Basauri dice adiós a la popular Casa de los Maestros

La desaparición del inmueble no es una más. No solo por el valor sentimental que representaba para muchos basauritarras, sino porque es la piedra angular de un ambicioso plan urbanístico. El proyecto, con un coste de más de 25 millones de euros, supondrá la regeneración y reordenación de los barrios de San Fausto, Bidebieta y Pozokoetxe, donde prosigue la construcción del parque en la zona de la antigua playa de vías. En total, está prevista la construcción de 277 pisos.

El solar de la Casa de los Maestros fue adquirido el pasado mes por la empresa Residencia Basozabal S.L. (Grupo Eibar), por 4,7 millones de euros. Según fuentes de la empresa, la venta de los pisos «ha sido todo un éxito». «Nos los han quitado de la manos», se felicitan. Y eso pese a que el precio ronda, de media, los «400.000 euros» por casa. La promotora justifica el coste por el empleo de materiales de «primera calidad», la céntrica ubicación y la cercanía a la entrada del metro.

Las nuevas viviendas tienen alrededor de «90 metros cuadrados útiles», aunque la edificación total llega en algunos casos hasta los 114 metros cuadrados al incluir una terraza. Si todo marcha según lo previsto, el bloque estará levantado para «el primer trimestre de 2022».

El proyecto de regeneración del centro de Basauri no ha estado exento de polémica y se ha alargado más de una década. Un rosario de proyectos, anteproyectos, distintas visiones de pueblo por parte de los partidos políticos que ocupaban el Ayuntamiento y hasta una consulta popular dan muestra de que no ha sido fácil. En un primer momento las protestas fueron para el plan de la alcaldesa socialista Loly de Juan, que contemplaba la construcción de 600 viviendas. Con la llegada del jeltzale Andoni Busquet a la alcaldía, el diseño cambió, lo mismo que el sentido de las críticas. En su caso, los reproches llegaron por levantar «pocos inmuebles protegidos».

La venta de la Casa de los Maestros, además, generó críticas de varios colectivos locales. Acusaban al Ayuntamiento de vender «patrimonio municipal» y de apostar por un modelo en el que «solo puede participar gente con ingresos altos». Sea como fuere, desde ahora, el edificio ya forma parte de la memoria de la localidad.