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¿Sabe el lector cuándo empezaron los cuidados? Se remontan «al Paleolítico Medio» tal y como ha recordado hoy Beatriz Artolazabal, consejera de Igualdad, Justicia ... y Políticas Sociales. En ese periodo remoto, que se inició hace 100.000 años y que concluyó hace 35.000, algún ancestro de nuestra especie se apartó de sus quehaceres cotidianos y comenzó a ayudar a un semejante que estaba herido o moribundo. «Fue el inicio de un camino, colectivo, de organización social de los cuidados. Hoy nos vais a escuchar repetir una idea: somos las personas quienes cuidamos a las personas. Es una idea básica, pero imprescindible», argumentó Artolazabal en la puesta de largo del nuevo modelo de servicios sociales, que está llamado a «desfamiliarizarse y desfeminizarse» para que sea la Administración quien ofrezca más apoyo. «Instituciones sociales como la familia que, en toda su evolución y diversidad, siempre ha ofrecido cuidados. Sobre todo somos las mujeres quienes cuidamos, en el ámbito familiar y en el institucional. Cuidamos con escaso reconocimiento y vinculadas al trabajo reproductivo», valoró.
Ante una nutrida representación de entidades del llamado Tercer Sector, como la Fundación Matia, Euskofederpen, betiON, LARES, Agintzari, Hirukide, AFAE, Unicef, SIIS, Edeka, FEVAS, Biltzen, Novia Salcedo y EGK, la consejera ha reclamado que «visibilicemos, valoremos y repartamos» los cuidados. «Esta reorganización debe suponer la desfamiliarización y desfeminización. Esta es una tarea que debe ser compartida por hombres y mujeres, por las instituciones públicas y por las familias o la comunidad. Pero también por las empresas y el tercer sector social», señaló. El plan supone todo un viraje, tal y como avanzaba hoy este diario, y está llamado a retrasar la llegada a las residencias de los mayores. Tal y como defendió uno de sus impulsores, Rafa López Arostegi, «tenemos tiempo para hacer esta reforma pero, de no hacerla, los servicios sociales no podrían resistir la llegada de la generación del 'baby boom'». Es una necesidad que «se alinea con la ley y con lo que quieren mayoritariamente los mayores». Uno de los planes pilotos se ha probado ya en Gipuzkoa y consiste en situar una figura, un agente para cada caso, que coordina la atención sanitaria, la teleasistencia y los servicios sociales municipales. El cambio de modelo tiene otras patas, como la reorientación de los centros de jubilados para adaptarse a las nuevas necesidades o crear oficinas a pie de calle para fomentar un envejecimiento activo.
La consejera explicó que «es necesaria una transformación profunda en un espacio de tiempo relativamente breve, unos 10 ó 20 años, particularmente en el ámbito de los servicios sociales. «Se han de habilitar, por tanto, políticas de transición que requieren objetivos compartidos y máxima coordinación y cooperación entre los tres niveles institucionales para conseguir los efectos que se pretenden. La justicia social y la igualdad, así como el contexto social actual, reclaman reforzar los cuidados institucionales, particularmente de las personas más jóvenes y mayores». Y es que el plan, aunque pivota sobre el resto demográfico del envejecimiento, contempla también medidas para los cuidados de menores, como la creación de más guarderías de cero a dos años.
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