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Los árboles son vecinos silenciosos, testigos inmutables de la historia que, a cambio de lluvia y sol, nos proporcionan sombra, cobijo y aire puro. Sirven de sumideros de carbono, frenan la erosión del suelo... Bilbao cuenta con unos 35.000 ejemplares dentro de su casco ... urbano, de los que 21.000 están en los parques y jardines, donde predominan los tilos y los plataneros, mientras que en las calles abundan los aceres, los aligustres, abedules, fresnos, castaños de indias, arces... Y eso que muchos mueren cada año por temporales o enfermedades. Además, y aunque es imposible saber la cifra exacta, responsables municipales apuntaron hace años que el número de ejemplares se dispara a más de 250.000 contabilizando los que pueblan los cinco parques forestales: Artxanda, Monte Avril, Arnotegi, Pagasarri y Arraiz. En total, más de 200 especies forestales crecen en la villa.
Entre las pistas y caminos empinados que ascienden a las atalayas del botxo se abren paso diez millones de metros cuadrados de zonas verdes, frente a los dos que hay en el centro. Estos, por sí solos, arrojan un pobre balance: la villa solo cuenta con cuatro metros cuadrados urbanos de 'verde' por vecino, cuando el mínimo es de cinco, aunque el número aumenta si se tienen en cuenta los que hay en los montes.
Allí, precisamente, se han plantado en el último lustro 1.114 árboles autóctonos. Si sumamos los que se han puesto en parques y jardines, la cifra se eleva a 5.436. Y en lo que va de año, ya han insertado otros 639 en Arnotegi y Pikotamendi. Las especies más plantadas son el abedul, el roble, el castaño, el fresno y el nogal. Ejemplares de entre ocho y diez años, de unos 18 centímetros de diámetro, han ido sustituyendo a especies a las que el Ayuntamiento ha declarado la guerra: la robinia pseudoacacia, la mimosa y la acacia negra - esta última mucho menos frecuente- son invasoras que amenazan al resto.
Así, se han eliminado árboles exóticos de una superficie de 290.000 metros cuadrados de monte, similar a lo que ocupan 29 campos de fútbol. Esta política no es nueva. Por ejemplo, en 1995 se repobló una ladera entera del Pagasarri con hayas. Aquí hay más de 18.000 de estas caducifolias autóctonas. Se han hecho importantes esfuerzos en repoblar también las laderas del Arraiz. «Ya se puede comprobar cómo ha cambiado el color de los montes. Antes, si mirabas a Artxanda, no había arbolado y era todo arbusto bajo, y ahora da verdadero placer alzar la vista hacia allí. Aunque éste, el de cambiar la fisonomía de los bosques, es un trabajo que requiere una o varias décadas», explica Marta Barco, responsable de Servicios y Calidad de Vida del Ayuntamiento.
Algunos concejales celebraron este jueves el Día Internacional de los Bosques como manda la tradición municipal: acompañados por escolares de la ikastola Abusu y el IES Ibaizabal, plantaron cinco perales de flor en el parque Ibaieder de La Peña. Uno de los profesores, presente en el acto, aprovechó para alzar un cartel con una sola palabra: Bolintxu. Un valle único en Bilbao que, según los ecologistas, peligra por la ampliación de la Supersur.
Asier Abaunza, el responsable de Espacio Público, puso en valor el patrimonio natural de los bilbaínos tanto en el centro como en el cinturón urbano. «Todos estos espacios verdes son nuestro pulmón. Y los seguiremos ampliando». El concejal de Sostenibilidad, Alfonso Gil, defendió que «los árboles son el mejor filtro del aire que tenemos. Cuantos más haya, menos medidas paliativas necesitaremos contra la contaminación».
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