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Balmaseda ha hecho un viaje en el tiempo y en la distancia. Por unas horas se ha convertido en la Jerusalén de hace 2.000 años para revivir el tormento que sufrió Jesús durante sus últimas horas antes de ser crucificado en el monte Calvario. ... El resultado ha sido «espectacular». Así lo ha definido Loli Vázquez. Esta venezolana residente en Dubai no podía contener a emoción. «Lo que estoy viendo es muy realista. Lo viven mucho y, pese al frío que hace, sigue adelante», destaca.
Razón no le falta. La localidad encartada se ha volcado una vez más con la representación de un Vía Crucis que se repite año tras año desde hace siglos. 650 vecinos han tomado parte en la recreación -350 de ellos como actores- más relevante de Bizkaia, que ha reunido a más de 50.000 visitantes en la localidad. La lluvia, aunque ha aparecido tímidamente al final, ha respetado la receración. No así un gélido viento que ha hecho tiritar a más de un romano.
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Entre las decenas de figurantes había muchos veteranos. Juan Carlos Diego y Lorenzo Mendizabal son dos de ellos. «En 25 años que hemos salido en la Pasión Viviente hemos hecho de todo», comentaban a primera hora de la mañana. Este año les ha tocado encarnar el papel de los sacerdotes que pidieron la muerte de Cristo. Aunque ambos peinan canas reconocen que sienten un «cosquilleo» cada vez que llega este día. «Nuestro papel es sencillo. Es más difícil para los compañeros que tienen diálogo», añaden.
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Al son del ritmo que marcaban los tambores la acción ha comenzado a las 9.30 horas. La comitiva ha partido del frontón hacia el Campo de las Monjas. Allí ha tenido lugar el juicio en el que, a petición de los fariseos, Poncio Pilato ha condenado a muerte al hijo de Dios, encarnado en esta ocasión por Jon Ortiz de Vallejuelo, un joven de 27 años. «Hoy es un día muy bonito y especial, aunque sé que físicamente va a ser duro», comentaba nervioso Jon en el frontón de Balmaseda instantes antes inicio del Via Crucis.
La tradición de la Pasión Viviente está muy arraigada en su familia. Su padre, Javier, ha sido tradicionalmente romano, aunque este año representa el papel de Cirineo, el hombre que ayuda a Jesús con la cruz. Un tío de Jon también representó a Cristo años atrás.
Tras el juicio ha comenzado el Vía Crucis por las calles del casco histórico de Balmaseda y el martirio. Latigazos, corona de espinas y una cruz de 84 kilos (15 más que los que pesa Jon). Allí, al poco de iniciar el recorrido, Jesús se ha caído por el peso de la cruz. Ha sido la primera de las tres veces que sus huesos han dado contra el suelo durante este penoso recorrido. Un tránsito hacia el Calvario en el que unos metros después se ha encontrado con la Virgen María (representada por Begoña Ortiz de Valluejo, tía de Jon) y con la Verónica.
Han sido dos momentos repletos de emoción en los que tanto parte del público asistente como de los propios 'actores' no han podido contener las lágrimas. La primera la propia Begoña. «Hoy es un día muy especial porque te metes en el papel, pero también porque te embargan los recuerdos de todos los familiares mayores que nosotros, padres, tíos y abuelos, que han tomado parte en la pasión y que ya no están entre nosotros», confesaba. El Vía Cruces forma parte de la identidad de Balmaseda y para muchas familias es una tradición que pasa de generación en generación desde hace siglos.
Durante el recorrido la gente se ha agolpado a ambos lados de las calles que atravesaba la procesión. No siempre era fácil encontrar un sitio desde el que se viese bien su paso. Los getxotarras Paulino Garrido y Marije Martínez eran dos de las personas que trataban de encontrar un buen lugar. Paulino ya había presenciado esta pasión viviente «hace 55 años y me impresionó». Para Marije era la primera vez. «He oído hablar mucho de ella y, aprovechando que este año nos hemos quedado aquí en Semana Santa, quería conocerla. Vamos a ver si encontramos un buen sitio para verla porque hay mucha gente», contaba.
Tras el final de la recreación todas las personas que han participado se han reunido de nuevo en el frontón. Allí un emocionado Jon les ha dado las «gracias a todos los que habéis participado porque la procesión somos todos. Ha sido un honor ser el Jesús de Balmaseda y os voy a estar eternamente agradecido por el calor que me habéis transmitido estos días».
A nivel físico este joven deportista confesaba que el esfuerzo de este Viernes Santa ha sido como «hacer una etapa del Tour pero con lastre». Aún así reconocía que «emocionalmente ha sido mucho más duro y a la vez impresionante. Ha sido un orgullo representar a Balmaseda».
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