, tal y como está el medio ambiente, qué menos que haya un árbol por cada bebé que nace para así unirlos a la naturaleza».

Este sábado había aitas y amas «veteranos». Marta Boyra y Rubén Gordejuela ya acudieron a Trama en la anterior edición para plantar un roble por su hijo nacido en la pandemia, y en esta ocasión regresan a asentar uno más. «Es un proyecto muy guay, una iniciativa muy bonita. Hemos aprovechado para ver cómo avanza el primero y colocar el segundo». A lo que uno de los pequeños añade que es una buena ocasión para «hacer aventura».

«Vivimos cerca y podemos darnos un paseo hasta aquí para que los pequeños vean su roble. Es una actividad diferente», agradecen Judith Zameza y Ager Cuadrado, quienes acuden también por segunda vez a la plantación. Cristina Revutchi tampoco se ha estrenado este sábado, aunque regresa con una motivación distinta a la del año anterior. «Mi familia y yo ya tenemos un árbol plantado, pero en esta ocasión hemos querido venir a plantar los robles de las familias que no hayan podido acudir, para que tengan uno propio igualmente».

Casi 500 ejemplares ocupan ya las dos hectáreas que la Administración local adquirió, pero Gorroño no ve el final a esta iniciativa. «No hay un máximo por plantar, es un proyecto que queremos que se repita año tras año. Cuando cubramos el terreno que tenemos compraremos más hectáreas para tener un robledal junto a sus vecinos los pinos y los eucaliptos».