Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En Plentzia hay un cofre aún sin abrir. Una parte de su historia que por ahora nadie se ha atrevido a abordar. La aventura propone navegar entre las posibles contiendas navales -porque sí, se sospecha que pudo haberlas- que se produjeron en la bahía que ... abraza a esta localidad. Difícil imaginar que una villa fundada en 1299 no haya registrado ningún enfrentamiento de calado. Y más aún cuando la entrada al puerto contaba por entonces con dos zonas de vigilancia para un pueblo que vivía del mercado exterior. ¿Es entonces tan remoto imaginar disparos y cañonazos en estas aguas?
Noticia Relacionada
El misterio se ha vuelto a reavivar en los últimos días. Las sospechas de que realmente pudo producirse alguna escaramuza, más bien «pequeñas rencillas», entre navíos se disparan. Todo después de que un niño de cuatro años hallase una bala de piedra del siglo XV o XVI enterrada en la zona próxima al puerto. «Esto nos 'habla' también de su pasado más militar», apunta Arantxa Renteria, presidenta del Museo Plasentia de Butrón. Ese descubrimiento ha abierto la veda para sumergirse en ese pasado bélico del que no hay nada documentado.
O casi nada, porque la historia nos refresca un episodio tenso que obligó a desenfundar las armas. Incluso se llegaron a registrar disparos desde la muralla. Al frente de esa defensa, el alcalde de entonces no dudó a la hora de enfrentarse, con mucha valentía, a unos corsarios franceses que apresaron un barco plentziarra. «No hay nada publicado aparte de este episodio, pero eso no quiere decir que como este no ocurriesen otros enfrentamientos con ingleses o franceses. Que hubiese esos dos fortines en la entrada es porque sería habitual la amenaza», sostiene Renteria.
Aingeru Zabala
Nos situamos a principios de 1700. Por aquel entonces, los corsarios suponían una amenaza para los mercaderes que trataban de hacer negocio en otras tierras. «Los datos refrendan la idea de que a pesar de la escasa presencia de corsarios, escasa comparativamente -con el resto de zonas marítimas-, en el Golfo de Bizkaia la misma resultaba casi ineludible», recuerda Aingeru Zabala en el trabajo 'La guerra de sucesión en el mar cantábrico', publicado en Itsas Memoria, Revista de Estudios Marítimos del País Vasco. «Alteraban todos los aspectos de la vida marítimo comercial». Por cierto, también los había vascos.
En ese mismo documento nos evoca el que hasta el momento se podría catalogar como el episodio marítimo más tenso en Plentzia, una escaramuza que cortó durante unos largos minutos la respiración a la villa. Unos corsarios franceses tomaron preso un barco local y empezaron a vender entre los propios vecinos parte de su carga. «Esto debió de ocurrir muy cerca de la muralla. Antes la bahía y la ría eran más amplias, la calle Areatza era arena». Ante estos hechos, el alcalde, junto con sus ministros, tomó una chalupa y con mucho valor se aproximó hasta ese navío galo para resolver el conflicto.
Los franceses entonces tomaron posición defensiva. Para cuando el regidor llegó a la distancia de un tiro de mosquete, unos cincuenta metros, los corsarios cogieron sus armas -unos mosquetes y los alfanjes- tratando de frenar la aproximación. Plentzia recogió el guante y dio su réplica. Sin rodeos. «Viendo esto, la centinela disparó dos o tres de ellas para avisar a los vecinos que tomasen las armas y acudiesen», relata el escrito. Tuvo su efecto, ya que los franceses abandonaron el navío apresado y huyeron. Aunque luego los corsarios alegaron que la mala mar les arrastró y la venta de los productos era para poder comer.
Cierto o no, la reacción que tuvieron a Renteria le genera dudas. «Eran sospechosos de estar haciendo algo que la ordenanza -por ser corsarios- no les iba a cubrir y por eso sacaron las armas y luego se fueron». No cree que este fuese un hecho aislado. «Este lance nos da una idea del ambiente de continua amenaza por parte de los corsarios en la época. Era un constante estado de vigilancia. En Astondo había un fortín y en el acantilado de Barrika otro», evoca la presidenta del Museo de Plentzia.
Arantxa renteria
Y ahora, la bala hallada cerca del puerto da más fuerza a esas sospechas. «La lógica de la época nos habla que pudieron ocurrir más lances como este. No grandes enfrentamientos, por las características de la bahía, pero sí pequeñas rencillas». Aunque la moneda también nos presenta otra cara. «También puede ser que fuese parte del armamento que se les cayó a los marineros locales. No era nada raro que llevasen piezas de artillería para defenderse de los corsarios durante los viajes», razona sobre otra de las hipótesis. Porque la otra bala que hallaron el año pasado se encontraba donde actualmente está el campo de fútbol, lejos del posible escenario de rencillas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.