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A finales del pasado año este periódico revelaba que desde 2019 Bilbao había perdido 4.000 plazas de aparcamiento gratuito en sus calles. En concreto, había pasado de 18.496 espacios justo antes de la llegada de la pandemia del coronavirus, a las 14.404 ... actuales, según datos facilitados por el área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento. El motivo, lógicamente, fue la extensión de las zonas azules y verdes a varios puntos de la ciudad.
Pues ahora, con lo de Olabeaga, la cifra va a bajar de 14.000 porque en el barrio ribereño hay 451 plazas que pasarán a tener OTA a partir de julio. La maniobra forma parte de una estrategia que busca no solo, ni principalmente, facilitarle el aparcamiento a los vecinos. Lo que se quiere es ir poniendo coto al coche privado para que la movilidad se vuelque en el transporte público y sea más sostenible.
Lo que ocurre es que esta filosofía provoca ciertas tensiones porque el transporte público ni llega a todos los rincones de Bizkaia ni es demasiado eficiente en algunos de ellos. Así que hay gente que necesita ineludiblemente utilizar el vehículo privado para desplazarse. ¿No convendría darle una solución a esas personas? ¿Por qué no emplear ciertas energías también en habilitar aparcamientos disuasorios para quienes no pueden utilizar el transporte público?
La concejala Nora Abete señala que «estamos haciendo esa reflexión», pero de salida no le ve mucho futuro. «Todos los expertos nos dicen que los aparcamientos disuasorios no deben estar en la ciudad», señala. Habla de habilitarlos en puntos razonablemente distantes y próximos a medios de transporte de gran capacidad. Ejemplos de esto son los parkings del BEC y de Leioa.
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