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3 minutos y 20 segundos. Es el tiempo que tarda un vehículo en recorrer el nuevo tramo de la Supersur que enlaza los túneles de ... Peñascal con la Ap-68. La entrada en servicio de la ampliación de esta autopista que circunvala Bilbao se produjo ayer, tras cuatro años de obras y 222 millones de euros de inversión. Y lo ha hecho con cierta confusión en sentido Arrigorriaga, puesto que el sistema de peaje sin ticket (hay que pasar por un pórtico, al estilo Portugal) ha despistado a los usuarios y no ha funcionado el cobro en las cabinas de la Ap-68, con quien supuestamente Bizkaia ha firmado un convenio para que los conductores no se escapen sin pagar de primeras y no haya luego que reclamarles el dinero por carta.
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La puesta de largo no vino precedida de un acto protocolario (están prohibidos por la ley electoral ante la inminente celebración de los comicios municipales y forales del 28 de mayo). Así que los primeros coches y camiones han entrado en la galería a las seis de la mañana, instantes después de que se retirasen las vallas que franqueaban el paso. EL CORREO ha recorrido también estos 4,7 kilómetros (un tramo que está compuesto por dos túneles y un viaducto) para conocer sus pormenores. Nuestro recorrido comienza en Ortuella, tras venir con el coche desde el Puerto. Faltan pocos minutos para las once de la mañana y hay poco tráfico en la A-8. Mucho menos en la Supersur.
Ascendemos por el viaducto que nos introducirá en las galerías que son la seña de identidad de esta autopista por la que la Diputación espera que circulen a diario 20.000 automóviles, 7.000 de ellos pesados. Por ahora solo vemos camiones. En realidad, por normativa, este tipo de vehículo debe pasar por aquí para cincunvalar la metrópoli y oxigenar el resto de carreteras.
En apenas siete minutos, llegamos al tramo nuevo. Lo primero que llama la atención es que el primer túnel, el de Arnotegi, está muy bien iluminado. La Diputación ha dotado a este recorrido de luces de tipo Led. Es el primer tramo subterráneo de gran distancia que cuenta con este tipo de sistema, mucho más potente y de menos consumo.
En el lateral izquierdo de la caverna de Arnotegi se observan 8 salidas de emergencia, una cada aproximadamente 250 metros, porque este paso subterráneo cuenta con dos kilómetros de longitud. La velocidad máxima permitida es de 80. Esto también es percibido como una novedad por el conductor, ya que en todo el resto de la Supersur se puede circular a 100 kilómetros por hora. Resulta un tanto extraño.
Nuestro vehículo sale al exterior y comienza a cruzar el puente de Bolintxu. Son solo 220 metros, así que es difícil fijarse en el entorno natural que atraviesa el nuevo tramo de la Supersur, puesto que es cuestión de unos pocos segundos. Este viaducto ha generado protestas de los grupos ecologistas al entender que supone un impacto muy importante.
Circulamos ya por el túnel de Seberetxe. Son 620 metros, dibujados en una ligera curva hacia la izquierda. En menos de un minuto salimos al exterior en Venta Alta, evitando el paso por uno de los puntos de más tráfico que hay en Bizkaia: la bifurcación que separa la A-8 (hacia Malmasin) y la AP-68 (a Arrigorriaga). La ampliación está pensada, sobre todo, para evitar atascos en esta localización clave, donde se separa el flujo que va a San Sebastián y el que se dirige a Vitoria.
Aunque lo más llamativo sucede cuando nos encaminamos hacia el peaje. Abonamos solo 95 céntimos, que corresponde a la tarifa del pequeño trozo de AP-68 que recorremos para salir del trazado. Es decir, no hay ni rastro del canon por usar, no ya el último tramo de la Supersur, sino toda la autopista, porque hemos entrado en Ortuella sin que nadie nos diera un ticket. El importe debería de haber sido de los citados 0,95 euros más 1,80, pero no ha habido ningún cargo. En sentido contrario no hay problema, ya que hay peajes de la institución foral en cada salida.
La semana pasada, el diputado de Infraestructuras, Imanol Pradales, explicó que el peaje se cobraría con normalidad a todos los usuarios que tengan Via-T (el sistema automático de paso) al paso de los pórticos y que para el resto se daban dos opciones. La primera es darse de alta en la web de la sociedad foral Interbiak y asociar una tarjeta. No hay que coger recibo. Unas cámaras lectoras de matrícula se encargarán de pasar el cobro por el banco. La segunda opción iba a ser abonar el peaje en las cabinas de la autopista Ap-68, gestionadas por una empresa privada a modo de concesión.
Se supone, por lo que dijo Pradales, que se ha firmado un convenio con esta compañía para proceder al cobro diferido, pero esta mañana, en Arrigorriaga, no se exigía el cargo de 1,80 euros. Fuentes forales precisaron que, al ser los primeros días, el sistema está «en pruebas». No obstante, advirtieron de que, a corto plazo, de una u otra forma, habrá que pagar, ya que las matrículas quedan registradas por las cámaras. Las mismas fuentes precisaron que ayer «no hubo incidencias reseñables».
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