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El 60% de los vascos entre 18 y 44 años que quiere emanciparse carece de ingresos suficientes para acceder por sí mismo a una vivienda, ... según la última encuesta de demanda publicada por el Gobierno vasco con datos de 2023. No es que estén fuera del mercado laboral, sino que el salario que perciben es inferior al que necesitarían para residir en un domicilio. Y si alquilar ya resulta complicado para muchos jóvenes tras el encarecimiento de las rentas -en Bilbao están por encima de los 885 euros, de los 1.094 en San Sebastián y los 774 en Vitoria- comprar un piso lo es todavía más. El precio de la vivienda se elevó un 8,5% el pasado año en el País Vasco. Es la mayor subida desde que existen registros, los cuales se remontan al año 2007, en plena burbuja inmobiliaria y cuando el coste de la vivienda tocó techo.
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Pese a las limitaciones, los estudios siguen avalando que los vascos prefieren vivir en un piso en propiedad que de alquiler. El último que lo confirma es el Deustobarómetro. El informe detalla que nueve de cada diez ciudadanos prefiere comprar a arrendar. El problema es que sus ingresos resultan insuficientes para afrontar una compraventa, sobre todo entre los jóvenes. El último informe del Observatorio vasco de la Juventud sobre mercado laboral refleja que uno de cada cuatro asalariados de entre 16 y 29 años que trabaja en el sector privado tiene unos ingresos netos inferiores a los 1.000 euros. Y en 2023 las personas entre 18 y 34 años debían destinar el 64% de su salario a pagar la hipoteca. Conclusión: la capacidad de ahorro es baja para hacer frente a los pagos de una vivienda.
A las limitaciones salariales se suman las barreras financieras de las entidades bancarias. A pesar de que el acceso al crédito ha mejorado tras la bajada de los tipos de interés, los bancos siguen teniendo en cuenta que el comprador no destine más del 30% de su sueldo al pago de la hipoteca para conceder o no un préstamo. Además, hay jóvenes que no tienen problemas para pagar la mensualidad de una hipoteca, pero sí para abonar el 20% del precio total de la vivienda que exigen los bancos como entrada. Ante este escenario, una opción que se extiende en Euskadi para facilitar el acceso a un piso en propiedad es la donación intrafamiliar. Cesiones de dinero o de bienes inmuebles entre miembros de la misma familia.
Según la estadística del Consejo General del Notariado, que se nutre de los datos recogidos por Colegio Notarial del País Vasco, el pasado año se tramitaron en Euskadi 3.453 donaciones. Un 18% más que en 2015. El mayor salto se produjo entre 2020 y 2021, precisamente cuando la pandemia estalló. Por aquel entonces las herencias en vida crecieron un 20% pasando de 2.698 escritos a 3.250. Cabe señalar que en Euskadi, a diferencia de otras comunidades, los pactos sucesorios -o herencias en vida- también computan como donación.
Los datos no desgranan las donaciones por tipología, pero Andrés Urrutia, notario y presidente de la Academia Vasca de Derecho, sí que asegura que cada vez son más los progenitores que quieren «proporcionar medios de financiación a los hijos para la compraventa de un inmueble». ¿De qué tipo de donaciones hablamos? Urrutia explica que se cede «dinero en metálico o segundas residencias» con el objetivo de que los hijos puedan ser independientes. «Las nuevas generaciones tienen menos disponibilidades económicas para pagar un piso así que tienen dos opciones: ir al banco, con las exigencias marcadas por los mismos, o acudir a sus padres», admite el experto.
El sociólogo y profesor de la UPV, Diego Carbajo, que centró hace años su tesis en la emancipación juvenil incidiendo en la transferencia de recursos que se realiza de generación en generación, confirma que «hay familias que han decidido dejar la segunda vivienda o las herencias que han obtenido de otros familiares a sus hijos para ayudarles a conseguir un domicilio». «La precarización fuerza a que se produzcan transferencias. Siempre se ha asociado el concepto de ser un adulto con tres cuestiones: tener un trabajo estable, una propiedad y descendencia. Esto hoy en día se adquiere mucho más tarde que antes, sobre los 40 años. La prolongación de la juventud tiene oculta la precarización de los adultos, que se resuelve con la movilización de recursos externos», añade.
60 %
de los vascos de entre 18 y 44 años que quiere emanciparse confiesa carecer de los ingresos suficientes para acceder a un piso por sí mismo, según un informe del Gobierno vasco.
3.453 donaciones
es el número de donaciones que se tramitaron en Euskadi el pasado año. Son un 18% más de las que se firmaron diez años atrás
8,5 %
se incrementó el precio de la vivienda en el País Vasco en 2024, la mayor subida desde que existen registros, que se remontan a la burbuja inmobiliaria.
Carbajo mantiene que la generación que nació en los años 1950-1960 pudieron acceder al mercado inmobiliario de manera «más fácil», lo que les ha permitido contar con «un excedente de propiedades» que ahora «transfieren». «No fue un camino de rosas. Es una generación con una cultura del esfuerzo incorporada. A los 16 ya se ponían a trabajar. Y por aquel entonces con un sueldo podían hacer frente al pago de un domicilio, algo que se complica más hoy en día», asegura.
En lo que coinciden los expertos es que las opciones que los jóvenes tienen para acceder a un piso en propiedad son «escasas». «Hacen falta como mínimo dos sueldos, suerte para que un banco conceda un crédito hipotecario y una familia que sirva como aval. Frente a esto, los progenitores prefieren dar el bien en vida que asumir el riesgo de fiarlo en un banco», apunta el sociólogo.
Hasta que se tramite la reforma fiscal vasca, las donaciones intrafamiliares seguirán gravando. Por el momento, la hacienda vizcaína retiene el 1,5% de las donaciones intrafamiliares que se realizan. El texto que trabajan las diputaciones pretende que las donaciones familiares a menores de 36 años queden exentas, siempre y cuando se demuestre que están dirigidas a la adquisición de un domicilio. Un giro que «hará que este modelo de financiación crezca todavía más», según Urrutia.
La situación no es exclusiva de Euskadi. Ni mucho menos. Las donaciones se han incrementado un 133% en una década en el conjunto del país. Mientras que en 2015 se tramitaron poco más de 85.000 escritos, el ejercicio pasado la cifra creció hasta sobrepasar los 199.000. En Madrid, donde la vivienda en propiedad se encareció un 7,7% de media y un 9,5% si atendemos solo la obra nueva, las donaciones también se han disparado, pasando de 22.669 a 41.925. Lo mismo ocurre en Asturias. Según la documentación del Consejo General del Notariado, las herencias en vida han aumentado un 253%.
A sabiendas de que la compra de un inmueble es una de las opciones a las que los jóvenes querrían optar en un futuro, a pesar de que en las listas oficiales el número de demandantes de alquiler supere a los que optan por la adquisición, el Gobierno vasco pondrá en marcha el próximo mes de junio una línea de avales para facilitar la adquisición de pisos a jóvenes menores de 40 años.
El objetivo de la medida, impulsada por el Departamento de Hacienda, es avalar el importe que las entidades bancarias no llegan a financiar, que normalmente es el 20% del precio del inmueble. De esta forma, los potenciales compradores no necesitarán tener un aval familiar para que un banco les conceda una hipoteca «con el riesgo que ello requiere».
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