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La avispa asiática cumple ahora cuatro años como 'vecina' afincada en Bizkaia, donde se han retirado 832 nidos en lo que va de 2018, según fuentes de la Diputación. A esta cifra hay que añadir los eliminados por el Ayuntamiento de Bilbao, que actúa por su cuenta y ha efectuado decenas de actuaciones en este mismo periodo.
El asentamiento de esta especie, originaria de China, está rodeado de rumores y medias verdades que han acrecentado la mala fama que traía ya al entrar en la Península, vía Francia, después de haber pasado una década 'colonizando' Europa. Lo cierto es que la 'Vespa velutina' –su nombre científico– no despierta simpatías. Para empezar, porque es mucho más grande que otras avispas, pero también por su capacidad invasora y su voracidad, ya que allá donde va diezma la población de abejas –con funestas consecuencias para la polinización–, la de otros tipos de avispa y la de todo insecto que pueda saciar su tremenda hambre de proteínas.
Además, en las últimas semanas, su leyenda negra se ha visto acrecentada con la muerte en Galicia de tres hombres, todos ellos alérgicos, que fueron atacados al toparse con un nido cuando realizaban tareas del campo. En realidad, parece que la avispa asiática sólo fue 'culpable' de uno de los fallecimientos. «Pero ahora está en el punto de mira», admite Ana García Pérez, investigadora de Neiker, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Tecnológico, quien destaca que «todavía se sabe poco de esta especie y, aunque se ha ido avanzando en el conocimiento de su biología, aún quedan muchos aspectos que investigar que podrán mejorar los métodos de control». Estas son algunas claves ya desentrañadas –explicadas por dos expertas– sobre el asentamiento en Bizkaia de esta avispa, que ha venido para quedarse.
1.
Al principio de la invasión, los nidos se encontraban principalmente en las copas de los árboles (pueden colonizar cualquier especie), pero, según ha ido progresando la plaga, «también se han hallado en setos o arbustos, a ras de suelo y en aleros o cornisas de edificios», indica Ana García Pérez. Aunque la creencia más extendida es que están presentes casi exclusivamente en el campo, lo cierto es que no. Siempre que tengan cerca agua –necesaria para construir sus enormes nidos–, les da lo mismo un lugar que otro, de modo que también viven en núcleos urbanos. «Yo las he visto en Bilbao, por Sabino Arana. Vuelan muy alto, pero bajan a beber si hay agua de algún riego, por ejemplo», explica Marta Saloña, asesora científica del Servicio de Entomología Forense de la UPV/EHU.
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2.
¿Su mala fama es porque atacan más a los humanos que otras avispas? «No. De hecho, parece que son más pacíficas», aclara Saldaña. Aunque, igual que sus parientes, atacan si se sienten amenazadas, así que hay que evitar manotazos y aspavientos cuando están cerca. La propia especialista vio una en su balcón recientemente y la atrapó con un cazamariposas para estudiarla. «Eso, por meterse con una entomóloga», bromea.
3.
Las dos expertas coinciden en afirmar que su picadura es mucho más dolorosa que la de otras variedades. «Además, al ser de gran tamaño, la cantidad de veneno que inocula puede ser mayor», añade la investigadora de Neiker. Para los alérgicos, los problemas pueden ser más graves. Hasta la muerte.
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4.
La invasión entró por Gipuzkoa en 2010, desde Francia, y se ha extendido a un ritmo aproximado de 50 kilómetros al año. «Desde 2014 está muy bien implantada en Bizkaia y Gipuzkoa, creemos que por su mejor adaptación al clima atlántico, con temperaturas medias más suaves que las que encontramos en Álava, donde el avance ha sido más lento hasta la fecha», indica Ana García Pérez.
5.
Según datos facilitados por las diputaciones, que son los entes encargados de la gestión de esta especie invasora, en 2017 se retiraron 2.231 nidos en Bizkaia, 1.287 en Gipuzkoa y 268 en Álava. El resto de la cornisa cantábrica –Galicia, Cantabria y Asturias– también está afectada. «El clima es propicio, ya que la actividad de las reinas y la construcción de los nidos empieza en febrero y marzo, cuando las temperaturas suben por encima de los diez grados. Por lo tanto, si la primavera es temprana y con temperaturas suaves, es probable que ese año sea muy favorable para 'Vespa velutina' –apunta García Pérez–. Si, por el contrario, el final del invierno y el comienzo de la primavera son fríos y lluviosos, el ciclo se retrasa y el desarrollo de los nidos de la avispa se ve afectado, por lo que el impacto de la plaga será menor. Ya pasó en 2013, que fue un año poco propicio para el desarrollo del ciclo de las avispas». Tal y como afirma Marta Saldaña, la entomóloga de la UPV, «el frío y la lluvia» parecen haber frenado su evolución este año.
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6.
Viendo su implantación actual, y con los medios disponibles de control, la erradicación de la avispa asiática es difícil. «Hay que intentar minimizar su impacto», avanza la investigadora de Neiker como única solución para frenar el problema. «La retirada y destrucción de los nidos es la medida más eficaz. Y los trampeos de reinas en primavera se utilizan ampliamente en los colmenares», explica. Por su parte, Saloña considera que en Bizkaia «los métodos para matarlas no son eficientes. Se ha ido de las manos, los nidos están en lugares innaccesibles...».
7.
Los nidos sólo pueden ser manipulados por personal autorizado y preparado y siguiendo los protocolos de seguridad. «Si la ciudadanía identifica la presencia de uno, debe contactar con su ayuntamiento, que, tras evaluar la situación, pondrá en marcha el operativo de retirada», afirma la investigadora de Neiker.
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