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Alrededor de 7.000 vizcaínos se emplean en el sector primario en Bizkaia, donde el 30% de la tierra tiene huertas y ganado. La media ... de edad de estos profesionales es alta, 58-60 años. Mujeres son pocas, tres de cada diez. Y de todos ellos, el 15% se resiste a usar el teléfono móvil. Curiosamente, no lo ven necesario en su día a día. No obstante, los profesionales advierten de que se trata de un sector «potente y moderno» donde abundan las granjas automatizadas y se han adoptado medidas agroambientales y en seguridad animal que «nada tienen que envidiar a Europa». Pero dada la edad de los profesionales, opinan que «urge un plan estratégico». Ayer, 43 asociaciones agrícolas y ganaderas representadas en la cooperativa Lorra participaron en una jornada titulada 'El primer sector en Bizkaia. ¿Tradición o profesión? La cara más desconocida de nuestros baserris'. Porque «más allá del talo con chorizo hay todo un mundo por conocer».
«La tradición ha legado el uso de la tierra y parte de los activos, ciertas técnicas y usos y formas de producir y, al mismo tiempo», recordó Javier Garro, responsable del área de producción animal de Lorra. «Por otra parte –añadió– el profesional ha apostado por trabajar junto con el medio ambiente, utilizar la formación y la tecnología y dedicarse a hacer un producto de calidad peleando con el mercado, que es complicado, con la financiación y con la rentabilidad, a veces mejor, a veces peor». Lo que más lamenta Garro es que, pese a todo, la labor del sector primario no sea reconocida. Y eso que «gestionamos el territorio, lo mantenemos en las mejores condiciones y fijamos a la población rural. Esto no es la Euskadi vacía».
Jon Lekerika, horticultor de Lezama, se considera un «agricultor del siglo XXI». «Mis dos hermanos y yo cogimos la explotación que nos dejaron nuestros aitas hace 35 años. Al principio, hicimos seguimiento de lo que ellos hacían, tanto en producción como en comercialización directa en Mercabilbao. Poco a poco fuimos dando pasos. Hoy la explotación tiene 15.000 metros cuadrados en invernaderos calentados por biomasa, producimos tomate, pimiento, lechuga y flor. Pensamos que una clave para sobrevivir es la diversificación». Frente al cultivo tradicional, Lekerika ha apostado por el cultivo sin suelo de elevada tecnología: la hidroponía en fibra de coco. Contra las plagas, en lugar de fertilizantes lleva a cabo lo que se llama 'lucha biológica', que consiste en «hacer suelta de diferentes insectos para que a su vez parasiten otros insectos». «Otro proyecto que tenemos a corto plazo es el uso de energías renovables», concluye.
«En los últimos 30 años hemos pasado de tener pequeños huertos como complemento a la renta agraria del baserri a disponer de nuevas y tecnificadas explotaciones hortícolas. En ganadería también se ha producido una verdadera revolución, pasando de tener un 'Arca de Noé' en cada caserío, donde los animales vivían hacinados en la parte baja, a tener explotaciones especializadas en modernas infraestructuras y mejora genética», resumió Martín Uriarte, director gerente de la cooperativa Lorra. Entre los grandes hándicaps habló del «desequilibrio extremo» que hay en Bizkaia entre hombres y mujeres y recordó, al respecto, que se están aplicando medidas «coercitivas». «Una de ellas, impedir que reciban ayudas de las administraciones empresas, asociaciones y organizaciones del sector que no presenten en sus órganos de decisión al menos una mujer».
«Estamos seriamente comprometidos con el cambio climático, hacemos mediciones de fijación de carbono en nuestras explotaciones y me atrevería a decir que nuestra actividad es la única que se puede considerar sostenible al cien por cien», avanzó Javier Aramendi, baserritarra veterano. El también presidente de la Asociación de Ganaderos de Orozko no entiende, por tanto, «la falta de respeto que la sociedad urbana tiene hacia la rural». «El alcalde de Bilbao tiene bien ordenada su ciudad, con señalizaciones y prohibiciones. Pero el monte parece que es de todos. Hace unos días tuve que llamar la atención a un joven que paseaba con su perro y me asustó al ganado. 'Tú estás paseando, pero yo estoy trabajando y esto me va a costar reconducirlo tres o cuatro horas', le dije. Los baserritarras no nos otorgamos la protección exclusiva del monte, ¡pero lo que tenemos que aguantar!». Aramendi es especialmente crítico con «los políticos pijos» e «ingenieros» que «nos dejan sin capacidad de reivindicación». «Si los jabalíes destrozan nuestras tierras, nos dicen, 'haz un seguro', como si eso resolviera algo. Es como si yo ahora fuera al despacho de la diputada de Agricultura, le diera la vuelta a su mesa y le dijera, 'ahora haz un seguro'».
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