«Abrí la puerta y salieron a saltitos porque estaban atados de pies y manos»

Entonces, no pensaba, sólo actuaba, pero después del subidón de adrenalina llegó el «bajón» y esta noche no ha podido pegar ojo rememorando lo sucedido. «Si hubiera ido cinco minutos antes, habría estado atada igual que ellos», cree. La mujer había acudido a la sucursal sobre las dos y cuarto de la tarde para sacar 10 euros para tomar algo en una terraza, pero el cajero no le daba dinero. «Estaba como abierto por detrás, como cuando están vaciando la caja y se oían ruidos y voces. Yo estaba en mi mundo. ¡Cómo me iba a imaginar yo que eran unos atracadores!».

De repente, «salieron los dos corriendo. llevaban gafas de sol de espejo y bolsas. El que me empujó tenía una sudadera blanca con el choto puesto y la escopeta recortada en una mano. Me quedé paralizada». Marisa se dio cuenta en ese momento que se trataba de un atraco. Los asaltantes estaban «nerviosos y se chillaban entre ellos. Fueron enfilados».

A continuación, entró en la oficina preguntando a gritos por el nombre de la directora, que en ese momento no estaba, y por el de su sustituto. «Escuché voces al fondo. Me pedían ayuda. Abrí la puerta y salieron a saltitos porque estaban atados de pies manos. Les pregunté dónde había una tijera y corté las bridas y el cordón», recuerda. «Estaban bien, les dolían un poco las muñecas de las ataduras, pero no tenían heridas».

Entonces, «me bloqueé un poco. No acertaba a marcar el número de emergencias 112. Me lo tuvieron que decir ellos». Por teléfono, describió cómo iban vestidos y «al de poco tiempo les detuvieron y empezaron a llegar furgones de Policía, agentes de paisano, una ambulancia... Fue todo súper inmediato». El empleado estaba bastante afectado porque él fue la primera persona con la que se toparon los atracadores. «Le dieron un capón en la cabeza».

El atraco coincide con el solape de los turnos de la Ertzaintza, pero el horario está «planificado para que no quede ningún fleco». Gorka, el jefe de patrullas del grupo 5 de la Ertzaintza en el turno de mañana, estaba con su compañero en la calle Autonomía cuando el 'irrati', el jefe de comunicaciones de la comisaría de Bilbao, «nuestro ángel de la guarda», les avisó por emisora de que había un atraco con rehenes en La Peña.

Mientras se dirigían hacia allí, Gorka fue «distribuyendo a las patrullas para crear un cerco» y cerrar el paso a los atracadores en las posibles salidas. Sus compañeros del grupo 3, de tarde, también intervinieron. «Solemos tener situaciones peligrosas, últimamente muchas con armas blancas. Estamos acostumbrados y tenemos instrucciones que cumplimos a rajatabla. La respuesta a este incidente fue perfecta».

Cuando se encontraban a unos 70 metros de la sucursal, «Korta nos informa de que han salido y vemos a dos individuos corriendo al fondo. Ellos no nos vieron, lo hicimos bien». Para entonces se habían repartido el botín y empezaban a separarse. Con una descripción «escueta y directa de la ropa que llevaban», les alcanzaron en el Pipican que hay en una de las colinas. «A uno le dimos instrucciones claras para que dejara el arma.

En el 99% de los casos cuando el delincuente ve contundencia y disciplina en la Policía, se entrega». Después de engrilletarles, comprobaron que la escopeta recortada estaba en uso, cargada con munición y se siguió «la cadena de custodia con el dinero, el disfraz que llevaban y las bridas». Eran dos hombres de 47 y 56 años con antecedentes policiales, que fueron detenidos y trasladados a la comisaría.