Autonomía: la eterna reforma pendiente de una de las arterias del corazón de Bilbao

«Salvo por el tranvía hasta La Casilla, de ahí hasta Zabalburu la calle solo ha cambiado en el nombre desde que se llamaba Gregorio Balparda», señala otro residente, Alberto Sanz. Y un tercero, Ignacio Álvarez, considera «realmente extraño que un Ayuntamiento que se caracteriza por haber realizado una amplia labor de remodelación urbana en muchos puntos de la ciudad haya pospuesto o dejado hasta este extremo una de las calles principales de Bilbao». Álvarez va más allá: «Es incongruente apostar por la reducción de tráfico en toda la villa y mantener la densidad que soportamos aquí», donde «hay mucho más espacio para el coche que para los viandantes», con hasta cinco carriles de circulación.

«El abandono se puede observar en todo el mobiliario urbano, desde las vallas y bolardos hasta las baldosas propias de Bilbao, muchas de ellas completamente borradas por años y años de uso. Por no hablar de las farolas de veinte metros de altura y escasa luminosidad, que hacen complicado e inseguro andar de noche por la calle, mientras que el resto de la ciudad cuenta con luminaria moderna», añade este vecino.

Autonomía es «una trinchera social, separa el sur de Bilbao del centro de la ciudad. No hay más que comparar las calles que corren paralelas por arriba y por abajo, no tienen nada que ver», resumen desde la Asociación de Vecinos de Irala, muy crítica con la «inacción» del Gobierno municipal. «Quejas vecinales hay muchas; respuestas, pocas, por no decir ninguna», sostiene.

La separación entre las dos áreas se refleja en el precio de la vivienda, «en general más barata de Autonomía hacia arriba que hacia el centro», precisa David Hormias, de la inmobiliaria Quorum. «Hasta dentro de la propia calle hay diferencias entre los números pares e impares». Son más caros los pisos de la acera más próxima al centro, «mejor orientados y a los que llegas sin tener que cruzar la calle si vienes desde Moyúa o Indautxu». El experto advierte de que «si no hay una inversión por parte del Ayuntamiento para arreglar la calle, que es una arteria principal de la ciudad, si no vive una renovación de aquí a no mucho tiempo, la vivienda se depreciará».

La reforma ha sido un tema recurrente en los plenos municipales. «Un clásico», dicen desde el PP, que intentó incluir en los últimos Presupuestos, sin éxito, una partida para renovar la calle. En 2018, Carmen Muñoz, edil ahora por Elkarrekin Podemos, propuso peatonalizarla. La idea no salió adelante, pero sí una enmienda del equipo de gobierno en la que se comprometía a diseñar un plan de mejora con la opinión de los residentes.

Desde el Ayuntamiento afirman que «ya se han dado importantes pasos» en «el compromiso plenario que aludía al entorno de Autonomía-Gordóniz-La Casilla-María Díaz de Haro, como eje de conexión entre Amézola y Doña Casilda». Sin embargo, la renovación de Autonomía se topa con un freno ajeno al Consistorio: «Fundamentalmente en el tramo que va de La Casilla a Zabalburu, su ejecución está estrechamente vinculada al desarrollo tranviario y, por tanto, a expensas del mismo». El cierre del anillo a través de Hurtado de Amézaga condiciona una intervención integral en la calle. Y ese cierre depende de la llegada del AVE a Bilbao.