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sergio llamas
Viernes, 19 de abril 2019, 13:49
La Pasión de Cristo ha vuelto a cobrar vida en Balmaseda. Miles de personas han disfrutado esta mañana con la recreación del Vía Crucis más famoso de Bizkaia, en cuya ir organización toman parte todos los años cerca de 650 voluntarios, de los que más ... de la mitad encarnan algún personaje. Algunos, como Javi Ortiz, llevan décadas implicados en esta tradición. «Llevo 22 años como soldado, aunque empecé a participar en la Pasión Viviente a los diez. Antes ya habían salido mis padres y mis tíos, mi hermano fue un año Jesús, y desde hace cinco años sale mi hijo, también de romano, que hace de mi compañero», ha detallado.
Antes de las nueve de la mañana los 38 soldados, liderados por un centurión, han desfilado al ritmo de los tambores. Todos los años ellos son los primeros m en tomar el casco histórico de la villa. «Somos la guardia y hacemos una ronda por las calles como toque de queda. La vuelta al pueblo que damos es una costumbre que queda de cuando la Pasión Viviente comenzaba a las seis de la mañana», ha explicado Ortiz, que no se ha mostrado preocupado por las gotas de lluvia caídas a primera hora, y que no se han vuelto a repetir durante toda la mañana. «Ha habido años de tiempo muy duro y siempre se ha salido. En Balmaseda esto se lleva dentro», ha defendido.
También las nuevas generaciones sienten este espíritu con la misma fuerza. Julen González sólo tiene 17 años, pero lleva desde los 15 participando en la representación: primero como criado de Pilato y ahora como guardia de Sanedrín. «Salimos desde pequeños en las procesiones txikis. Me encantaría hacer de Jesús algún año. Aquí es la meta de cualquiera», ha confesado.
Para las nueve y media un Judas arrepentido (encarnado por Jorge Acebes) ha llegado hasta el campo de las Monjas, donde ha renegado de su bolsa de monedas y se ha ahorcado entre estertores de agonía. Forma parte de la crudeza que Balmaseda le impregna a la representación todos los años, como los 25 latigazos impartidos sobre la espalda desnuda de Jesús (Gonzalo Menéndez). «Los últimos me ha 'churrado' algo más de los que esperaba », ha advertido tras un Vía Crucis que le ha tenido cargando con una cruz de más de 60 kilos, durante cerca de dos horas, por las calles de la villa. «Cuando dije que sí a esto no tenía ni idea de en lo que me metía. Para mí esto ha sido inolvidable», ha subrayado.
Poncio Pilato (al que ha dado vida Juan Carlos Santibáñez) se ha lavado las manos fiel al ritual, tras intentar perdonar su vida. «Ecce homo», le ha presentado ya con la corona de espinas, la espalda roja por los golpes y la capa impuesta por los soldados. «Este año he notado que el personaje tenía más responsabilidad», ha admitido el hombre que en los últimos cinco años ha hecho de Caifás, de sacerdote y hasta de apóstol, y que había llegado al día de hoy con la voz tocada por el tiempo. «Estoy contento porque al principio pensaba que no me iba a dar la garganta», ha añadido Santibáñez.
Los momentos más emotivos han sido los encuentros con la Virgen María (Fabiola Menéndez, tía de Gonzalo) y María Magdalena (Rebeca Puente). «Lo he vivido con muchísima emoción», ha apuntado esta última. Para añadir más emoción al momento, no han faltado las voces en directo de la Koral Kolitxa. «Esto ha ido evolucionando con los años, pero durante la primera parte cantamos cuatro canciones. Luego hay algunas que se dejan grabadas para las estaciones del Vía Crucis, y al final volvemos a cantar en la Crucifixión», ha detallado Anselmo Alonso, que lleva 51 años «ininterrumpidos» poniendo su voz a la cita.
La representación ha finalizado cerca de las 13.00 horas con la crucifixión de Jesús, Gestas y Dimas sobre un escenario de 50 metros de ancho y 15 de alto, donde Menéndez ha pronunciado las proverbiales palabras, «Ya todo está cumplido», delante de una explanada abarrotada de espectadores, antes de su descendimiento para volver a ser puesto sobre el regazo de la Virgen María. «He estado muy emocionada todo el rato. No he parado de llorar», ha afirmado la mujer tras el acto, que nuevamente también se ha podido seguir en directo a través de Internet. El año pasado 10.000 personas se conectaron en directo a la retransmisión.
«Quiero daros las gracias efusivamente y animaros a seguir en próximos años. Ahora disfrutad del resto del día, un abrazo y un beso muy fuerte a todos», ha felicitado, al terminar la representación, el director creativo de la misma, José Ángel Ramón 'Zarra'. Con todo, la Semana Santa balmasedana no ha finalizado. Esta tarde, a las 19.00 horas, será la procesión del Entierro en la que desfilan entre otras la Magdalena y la Virgen María. La marcha parte de la plaza San Severino para discurrir por las calles Correría y Martín Mendía, antes de volver al punto de partida. A las 21.30 horas será la procesión del silencio, escoltada desde la plaza San Severino por la guardia romana. Ellos velarán porque los pasos del Cristo del Cementerio y la Dolorosa lleguen hasta el camposanto. El primero reposará en la capilla que hay allí mismo, mientras que la segunda volverá a la iglesia parroquial.
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